Ojalá se vacíen los estadios

Ojalá se vacíen los estadios. Ojalá se disputen partidos sin aficionados, sin sonido ambiente, con cámaras que enfoquen a unas gradas sin aliento, frías.

Ojalá no encedamos la televisión. Ojalá no veamos fútbol ni de pago ni en abierto. Ojalá juguemos en las calles a la hora del partido.

Démosle a Javier Tebas lo que quiere: un fútbol sin sentimiento, de mercadillo. Démosle motivos para que convierta el mejor deporte del mundo en un sinsentido.

Ojalá se sienta solo, sin respaldo, confuso.

Ojalá los clubes no compitan más en el engaño.

Ojalá aprobemos todos una lección que ya tenemos aprendida, y le demos al fútbol lo que sí se merece: la sonrisa de un niño que pisa por primera vez su estadio y advierte que después nada será lo mismo.