Mundial de fútbol – Chile 1962, 'Una radio políglota'

Se sabe que Garrincha, icono brasileño en Suecia durante el Mundial de 1958, fue engañado por uno de los masajistas de Brasil durante el torneo a causa de un aparato de radio. El bueno de Manuel, ‘Mane’ para los amigos, compró durante su día libre, una moderna radio de fabricación sueca. La expectación de sus compañeros fue cortada por el citado masajista, Mário Américo, que sostuvo ante el extremo brasileño que comprar una radio en Suecia era una temeridad, pues sería capaz de transmitir emisoras en sueco. Garrincha, desconfiado, empezó a pasar las emisoras, temeroso de que el masajista tuviera razón. En efecto, las emisoras devolvían únicamente voces en sueco, por lo que la inocencia del delantero, conjugada con la pillería del miembro del equipo técnico, se saldaron con la mala reventa de la radio al propio Américo, por algo menos de la mitad de lo que le costó originalmente. Una anécdota simpática de una selección que poco después, conseguiría su primer Mundial. 

Solo cuatro años después, en Viña del Mar, Chile, los habitantes vivían con pasión la que sería su primera gran cita futbolística como anfitriones. Su templo era el estadio de Sausalito, inaugurado en 1929 y muy cerca del centro de la ciudad. En ese verano de 1962, Viña del Mar vivía una fiesta de fútbol, sabiendo que Brasil, reciente campeona, jugaría sus partidos de la fase de grupos en su estadio, junto a Checoslovaquia, España y México. Ese factor de ilusión se vio cortado por un hecho inesperado. A mitad del segundo partido, ante Checoslovaquia, Pelé, tenía que abandonar. El resultado de cero a cero parecía llorar la salida del mejor futbolista del momento. Una ausencia que duraría el resto del torneo y que dejaría, a priori, un complejo escenario para Brasil.

Mientras uno de los protagonistas de la anécdota de 1958 intentaba recuperar muscularmente al delantero estrella de Brasil, el otro, ‘Mane’ Garrincha, decidió tomar los galones y guiar a su selección hacia su segundo mundial consecutivo. Este cruce de destinos, solo cuatro años después, añadió la llegada de otro protagonista inesperado. Con apenas 22 años, Amarildo entraba a escena por la forzosa salida de Pelé. El delantero consiguió dos goles en el siguiente partido, encaminando el pase a la siguiente ronda, en la que ante Inglaterra y con un partido memorable de Vavá y del ya citado Garrincha, Brasil volvió a parecer imparable. Un conjunto que a pesar de la lesión de su mejor futbolista fue capaz de convencer con juego y plantilla de que su deseo del mundial como selección iba más allá de estrellas, titulares o suplentes. Brasil era uno.  Ante Chile, Garrincha volvió a vestirse de Pelé para que, mediante un fútbol resolutivo y vistoso, convencieran a todas y todos de que estaban en el Mundial solo para ganarlo. El juego de Garrincha superaba con creces las expectativas, a pesar de que siempre fue un pilar fundamental en la Brasil de Feola y Moreira. 

Quizá los goles de Pelé y su dimensión global en la historia del Santos y de la selección opacaron la tremenda incidencia del ‘7’ en la ‘verde-amarela’. Así como el talento de Garrincha sirvió para que, en 1958, Pelé y Brasil dieran su mejor versión, en Chile, el crack de la ‘canarinha’ fue ‘Mane’. Un talento que, con cuatro goles, empatando con Albert e Ivanov, formaría parte para siempre de la historia de los mundiales. Llevaría a vitola de haber sido líder absoluto en la Brasil que consiguió ser la primera selección en ganar el Mundial en Europa y América. No sabemos si después, agradecido, Mário Américo, devolvió a Garrincha la radio o la plata. Lo que sí sabemos es que, por siempre, la inocencia del genio a la sombra del genio, el auténtico y eterno mago del regate, firmaría con fútbol una historia que retransmitieron en todas las radios del planeta, en portugués, inglés, español… y sueco.