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Nápoles: caos, pasión y fútbol

Esta vez no tenía miedo, ya la conocía. Iba seguro de lo que había y aún así me sorprendió con sucesos que no olvidaré, los contaré a lo largo del texto y sobre todo la vuelta al San Paolo, el caos que comanda la ciudad y la locura que respira una ciudad como Nápoles, anclada en el pasado con todos sus defectos y tesoros.

La llegada en tren a Napoli Centrale desde Roma Termini y en un regional, hace larga la espera. En la estación parece ser una más, una gran ciudad, donde la gente tiene prisa para subir y bajar a la máquina. Salidos a la calle y llegados al primer cruce, uno descubre la diferencia, el bullicio constante, de gritos y pitos. Cruza cuándo puedas y no mires atrás. El pito es una constante, quién sabe sea la bienvenida especial, no hay coche a estrenar, todos tienen marcas de guerra. El hotel en la misma plaza Garibaldi, parece una guarida, donde poder evitar Nápoles por unas horas, al menos hasta que te acostumbres a este ritmo de vida, no apto para cardíacos.

En el intento de comer en Da Michele, donde Julia Roberts, el propio Maradona o Pepe Reina han visitado en el centro de la ciudad resulta imposible por largas colas de espera. Optamos por el de enfrente. El camarero nos delata, somos de España. Nosotros no somos tan pícaros y él nos lo tiene que contar. El hombre que lleva papel y boli, que te sirve la pizza con pelo engominado hacia atrás y parece simpático y tranquilo es miembro integrante de la Curva B. Él es la cuarta generación de una familia que ha vivido domingo sí, domingo no, en la Curva del San Paolo. Su padre le inculcó esta afición desde pequeño, ahora bien, lleva tatuado en el antebrazo a la Curva que pertenece y junto a ello, el rostro de Maradona, su Dios, nos explica. No importa quién seas y que hagas por la mañana, todo el que conocíamos tenía su entrada, camarero, taxista o demás.

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El taxista que nos lleva al estadio, conoce la formación, altas y bajas, quien sí, quién no y porqué. Todos están informados. Resulta raro y emotivo a partes iguales, todos a una, con sus más y menos, tifan Napoli. En la Región de Campania, solo el Napoli está en la máxima categoría, por ende, su población cercana al millón y medio y pueblos alrededores que conforman entorno a los 3 o 4 millones de población tienen una misma razón. Y ahora más que nunca, después de 26 años sin ser campeón de invierno, con un San Paolo imbatido, con la llegada de Sarri y a un punto de la Juventus, es el año.

Sí el mejor año pero no el mejor momento. Higuaín solo ha marcado un gol en todo Febrero y lo hizo de penalti ante el Carpi. Parece que hay unos gramos de más y así lo ha indicado el presidente de la entidad, Aurelio De Laurentiis. Nancy, la madre del Pipita, parece que vuelve para cuidarlo y en los periódicos del país hablan de una dieta express para recuperarlo y llegar a Florencia al nivel óptimo. Una serie de desdichas desgracias han hecho al Napoli perder el liderato, quedar eliminado de la Europa League y teniendo la opción de recuperar el liderato no hacerlo frente a un Milan en el San Paolo. El gol-desvío de Zaza para perder el liderato, la genialidad de Denis para dar ventaja al Villarreal en el global, el fallo de Koulibaly ante el Milan para empatar y no ser líderes o el centro de Tomás Pina para empatar y cerrar la eliminatoria total.

Los napolitanos se despidieron de la Europa League, algunos querían pasar para viajar con el equipo, cosa que en Italia ante Juve o Roma no pueden hacer por seguridad. Otros, querían despedirse lo antes posible, centrarse en el partido de cada domingo, poder descansar  y pelear el Scudetto hasta el final. Pese a todo, ante el Villarreal fueron casi 30.000 los que acompañaron al equipo hasta el final, no dejaron de cantar y salvo unos insultos a última hora hacía la figura del presidente, el apoyo fue sobresaliente durante todo el encuentro.

El taxi de vuelta te resume todo lo que hemos contado. El coche era de siete plazas y acabamos siendo ocho encima de la máquina. Nosotros éramos tres y otros cuatro que cogimos de camino más el taxista, un napolitano cabreado y feliz, no sé mejor definirlo, y sobre todo, inmerso y adaptado al caos de la ciudad. Fija el precio, discute con el compañero de profesión por haber robado la clientela y arranca. El viaje fue para cerrar los ojos y empezar a rezar; cambios de sentidos, dirección prohibida, los semáforos no existen, la policía en cada esquina y la música en compañía. El taxista se sabía todas las canciones en español, era un vividor, sus 40 días en Cuba te lo resume todo. «Il Napoli gioca bene ma non fa gol». Todo lo contrario a él, conduce peor y hace gol.

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Para cerrar este episodio, no podíamos marchar sin visitar Da Michele, esta vez avispados, estamos sentados a las 12:30 en medio del bar, somos el número 66 y podemos decir que desayunamos pizza. Imagínense cuántos iban detrás de nosotros, a la salida, un sinfín de cabezas en busca de un papel del camarero donde indicará su turno. En medio de la comida, el sorteo de octavos de final de la Europa League, el Napoli ya no está, esta descansando y centrado en el partido de lunes, que se antoja vital, su visita a Florencia para seguir apretando a la Juve. Hay dos caminos, ganar o no, a los napolitanos no les importa la eliminación y sí lo que ocurra el lunes en el partido que cierra la jornada, no importa lo que haga la Juventus. De ganar en campo difícil, Febrero habrá sido más regular que mal, el Napoli seguirá en la pomada y optará por el camino de pelear hasta el final de lo contrario, Febrero puede ser el mes del caos. Se empezó como líder y entre los favoritos de la Europa League y puede despedirse a cuatro puntos de una Juve que se aleja y eliminados de Europa.

El miedo está presente, nadie afirma o habla de Scudetto. Todos tuercen la cabeza, saben de la dificultad y aunque todos lo piensen, mejor no hablar. Maradona cada vez que habla cambian las cuotas. A principio de temporada, comentó que Sarri no era el adecuado y desde entonces, el mister solo hizo que ganar hasta recibir las disculpas del ídolo argentino. En la previa ante la Juve, volvió a hablar y todo esto ha sucedido. Florencia manda y las entradas para el sector visitante ya se han agotado. Es impresionante la fidelidad que perjuran sus aficionados a este club, amor eterno, pase lo que pase. Se puede criticar, puede jugar mejor o peor, gramo arriba o gramo abajo pero cuando el Napoli jugaba en Serie C, 55.000 espectadores llenaban el San Paolo. Por esto, entre el caos de su vida y la pasión del fútbol siempre es recomendable visitar Nápoles e ir al San Paolo al menos una vez en la vida. Tengas ilusión o no, vayas con miedo o no, lo verás y te dejará muerto, boquiabierto con cosas qué pensar y con muchas preguntas sin respuesta. Poco a poco la irás conociendo pero para eso has de retornar.

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@PipeOlcina17 | 1995. Periodismo. Peor sería tener que trabajar, que decía en un cartel de la redacción del Times.

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