Nibali, un año 'discreto'

La grandeza de un deportista se demuestra especialmente en los años menos buenos. Comparado con temporadas anteriores, el 2017 de Vincenzo Nibali no ha sido brillante. Bastante criticado, ha actuado por debajo de su nivel habitual o esperado en muchas carreras, manteniéndose durante varios meses en un segundo plano.

Y para ser un año discreto, como podría ser calificado ante las expectativas, los resultados de Nibali en este 2017… siguen al alcance de muy pocos: podio en el Giro d’Italia -tercero tras Dumoulin y Quintana-, podio en la Vuelta a España -solo vencido por Froome- y, como broche excepcional, el triunfo en el Lombardía. Muchos querrían tener años discretos así.

A sus 32 años, poco debería poderse criticar de Vincenzo Nibali. Un ciclista que ha ganado el Giro dos veces, el Tour, la Vuelta, dos veces el Lombardía y numerosas etapas y carreras al más alto nivel. Un hombre que, en mejor o peor, siempre se ofrece para dar espectáculo, capaz de estar con los mejores tanto en carreras de un día como en vueltas por etapas.

En el Monumento que cierra la temporada ciclista, Vincenzo Nibali dio una exhibición sobre cómo ganar una carrera de tanto prestigio como el Lombardía. Tras superar los míticos ascensos a la Madonna del Ghisallo y el Muro de Sormano, el tiburón lanzó un imponente ataque en Civiglio.

Nibali eliminó a todos sus rivales ahí excepto a Thibaut Pinot, al que solo pudo dejar al final del descenso camino de Como. El último repecho a San Fermo della Battaglia solo sirvió para demostrar su superioridad, que le permitió celebrar con tiempo su segundo triunfo en la carrera.

Para cualquiera que se atreva a decir que su carrera está acabada, Lo Squalo lanza un mensaje sobre la carretera: aunque los grandes triunfos lleguen con menos asiduidad, él seguirá con los mejores. Y, como en Lombardía, siendo el mejor.