Llegó como fichaje de relumbrón, como futbolista deseada durante años por los grandes de Europa y que tomó la decisión de salir de su casa, por fin, para poner rumbo nada menos que al nuevo Real Madrid. Pero Nahikari García, salía por primera vez de Donosti, vivía por primera vez las exigencias de un club con poco recorrido en la sección femenina pero con una legendaria historia detrás, y fue atormentada por una serie de lesiones que lastraron su fútbol. Un contexto nada agradable, una adaptación de lo más complicada.
La competencia, además, es feroz. Nahikari tuvo que luchar por un puesto la pasada temporada con Esther, Asllani, Moller, Lorena Navarro, Athenea… Con Toril, el equipo se ha acostumbrado a jugar con una única punta, una Esther que se ha convertido por méritos propios en la ‘9’ del equipo. La pasada campaña anotó 14 en Liga y en esta ya suma tres en cuatro jornadas, otro en Champions y el histórico tanto a Estados Unidos con España en El Sadar. En muchas ocasiones a lo largo del año pasado, Nahikari tuvo que asumir un rol que prácticamente nunca había tenido que desempeñar: el de esperar su oportunidad en el banquillo. El de calentar y a veces no jugar. Anotó cuatro goles en 24 partidos, el peor bagaje de su carrera y la menor cifra en ocho años, cuando en la temporada de su debut con el primer equipo de la Real Sociedad firmó los mismos goles… en ocho partidos.
Pero había razones para confiar en la delantera de Urnieta. Nunca ha desfallecido, su estado físico volvía a ser óptimo y empezaba una nueva temporada con todas las posibilidades intactas. Hizo la pretemporada de principio a fin y convenció a Toril, que le está dando minutos tanto de inicio como saliendo del banquillo. Así marcó ante el Valencia, regateando a Enith Salón y definiendo a placer. Fue titular ante Athletic y Alavés, marcando en uno y asistiendo en otro. Y volvió a ser suplente ante el Levante, entrando en la segunda mitad y firmando el gol del empate definitivo a dos con una estupenda vaselina.
Son tres goles y una asistencia en cuatro jornadas. Son cifras de jugadora letal, aquella que se había confirmado como estrella del fútbol español y un tesoro para la Selección. Que vuelva a ser diferencia es una gran noticia para el Real Madrid y un bendito problema para Toril, que haría bien en probar un cambio de sistema y hacer posible una pareja que a buen seguro provocaría pánico en las defensas. Porque Nahikari ha vuelto, si es que algún día se fue.
