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Mari Paz Vilas: “Me siento orgullosa de formar parte de este cambio”

Hace ya más de medio año desde el último partido que se disputó en la Primera División femenina. En ese tiempo, la vida de Maripaz Vilas (1988, Vilagarcía de Arousa) ha dado un vuelco espectacular, marcado por supuesto por la crisis sanitaria pero también por su todavía inexplicable salida del Valencia. Dispuesta a volver a disfrutar, charlamos con una de las grandes goleadoras del fútbol femenino español y fichaje estrella de un Betis que promete dar guerra. Este fin de semana regresa por fin la competición, que contará una vez más con el apoyo de Iberdrola.

Lo más importante: ¿Cómo estás y cómo has vivido estos meses de locura?

Creo que todos hemos pasado por fases. Cuando nos encerraron al principio no te lo crees, luego estas en la fase de “madre mía, cuánto tiempo vamos a estar así”… Y yo la verdad es que durante el confinamiento pasé el coronavirus. Fui una más en esa masa de afectados. Ahora todo el mundo sabe los síntomas, pero cuando nos encerraron no teníamos información. Tuve muchas cosas extrañas que no sabía por qué, y evidentemente ahora sí le doy sentido. Llegó un momento en el que incluso me asusté, porque hacía ruido en el pecho al respirar. Pero bueno, ya pasó y gracias a Dios no tuve que ir al hospital.

¿Cuándo empezaste a sentir los síntomas?

Recuerdo que el último día de entrenamiento no entrené porque me dolía muchísimo el cuerpo, las articulaciones… como cuando vas a tener fiebre. Me encontraba súper mal. Nos encerraron al día siguiente y sentí dolor al menos durante 10 días. Unos pinchazos…

Una vez recuperada, rápidamente pediste ayuda para poder entrenar.

Cuando nos informaron de que iba para largo, de que no se sabía cuándo iba a volver la competición, pensé “¡Ostras, yo aquí encerrada en el piso, como vuelva la Liga en un mes no tengo para hacer cardio ni nada”. Y en ese momento se colapsaron todas las tiendas… así que pensé: “si hay algún alma caritativa que tenga una bici en su casa y no la utilice…” (risas). Tuve la suerte de que una chica que vivía cerca de mí me dejó su bici. Al final, nosotras no tenemos esa capacidad, yo por lo menos. Vivo en un piso pequeño y punto. Sí que es verdad que Marta Carro aprovechó y se fue a Madrid y pudo entrenar en una casa más grande. Si yo hubiera podido volver a Galicia habría sido diferente.

A los meses, os dicen que la Primera Iberdrola no se va a reanudar.

Solo volvieron las ligas profesionales. A la mayoría de las jugadoras nos jodió en el sentido de que somos competitivas y queremos terminar una competición que está abierta. Nosotras (Valencia) más aún porque justo en la última jornada nos metimos en el descenso cuando no habíamos estado en toda la temporada. Queríamos ganarnos en el campo lo que nos merecíamos.

Se llegó a hablar de que podían bajar de categoría los equipos en descenso en ese momento.

Hubo un momento de tensión. Hablando entre nosotras decíamos “qué injusto, encima en la última jornada”. Es verdad que por números nos tocaba, pero creíamos que podíamos salir de ahí, que lo podíamos ganar en el campo. Fue un cúmulo de sensaciones, de emociones, de nervios. Psicológicamente fue lo peor de la pandemia.

La pasada semana el CSD anunció que la Primera Iberdrola será profesional a partir de la próxima temporada.

Hasta que no lo vea, no me lo creo. Las jugadoras estamos un poco así. Tenemos antecedentes de cosas que se han dicho y no se han llevado a cabo. Ojalá sea así, porque ya va siendo hora de que cambie todo a nivel deportivo en el fútbol femenino en España. Pero queda un año y pueden pasar mil cosas.

¿Qué crees necesita el fútbol femenino español para seguir creciendo?

Siempre que la competición la organice una solo institución no se va a poder debatir nada. Que los clubes puedan influir mediante ideas va a provocar un paso hacia adelante. Podemos tomar como ejemplo otras ligas como la alemana o la inglesa. Tenemos muchas cosas buenas, y es verdad que estamos creciendo, pero hay otras muchas cosas que cambiar y trabajar.

Con 14 años en la máxima categoría y una trayectoria más que amplia, habrás notado el cambio.

La diferencia es abismal a cuando yo empecé, gracias a Dios. Siempre digo que me siento muy orgullosa de formar parte de ese grupo de jugadoras que ha luchado por este cambio. Hay que agradecer a las que ya no están por cómo han contribuido en el fútbol femenino. Al final lo hacemos para dejar un mejor legado a las que vienen por detrás.

Tiene que ser un orgullo formar parte de esa lucha, pero ¿no te da un poco de envidia sana cómo van a disfrutar las futuras jugadoras dentro de unos 10 años?

Siempre digo que no cambiaría haber nacido después para aprovechar todo lo que está cambiando. Sí que es verdad que a veces pienso que ojalá pudiera vivir ese cambio tan bonito de aquí a diez años, pero ojalá lo viva de otra manera, ya sea vinculada a un club o como entrenadora. Ver que el fútbol femenino crece es un orgullo para nosotras.

En ese crecimiento, ¿qué importancia le das a un patrocinador de la magnitud de Iberdrola, que da nombre a la competición?

