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Mirandés, déjate la piel

Caprichos del destino. El 27 de mayo de 2012 el C.D. Mirandés lograba ascender a Segunda División. Justo cinco años después, los de Miranda del Ebro certifican su descenso a Segunda B en Almería.

En el recorrido, la afición ‘jabata’ ha saboreado una etapa en la que sin duda predominó la gloria sobre el sufrimiento. Históricas participaciones en Copa del Rey y meritorias temporadas en la categoría de plata del fútbol español. Un club que ha sabido aprovechar su presencia en el fútbol profesional, perfeccionando todas las parcelas del club y trabajando habitualmente con la seriedad y el criterio necesarios para crecer en todos los sentidos.

Deportivamente, el club ha remado siempre en la misma dirección, tratando de confeccionar plantillas que combinaran a la perfección la experiencia con la juventud para dar estabilidad a un proyecto que encontró su máxima expresión de la mano de Carlos Terrazas, técnico que impregnó de un estilo propio y característico a un equipo que sorprendía al fútbol español paulatinamente logrando hitos a través de una formación peculiar.

Sin embargo, el buen trabajo no asegura el éxito. El comienzo de la actual temporada fue esperanzador, prometedor. De hecho Terrazas llegó a pensar en cotas mayores. Entre delirios de grandeza, trataba de encontrar la fórmula de convencer a sus jugadores de que la proeza era posible. Tras ser el conjunto cuya imbatibilidad se alargase más en el inicio de campaña, poco a poco los astros comenzaron a alinearse de tal forma que aquel equipo férreo y seguro se transformó y se diluyó.

El desenlace, cruel para los de Miranda, sería la condena al descenso. En su desesperación por el drástico giro de los acontecimientos que arrastraba al equipo al abismo, desfile de entrenadores que pasaban por el banquillo de Anduva sin lograr evitar lo inevitable. Si el 27 de mayo era fecha destacada, en esta ocasión quedará marcado con infausto recuerdo.

Cuando el colegiado señalaba el camino de vestuarios tras los 90 minutos en Almería, el Mirandés dejó de lado las matemáticas. Fran Cruz miraba al horizonte, desde el centro del campo, mirada perdida de aquel que sufre consecutivamente dos descensos y no logra encontrar razones para castigo tan severo. Kijera, volcado en ataque en búsqueda de lo imposible, se sentaba sobre el verde, quitándose lentamente las botas, interiorizando el dolor. Guarrotxena, en el otro extremo, fijaba su mirada en el césped, cabizbajo, muestra inequívoca de tristeza, mientras Sangalli, a su espalda, lloraba sin lograr encontrar consuelo en las palabras de ninguno de los compañeros y rivales que desfilaban lentamente tratando de levantar su ánimo. Urko Vera, por su parte, cuando prácticamente todos enfilaban los vestuarios, caminaba de un lado a otro en el centro del campo, manos en la cabeza, tratando de convencerse de que aquello no estaba sucediendo, como si no quisiera abandonar el campo jamás, quizá metafóticamente tratando de evitar así que su Mirandés abandonara la tan dura mas tan preciosa Segunda División.

Institucionalmente, el C.D. Mirandés ha crecido en estos cinco años que ha durado la aventura desde aquel histórico y deseado ascenso. De tal forma, que goza de la salud y la estructura necesaria para que este descenso no desemboque en drama. Para muchos clubes, la debacle sería tal que haría peligrar incluso su existencia. Pero para vosotros, no, ‘jabatos’: porque os dejaréis la piel. Porque Anduva es historia viva de nuestro fútbol. Por un sinfín de motivos interiorizados en el corazón mirandesista de cada aficionado jabato. Volverás, Mirandés. Dalo todo para hacerlo. Déjate la piel.

Imagen principal: CD Mirandés 

Vocación de periodista. Pasión por el fútbol, especialmente Segunda División Española. Escribo en @SpheraSports.

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