Literalmente el mejor partido que se puede ver entre dos equipos españoles. Dejando a un lado la competición en la que se juegue, o la importancia real a nivel deportivo de cada partido, un enfrentamiento entre Madrid y Barcelona es, indiscutiblemente, el mejor partido que se puede ver en España.
Por historia, por nivel, por significado, por la rivalidad… Es un cúmulo de cosas que hacen del Clásico un partido diferente, un partido en el que no importan momentos de forma, rachas ni quién va mejor en la tabla. No responde a nada de eso. Un ejemplo clarísimo fue la visita del Barcelona al Bernabéu la temporada pasada. El Barça, muy por detrás del Madrid en liga, asaltó el estadio merengue y le endosó un 0-4 que pasó a la historia del fútbol español. Por supuesto, la liga la terminó ganando el Madrid pues la distancia de puntos fue insalvable y el Barça tampoco hizo méritos en la recta final para merecerlo, pero la satisfacción de golear al Madrid en el Bernabéu sí la consiguieron.
El de mañana es un Clásico peculiar. El Barça llega tras haberse quedado colgando de un fino hilo en la Champions, un hilo tan débil que con toda seguridad se romperá en unos días. Su estado de ánimo no es el mejor, de hecho es muy mejorable tras este fracaso. Porque quedarse fuera de la Champions en fase de grupos con este nuevo proyecto es lo que es: un fracaso. Por supuesto hay que tener en cuenta el difícil grupo que le tocó, incluso los clarísimos errores arbitrales de las visitas a Múnich y Milán, pero eso no quita que el no conseguir el objetivo sea un fracaso. Con los ánimos crispados llega la visita al Bernabéu.
El Madrid, por su parte, llega en un momento de calma. Segundos en LaLiga empatados a puntos con el Barça, líderes sin dificultades en su grupo de la Champions… Lo único que puede desestabilizar es la baja de Courtois en portería. Seguro que es influyente pues el belga es uno de los mejores porteros del mundo, por no decir el mejor, y es decisivo en cada partido que juega. Lunin tendrá que sustituirle, difícil tarea.
Pero como decía antes, los estados de ánimo y momentos de forma se suavizan en un partido con tanto significado. Quizá podríamos pensar que el Barça lo jugará «con menos sentimiento» pues una parte importante de la plantilla no lleva mucho tiempo en el club, pero han sido precisamente los que más han calentado el partido. Tanto Raphinha como Lewandowski han dicho públicamente las ganas que tienen de este partido y de enfrentarse al máximo rival. Robert incluso recordaba los cuatro goles que le marcó con el Borussia Dortmund en las semifinales de la Champions League.
Llegados a este punto, solo me queda desearle a todo el mundo un feliz Clásico aunque, por supuesto, solo puede ganar uno por lo que solamente uno terminará feliz. Un empate también es una posibilidad, pero me da la sensación de que ese resultado no dejaría contento a ninguno. Un Clásico va de intercambiarse golpes, firmar la paz no es propio de este partido. Dicho esto, que gane el mejor.
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