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Bundesliga

Mark van Bommel, entre dudas y victorias

Los inicios de temporada en los nuevos proyectos no suelen salir siempre como uno planea. Y no, no hablo de la competición oficial, sino de los primeros pasos. Ese período en el que los clubes se preparan para lo que se les viene encima. Un mes intenso que sirve de adaptación para los nuevos, de aclarar los conceptos del nuevo entrenador, para hacer grupo, la preparación física o calibrar las sensaciones. Pero ese mes y poco más no siempre es fiable, sobre todo si hay competiciones internacionales por medio.

Un ejemplo claro de que en las pretemporadas lo que menos importa es el resultado, es el caso del Wolfsburg de Mark van Bommel. El neerlandés volvía a la Bundesliga, pero esta vez para dirigir. Lo hacía después de año y medio sin sentarse en un banquillo, cuando dejó el PSV Eindhoven a mitad de temporada. El ex futbolista del Bayern cogía el puesto que dejó Oliver Glasner por discrepancias con altos cargos del club, porque deportivamente no había tenido mal rendimiento. El club había conseguido entrar en Champions después de unos años sin hacerlo.

Pues, precisamente, los primeros días de van Bommel con los lobos no fueron muy buenos. También hay que tener en cuenta que, en este verano, se acumularon Eurocopa, Copa Oro y Juegos Olímpicos, torneos en los que había representación del Wolfsburg. Eso sumado a la incertidumbre surgida sobre nombres importantes como Maxence Lacroix o Wout Weghorst, que pudieron salir en este mercado, convirtieron la preparación del conjunto de la Volkswagen en un campo de entrenamiento para muchos jóvenes que buscaban contar para el nuevo técnico o una salida para tener minutos.

Y los resultados fueron algo pésimos. De seis encuentros disputados se ganó uno, el primero, y se perdió el resto. Mark van Bommel empezaba a liderar las quinielas sobre quién sería el primer entrenador de la Bundesliga de esta temporada en ser sustituido. La DFB Pokal, el inicio de la temporada oficial en Alemania, tampoco ayudó mucho. Se enfrentaron al Preußen Münster, de Regionalliga. El equipo élite era superior y así lo demostró sobre el terreno de juego. Eso sí, con prórroga, puesto que llegaron al final de los 90′ con 1-1 en el marcador. En esa media hora extra llegó la sentencia y, además, la metedura de pata del entrenador. El Wolfsburg había hecho tres cambios en el tiempo reglamentario y uno más en la prórroga. En los últimos minutos, a van Bommel se le ocurrió hacer dos más y nadie se dio cuenta. Días después, con reclamación del Preußen Münster por medio, el tribunal daba la razón al pequeño y los lobos quedaban eliminados. Un argumento más para aquellos detractores del nuevo técnico.

A partir de ahí, la historia mejoró. Tras las primeras jornadas de Bundesliga y en la semana de inicio de la Champions, el Wolfsburg es el único equipo que ha sumado pleno de victorias y solo ha encajado un gol, casualmente marcado en propia puerta por Dodi Lukebakio, un futbolista que, en las últimas horas del mercado, llegó a préstamo desde Berlín por las bajas de última hora del club. También es verdad que esas cuatro victorias fueron ante los dos recién ascendidos, un Hertha muy debilitado y, una de renombre, ante el RB Leipzig, que tampoco ha iniciado la actual campaña de la manera esperada. Aún así no les resta mérito.

Y así es como Mark van Bommel va callando bocas con el paso de los días. En pretemporada los resultados eran lo de menos y no salieron, pero al inicio de la liga, la competición de la regularidad, son los únicos que la llevan, de momento, de manera literal. Así es como se callan bocas o se deja trabajar. Lo importante no había llegado cuando se perdía todo y la última derrota llegó en los despachos. ¿Seguirá ahora liderando esas encuestas negativas? Lo que sí lidera es la Bundesliga y justo a tiempo para volver a la Champions con la moral y la confianza altas. El cuento puede cambiar, es la magia del deporte, de la élite.

Imagen de cabecera: Wolfsburg

Puerto de la Cruz (Tenerife), 1983. Bloguero en fase de evolución. Amante del fútbol global, blanquiazul de corazón y rossonero por aficción a este señor deporte. Conocido en el mundillo como "Humilde Aficionado". El balón, nuestro mejor amigo.

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