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NBA

Opinar es fácil con los ojos cerrados

Acogiéndome al Artículo número 20 de nuestra Constitución, apelo a mi derecho a expresar y difundir libremente mis pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción. En este caso, gracias al altavoz que esta santa casa me otorga.

El lunes se disputó el primero de los dos encuentros amistosos que los Oklahoma City Thunder, franquicia de la NBA perteneciente a la Conferencia Oeste y a la División del Noroeste, van a disputar en nuestro país, fruto del programa NBA Global Games, un proyecto que tiene como fin la expansión de la mejor liga del mundo por cada rincón de la Tierra. Hasta ahí, todo correcto.

Al finalizar el partido, y tras disputar una prórroga, el Real Madrid se imponía por 142 a 137. La felicidad en los blancos y su parroquia era tan exaltada como lógica, no todos los días se puede jugar contra un equipo de la NBA, y mucho menos tener la ocasión de hacerles hincar la rodilla. El problema vino después del partido, cuando todo ser viviente con cierto aprecio por los colores del Madrid, ya fuera aficionado o profesional de la comunicación, lanzaron por todas las vías habidas y por haber la idea, transformada casi en mantra, de que si el Real Madrid jugase en la NBA, no sólo ganaría partidos, sino que incluso jugaría los playoffs. Una vez soltada la bomba, había que esperar la reacción del vulgo. Y no decepcionó.

Partiendo de la base de que la afición al baloncesto en nuestro país está creciendo, todavía tiene un número de seguidores irrisorios en comparación con otros deportes. Y dentro de esa minoría, los que eligen ver la NBA son todavía muchos menos. Pero he de reconocer que son un público especializado, preparado, coherente y con conocimiento. Es decir, que van al cole. Si esta expresión te ha sonado rara o clasista, permíteme aclararla. No apelo a que cada persona que vea baloncesto tenga en su casa colgando de un marco un papel que ponga que es poseedor de cierta titulación académica, lo primero porque considero que la inteligencia de las personas no reside en algo tan banal como tener o no estudios. Apelo a que la gente opine y hable con conocimiento de causa. Decir que un equipo europeo de baloncesto, por muy grande que sea su historia y sus vitrinas, puede jugar y dar la talla en la NBA es una soberana tontería. Y no, no es tampoco una cuestión de objetividad ni de imparcialidad, puesto que yo, Iván Libreros, soy de todo menos objetivo, cualquiera que haya leído lo que tengo a bien publicar así lo podrá corroborar.

El problema es que todo vale con total de ensalzar los méritos propios y por supuesto, todo vale para desprestigiar al deporte estadounidense, ese al que tanto odio procesan algunos y que tan rápido se les pasa llevando merchandising de sus equipos. Todos tenemos una opinión, y al igual que yo apelo en este escrito a mi derecho para expresarla, todos los demás también pueden y deben hacerlo, faltaría más. Pero sentar cátedra teniendo lagunas del juego, me parece excesivo. Lo ejemplificaré. Servidor es fan del fútbol americano desde hace poco tiempo, 3-4 años, tiempo suficiente para coger bastantes conceptos esenciales y poder entender al menos una parte del juego. Hasta ahí llegan de momento mis conocimientos. Me gusta verlo y disfrutar, pero no me creo con legitimidad para cuestionar el orden establecido como si ha sucedido en las últimas horas con las opiniones vertidas por tanta gente acerca de la NBA y el baloncesto en general.

Un héroe en Madrid | Getty

Un héroe en Madrid | Getty

El foco del debate está en tres puntos. El primero, la creencia casi obsesiva de si el Real Madrid podría tener sitio, primero en la NBA y después, en lo que han tenido a bien llamar clase media. La respuesta es clara y concisa. No. Pero esta negativa viene argumentada, a diferencia del sí, que tan sólo se sustenta en la euforia por haber ganado un partido amistoso. Amistoso, sí. Y es que he consultado el diccionario de la Real Academia Española para buscar el término amistoso a ver si en las últimas horas había mutado su significado, y de esta forma, confirmar mis sospechas. La segunda definición de amistoso reza lo siguiente. Dicho de un encuentro deportivo: que no es de competición. Pues eso, que no era la disputa de ningún torneo oficial. No quiero que se entienda como una crítica al aficionado madridista, que se lo pasó en grande y disfrutó, todo lo contrario, mi crítica es a la creencia generalizada y equívoca de que podemos sentar jurisprudencia hablando de un deporte, o en este caso de una liga, la NBA, cuando no se sigue ni se conoce a fondo. El Real Madrid ganó el partido, sí, pero haciendo un innecesario derroche físico a estas alturas de temporada y ante un rival, que tras mandar por +20 en el tercer cuarto y perder a su center titular antes del descanso, se relajó de sobremanera sentando a su estrella en el banquillo hasta el final, prácticamente. Por no hablar de que en fases claves del partido, llegaron a jugarse el encuentro tipos como Price, Singler, Abrines, Huestis, etc. Segunda unidad muy tacañona. Mérito por ganar el partido, pero en su justa medida. Unos jugaban su primer partido amistoso del curso, y otros venían de una pretemporada completa y tras haber disputado el primer título oficial del año hace 10 días.

