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No existen los límites con LaMelo Ball

No eran muchos los que confiaban en LaMelo Ball cuando salió elegido en la tercera selección del draft. Sin embargo, el joven base se ha reivindicado a base de grandes actuaciones individuales que, curiosamente, han coincidido con un golpe en la mesa de los Charlotte Hornets en el escenario de la Conferencia Este. Tan solo una lesión en la muñeca ha detenido una carrera fulgurante hacia su premio de rookie del año.

Sin una Summer League y un training camp normal, debido a las urgencias de la temporada, los Hornets no tuvieron demasiado tiempo para poner a LaMelo al día antes del comienzo de la temporada. Pero aún así, descubrieron rápidamente que el pequeño de los Ball es capaz de desarrollarse a pesar de no estar en un entorno del todo estructurado. Lo primero que quedó en evidencia fue que las cualidades que Ball prometía como gran pasador se trasladarían a la NBA, pero no se quedaría solo en eso.

Al ser su primera temporada en la liga, James Borrego comenzó otorgándole un rol de sexto hombre. Sin embargo, a medida que pasaban los partidos, y viendo lo bien que funcionaba el equipo con el joven Ball, se volvió imposible dejarle fuera del quinteto titular. Hasta que apareció la lesión, cuanto más subían los minutos que jugaba LaMelo, más convencía individualmente y más brillante se volvía el presente y futuro de los Hornets.

La franquicia de Michael Jordan no acostumbra a jugar a la velocidad del rayo, pero esta temporada están entre los cinco primeros en puntos al contraataque y en asistencias. LaMelo es responsable de buena parte de estos hitos. A pesar de haber jugado poco más de 25 minutos por partido, su producción de pases por minuto es de alrededor de dos, solo superada por jugadores como Jokic, Sabonis, Ben Simmons o Draymond Green. La tasa de Ball es incluso mejor que la de Doncic, Harden o la de su hermano Lonzo.

Cuando hablamos de rookies, existe la creencia de que cuanto más jóvenes sean, menos podrán contribuir de inmediato. LaMelo, que fue el tercer jugador más joven en el draft de este año, está rompiendo ese estereotipo, pero no de la manera habitual. En lugar de inflar estadísticas de anotación en un mal equipo, sus habilidades de pase han ayudado a energizar la ofensiva de los Hornets y su aportación al rebote ha sido una grata sorpresa. Es uno de los líderes de un equipo competitivo y recientemente se convirtió en el jugador más joven en la historia de la liga en registrar un triple-doble.

Hay algo paradójico en la experiencia de LaMelo. Por un lado, solo tiene 19 años y, a veces, verlo jugar en la NBA es como ver a un pintor en plena inspiración: desordenado, pero atractivo. Por otro lado, ya ha jugado en ligas profesionales de Lituania y Australia, de poco nivel pero con jugadores veteranos y duros, por lo que no se ve fuera de lugar en absoluto. Su coeficiente intelectual de baloncesto es tan palpable como su atletismo y, a pesar de que esa fractura de muñeca ha frenado su primera temporada en el mejor momento, ya nadie se atreve a cuestionar a un talento como LaMelo Ball. Sus posibilidades no tienen límite.

Imagen de cabecera: ImagoImages

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