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Okaka Chuka renace para el fútbol de la mano de Mihajlovic

Joel SIERRA Stefano Okaka Chuka. El nombre sumado al apellido de cacofónico sonido ya indica por sí mismo la esencia multicultural del actual delantero de la Sampdoria. Okaka, hijo de inmigrantes nigerianos y nacido en Castigilione del Lago, a orillas del Trasimeno y en pleno corazón de la península itálica, iba para gran estrella del Calcio desde la que Roma, de la mano de Bruno Conti, se lo llevó a sus categorías inferiores procedente del Cittadella, adelantándose a un acuerdo casi cerrado con el Milan.

Con 16 años recién cumplidos debutó en el primer equipo giallorossi, dirigido entonces por Spalletti, una campaña después de haber liderado al Primavera en la consecución del título. Después llegarían más récords de precocidad. Italiano más joven en jugar competición europea y goleador más joven de la historia de la Coppa, además de un primer tanto en liga justo después de haber sustituido al mito Totti en un partido en Siena. Visos evidentes de un prodigio precoz, de una figura de talla mundial a pocos años vista, de un nuevo ídolo en Roma.

Nada más lejos de la realidad. Los pasos de Okaka se fueron diluyendo tras una buena campaña cedido en Modena, en Serie B. Tras ella, llegaron las idas y vueltas a la capital sin lograr hacerse nunca con un hueco. Empezaba la temporada como miembro de pleno derecho de la plantilla, en enero se iba cedido y en junio regresaba con la maleta llena de sinsabores. Así hasta tres veces –Brescia, Fulham y Bari- sin levantar cabeza, sin mostrar ningún atisbo de su enorme potencial en un círculo vicioso de decadencia sin freno ni salida aparente.

El Parma se hizo con sus servicios en enero de 2012 y pese a haber marcado tres goles en catorce encuentros, Stefano volvió a salir cedido, esta vez en dirección La Spezia, donde volvió a recuperar algunas de las sensaciones olvidadas desde su época en Modena, un lustro después. Con la madurez que otorgan los golpes del fracaso, Okaka parecía preparado para volver a la máxima categoría y adquirir en ella el protagonismo perdido pero apenas tuvo presencia en el equipo crociato al inicio de esta campaña, debido a las lesiones musculares y a no entrar prácticamente nada en los planes de Donadoni.


Okaka en el verano de 2008 con la Roma | Getty Images

La Sampdoria lo rescató del abismo en enero en un intercambio por Nicola Pozzi, aunque seguía sin haber motivos de ningún tipo para poder creer en su revitalización. Sin embargo, con la confianza fundamental que le ha otorgado Sinisa Mihajlovic, Okaka ha ido entrando con asiduidad, sin ser un fijo, en el once titular y ha respondido con cuatro goles y una asistencia en el último mes y medio de competición, en el que ha disputado seis partidos como titular con un muy buen rendimiento, que han ayudado notablemente al cuadro blucerchiato a certificar su permanencia.

Su espectacular gol el sábado pasado en Catania –el tanto de la jornada y uno de los del año- es el indicador perfecto. Un prodigio de potencia y definición después de haber cogido el balón prácticamente en el medio del campo, que recuerda inevitablemente al gran Ronaldo Nazario. Okaka Chuka ha vuelto a creer en sus posibilidades, a sentirse importante y está alcanzando un estado físico cada vez mejor. Todo ello le ha permitido volver a maravillar con su casi 1’90 de altura imponente y con la potencia extrema de un delantero con condiciones para ser devastador.

La Sampdoria se ha desinflado con tres derrotas consecutivas tras un mes de marzo espectacular. El hecho de haber conseguido certificar tan pronto la salvación ha relajado al plantel de forma evidente. Muchos pueden pensar que el bellísimo tanto de Okaka no sirvió para nada, ya que el equipo salió derrotado en casa del último clasificado. Craso error. Ha valido para confirmar la recuperación para el fútbol tantos años después de un talento precoz abandonado a su suerte que parecía destinado sin remedio a vagar por parajes futbolísticos poco halagüeños hasta su célere extinción entre las sombras.

A sus 24 años, Okaka ha encontrado el equilibrio necesario con un entrenador al que rinde total agradecimiento. No es para menos. Mihajlovic ha estabilizado sus constantes vitales, lo ha vuelto a poner sobre el escenario con un papel relevante. El técnico serbio está cerca de certificar su renovación con la Sampdoria y no hay noticia mejor para el atacante italiano, que espera ahora afrontar una nueva temporada al máximo nivel desde su inicio, con una continuidad que no ha tenido nunca en Serie A. Pero primero hay que terminar esta. Faltan cuatro partidos -uno de ellos en Parma- para demostrar a todos, cuánto se han equivocado al darle por muerto.

[Sigue toda la actualidad de la Sampdoria en @SampSphera]

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