Un equipo como el Real Madrid no tiene los medios económicos para ni siquiera plantearse un traslado ficticio a la mejor liga del mundo. Por decir una razón extradeportiva, que parece que las hemos olvidado. El conglomerado NBA es tan grande que va más allá de las narices de aquellos que sólo son carne de resúmenes de 5 minutos y highlightsPor no hablar del casi cómico argumento que apela a la magnitud de la plantilla del Real Madrid como aval para sentarse a comer en la mesa con los mejores manjares del mundo. De los 14 jugadores que tiene en nómina la entidad blanca, solamente Sergio Llull y Gustavo Ayón tienen nivel suficiente como mantenerse en el tiempo y aspirar a disputar un puñadito de minutos en la NBA. ¿Qué tiene de malo triunfar en el baloncesto europeo? Parece que molesta jugar aquí toda una carrera.

Sergio Llull es el segundo punto del debate que planteaba más arriba. El base español es sin duda, un TOP 5 europeo hoy por hoy en la Euroliga. El paso del tiempo lo colocará en el Olimpo madridista por sus títulos, hazañas y amor propio. ¿Tiene nivel para NBA? Honestamente, creo que sí. ¿Tiene nivel para algo más que pelear por ser un fijo en la rotación de una franquicia de la sobreexplotada clase media de la NBA? Apelando de nuevo a mi honestidad, creo que no. La polémica la alimentó el general manager de Houston Rockets, Daryl Morey, franquicia que tiene los derechos de Llull en caso de que el balear decida dar el salto, cuando durante el partido del lunes y al ver el gran partido del de Mahón, dejó entrever en un tuit que quieren al tipo en Texas. Y claro, eso dio pie a la prensa para preguntar a todo miembro de Oklahoma si el base tendría sitio. Y se dieron de bruces con el tercer elemento de esta cruzada, Russell Westbrook, quien zanjó el debate diciendo que le daba igual si Llull iba o no a la NBA y casi echándose a reír ante la posibilidad de ver al Madrid dando guerra en la NBA.

Y eso, como no, fue usado por algunos para atizar al bueno de Russell. El problema está en generar opinión así. Un compañero de la SER, Francisco José Delgado, quien en un editorial mañanero atizó al base alegando que había faltado al respeto a la entidad madridista y por ende, a Llull. Le llamó sobrado, lo calificó de simplemente TOP, sí, al tercer mejor jugador de la NBA. Cosas que pasan. No le bastó con eso, enumeró la impoluta hoja de servicios del base, apelando a que Westbrook no había conseguido ganar títulos con OKC y Sergio con el Madrid y su selección, sí. Cosas de no jugar torneos europeos de selecciones siendo estadounidense y de no disputar hasta cinco posibles torneos con su franquicia. Pero el problema no está en atizar aprovechando el estatus, lo grave es no ir al cole. Ya que en el colegio enseñan a escuchar, y si hubiera escuchado se habría dado cuenta que Russell dijo: Me da igual si Llull podría jugar en la NBA, yo no soy la persona que decide esas cosas. Eso sobre el base, del Real Madrid, lo siguiente:  El Real Madrid es un buen equipo, pero no sé si valdría para la NBA. Explicadme la ofensa, que no la veo. Somos un país con un mal endémico, vemos la paja en el ojo ajeno y no la viga en el nuestro. Me incluyo.

Por ir acabando, el debate es tan sano como democrático, pero dentro de unos límites. Al igual que nadie cree que el New York City pudiera ganar la Champions League si jugara en Europa, por muy bien que carde la lana. Yo amo el basket europeo, como todo aficionado al baloncesto que se precie, me parece fabuloso aunque algo devaluado en los últimos años, al igual que nuestra ACB, la cual está muriendo sin que nadie la salve. Pero no hay color, es así de simple. Claro que triunfan europeos en la NBA, cada vez más, pero eso es una cosa y plantear traslados oceánicos, otra. Nadie dijo en 2007 que el Unicaja, después de ganar a Memphis, tuviera que jugar en la NBA. Así que por favor, hablemos con coherencia, sin faltar a nadie y disfrutemos. Disfrutar de ese universo lejano llamado NBA sin entrar en comparaciones o sueños estériles, más propios del ultra que del aficionado sensato. Aprendamos del juego y sus entrañas, para así no caer más en dudas filosóficas ni proposiciones indecentes que sólo responden a un profundo desconocimiento global del juego. Opinemos de todo, pero con sentido. Así vale doble.

Periodismo. Hablo de baloncesto casi todo el tiempo. He visto jugar a Stockton, Navarro y LeBron, poco más le puedo pedir a la vida. Balonmano, fútbol, boxeo y ajedrez completan mi existencia.

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