Norman y unas lágrimas suizas

Lo conocen por su cara, no por su nombre. De hecho, es
un trofeo deseado. Plata por fuera, oro por dentro. Pero pocos conocían su nombre e historia hasta que
Roger Federer lo sacó a pasear desde que ganó la final del Australian Open en
2017. Fue literal: Federer hablaba de Norman, en una imagen que colgó el
tenista en su cuenta de Twitter; Norman abandonaba la cálida Australia para
pasearse por los alpes suizos, a rebosar de nieve a finales de mes de
Enero. 

Es el trofeo que se entrega al ganador del
cuadro masculino individual del Australian Open; su nombre oficial es el de
Norman Brookes Challenge Cup, y coge el nombre de Sir Norman Everard Brookes,
un tenista australiano de principios del siglo XX que levantó 6 Copas Davis y
tres Grand Slam. 

A Norman lo ha abrazado y besado Federer
en 6 ocasiones. Lo ha visto llorar en 3 ocasiones muy significativas. La primera
fue muy amarga para el suizo; en 2009 y después de batallar durante 5 sets ante
Rafa Nadal, Roger rompía a llorar en la ceremonia de entrega de trofeos. Norman
se lo miraba allí, a lo lejos, en manos de un nuevo inquilino que no lo ha
vuelto a morder.

Lo cierto es que ha pasado casi una década
desde esas primeras lágrimas, y Nadal y Federer siguen siendo los protagonistas
del circuito. La segunda vez que Norman vio llorar al tenista de Basilea fue el
año pasado, pero esta vez de alegría. Y la tercera el 28 de Enero de 2018.

Contigo, Norman, empezó todo. Se construyó
un primer Grand Slam después de varios meses alejado de las pistas (y,
probablemente, el más inesperado de su carrera) y hoy, 29 de Enero, Federer
tiene 20 Grand Slam y el número 1 no es un sueño inalcanzable; de hecho hoy
está más cerca que nunca, a apenas 155 puntos ATP.

Pero para Norman, Federer nunca dejó de
ser el número 1.