Hombre, mucha importancia. Al final que apuesten por el fútbol femenino es una de las cosas que más ha ayudado al cambio. Era importante que un patrocinador tan grande se hiciera cargo de la liga femenina. Pero también los medios de comunicación, la televisión… Decían que el fútbol femenino no atrae, no gusta… Lo que pasa es que no se conocía el producto. Mucha gente habla sin saber. Una vez aparecemos en la tele te das cuenta de que el fútbol femenino atrae audiencia y tiene bastante tirón. Y no creo que haya que comparar en ningún momento con el masculino. Sí te gusta el fútbol, te gusta. La visibilidad es importante para llegar a las casas y a los ojos de la gente.

Pasaste el coronavirus, momentos de tensión por un posible descenso, se anuncia que no se reanuda la competición… y el club no te renueva.

Fue un momento bastante límite a nivel psicológico. Cuánto cambio en mi vida. A veces no asimilaba, me iba a dormir y le daba vueltas a todo, dormía pocas horas. Al final tienes que pensar las cosas con claridad, y en plena cuarentena era difícil. Siempre estaba en el mismo rincón de la casa, era muy difícil evadirse. La salida del Valencia fue un golpe duro en un momento complicado. Pero soy una persona que lo sufro los días que haga falta, lo reflexiono, voy pensando en frío y ya está. La vida no se acaba. Ahora estoy muy bien aquí, muy tranquila, que era lo que necesitaba. Como se suele decir, se cerró una puerta pero se abrió una ventana

Tiene que ser difícil ver ahora desde fuera la crisis institucional que atraviesa el Valencia.

Cada vez que veo noticias sobre esto a mí me duele. Es como mi casa. Conoces a los trabajadores, a la gente que está dentro. Es duro porque es un club muy grande, que realmente tiene que estar siempre arriba. La afición tendría que estar siempre contenta por el equipo, y es duro ver a la gente así, pasándolo mal.

Mari Paz Vilas, en un entrenamiento con el Real Betis. (Imagen: Real Betis)

¿Qué es lo que te atrajo del proyecto del Betis?

Sobre todo a nivel deportivo me ilusionaba muchísimo. Cuando contacté con Pier (Cherubino), aparte de que me transmitió que quería contar conmigo, pude ver el proyecto deportivo, las jugadoras que iban a venir, las que se quedaban… La verdad es que en ese momento veía un grupo muy competitivo, y se han conseguido fichar a casi todas las que querían traer. Es un equipo que puede dar guerra, que puede pelear con cualquier rival. A mí eso me llamó mucho la atención, porque soy muy competitiva.

¿Y qué es lo que más te ha sorprendido del club?

Sobre todo la alegría que desprenden dentro. Tienen ese toque de personalidad andaluza. El grupo está muy bien gestionado, es importante que esté unido. No todo son individualidades, cuando tienes un equipo que van todas a una tienes mucho ganado.

¿Qué objetivo se marca este Betis en la Primera Iberdrola 20-21?

Soy muy optimista siempre y sé que vamos a luchar contra cualquier rival. Es verdad que venimos de una situación extraña en la que apenas hemos podido competir en pretemporada. No sabemos muy bien cómo están los otros, si después de tantos meses se ha hecho bien porque has estado muchos meses parado… Otros años te podías hacer una idea, pero ahora vas un poco a ciegas. Como vaya un poco en los cuatro o cinco primeros partidos va a decantar el objetivo de este año.

¿Te ves formando pareja en ataque con Oriana Altuve? Sería una dupla de auténtico lujo…

Es una gran delantera. Es una pregunta que tendrías que hacer a Pier, pero es verdad que nos entendemos muy bien en el campo. Además a mí me encanta dar pases de gol, hacer de mediapunta. Que no se extrañe la gente que seguramente me dedique mucho a ofrecer ocasiones de gol a Oriana. En el Valencia tenía el peso de marcar goles y hacer números. Aquí, con tanta gente que puede hacer goles me va a liberar más en ese sentido.

Llegas al Betis en plena madurez futbolística. ¿Qué expectativas te marcas?

Yo se lo dije a Pier. En los últimos años en el Valencia lo pasaba mal porque no salían las cosas, estaba muy vinculada al sentimiento valencianista. Y lo primero que le dije a Pier es: Quiero entrar al campo a disfrutar, a sonreír, sin la preocupación de marcar goles. Esa fue una de las cosas que me llamó muchísimo de Pier. Me dijo: “tú no te preocupes que aquí vas a disfrutar, vas a estar liberada. Quiero que me des tu fútbol y ya está”. Eso me deja ser la jugadora que soy ahora mismo, más madura, dar más cosas al juego, ir al remate cuando tenga que ir, ir a recibir cuando lo tenga que hacer… En ese sentido me siento muy liberada.

Con esa libertad y sin ese peso encima, alcanzar tu mejor nivel debería llevarte a la Selección.

Es una decisión interna de la persona. Yo tengo claro en mi interior que se acabó. Es verdad que Jorge tira mucho de las niñas que ya conoce, de juventud. Pero le deseo lo mejor a la Selección, que es un gran Selección. Yo intentaré estar a mi cien por cien en lo que yo pueda dar, pero no por esperar nada, sino por devolver la confianza que ha depositado en mí Pier.

Imagen de cabecera: Real Betis

Contenido patrocinado por Iberdrola

Alicante, 1991. Mi madre siempre me decía: "No sé por qué lloras por el fútbol, sino te da de comer". Desde entonces lucho por ser periodista deportivo, para vivir de mis pasiones (y llevarle un poco la contraria).

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