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Nada es imposible

España ya cuenta con su primera deportista con nombre y apellidos en los próximos Juegos Olímpicos de Tokio 2020. No es una desconocida, ni mucho menos. Hace nada menos que 15 años estuvo presente en Atenas 2004 sin haber cumplido la mayoría de edad y logrando un meritorio octavo puesto que le hizo acreedora de un diploma. En este tiempo ha pasado Pekín, Londres y Río, pero Blanca Manchón no estuvo en ninguno de ellos pese a confirmarse como una de las mejores bazas de nuestro país. ¿Por qué?

De pronto le surgió una dura contrincante. Una Marina Alabau (sevillana, como Blanca) que acabó siendo campeona olímpica en Londres en la modalidad RS:X. La ausencia en los tres Juegos no hundió a Manchón, que acumuló notables éxitos durante esos años: seis títulos mundiales, cinco medallas continentales (un oro, dos platas y dos bronces), además de recibir en 2010 el premio a mejor navegante mundial del año por la ISAF. Tras disputar el Mundial de 2016, recibió una noticia inesperada: Estaba embarazada. Unos meses después se había quedado sin patrocinadores.

“No hay derecho que se tenga que elegir entre ser madre o deportista, porque si lo piensas, un parón de ese tipo te deja sin recursos durante un tiempo que luego te impide remontar”. Contra viento y marea, Blanca Manchón remontó. Casi sin material, sin más apoyo que el de su familia y tres meses después de dar a luz, se inscribió en el campeonato del mundo de Raceboard celebrado en Salou. Lo pagó todo de su bolsillo y acabó ganando el oro. Los patrocinadores volvieron. 

Sin Alabau (ha dejado el ciclo olímpico), fue Blanca la que asumió la responsabilidad de luchar por la plaza olímpica en clase RS:X para la federación de vela. La consiguió en el Mundial de Aarhus con un sensacional 12º puesto. Luego le tocó reafirmar su presencia en los Juegos, un momento que ha esperado los últimos 15 años. Lo consiguió en el Europeo de Palma, alcanzando la novena plaza y situándose como la mejor regatista española por delante de Pilar Lamadrid y Blanca Carracedo. Volverá a ser olímpica, pero no se contenta con participar, ni mucho menos. “Estoy segura de que entrenando fuerte, teniendo las cosas claras, sintiéndome fuerte y creyendo en mí misma puedo conseguir una medalla”. Ya ha logrado remontar situaciones extremas para alcanzar sus sueños, así que… ¿Por qué no? “Todo parece imposible, hasta que se consigue”.

Alicante, 1991. Mi madre siempre me decía: "No sé por qué lloras por el fútbol, sino te da de comer". Desde entonces lucho por ser periodista deportivo, para vivir de mis pasiones (y llevarle un poco la contraria).

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