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Marco Rose: en busca de una nueva sinfonía

Una carrera es la suma de muchos elementos. Walter Rose pasó por varios clubes de Leipzig y consiguió un campeonato de la República Democrática Alemana en 1951. En su juventud formó parte del combinado alemán que ganó a Estonia en la clasificación del Mundial 1938. Cuando colgó las botas fue entrenador. Falleció en el 89, un mes después de la caída del Muro de Berlín, y quizá no podía imaginar entonces que su nieto, Marco Rose, seguiría su camino y cosecharía el éxito.

Los inicios sobre el césped de su descendiente también fueron en su ciudad natal con el Lokomotive Leipzig, Rotation y VfB, hasta que en el Hannover 96 fue campeón de Segunda. Aquí llegó la oportunidad que marcó su carrera: Jürgen Klopp decidió fichar a aquel lateral para su Mainz, una cesión que acabaría en compra con el ascenso a Primera. No duró mucho la estancia en la máxima categoría para los Nüllfunfer: Klopp se marchó al Dortmund.

El recuerdo que guarda el actual entrenador Red de Rose es bueno. Su antiguo pupilo reconoce que su fuerte temperamento hizo que tuvieran sus roces, pero sin duda influyó a todos sus jugadores, no solo por las nociones futbolísticas, sino principalmente por su manera de ser. A Marco le ganó su empatía y espíritu colectivo. Siempre recuerda que este es un deporte de equipo. La retirada le sirvió para quedarse en el cuerpo técnico de asistente junto a Thomas Tuchel.

Para ser primer entrenador regresó al lugar donde comenzó a jugar de niño: el Lok Leipzig. Competían en regional y solía haber incidentes en las instalaciones: se estropeaba la caldera y se quedaban sin agua caliente. La mayoría de futbolistas eran estudiantes o, como uno que según el técnico solo jugaba bien cuando la noche anterior había tenido turno en la discoteca hasta las cinco de la mañana, trabajadores.

En el verano de 2013 apareció una oportunidad de oro: entraba en la academia del Salzburg. Comenzaba con sus Cadetes de segundo año y dos años más tarde pasaba a los Juveniles donde conseguiría el primer gran trofeo: ganaban, ante la sorpresa de todos y la confirmación del potencial de su cantera, la UEFA Youth League en Nyon. Derrotaron a Manchester City, Paris Saint-Germain, Atlético de Madrid, Fútbol Club Barcelona, y Benfica en la final, otra de las grandes academias.

En esta victoria estuvo presente su segundo, quien llamó la atención de Tuchel antes por sus análisis de equipos en páginas web, un joven entrenador que había dejado su carrera por varias lesiones: René Marić. El entendimiento con Rose fue total desde el primer día y aún le acompaña en Renania del Norte-Westfalia.

Rose hace honor a compartir ciudad natal con Wagner, lugar que además palpitó con las melodías de Bach, Mendelssohn y Schumann. Al director técnico le gusta la nota candente: “Trabajamos en un ámbito en el que todo tiene que ser llevado al límite. La actitud máxima y la mejor actuación posible. Siempre al límite”. Lindemann, cantante de Rammstein, igualmente originario de allí, quizá se acerque a esta filosofía.

Marco Rose empezó a ganar adeptos tras su gran trabajo en Salzburgo.

Que Maric, estudioso del contraataque de Sacchi, Klopp y Guardiola, haya encajado tan bien con Rose no es casualidad. Al explicar su visión de juego cita al antiguo boxeador Mike Tyson: “Dijo que todos tenemos un plan hasta que nos golpean la boca. Y algunas veces, figuradamente, también te pegan en la boca durante un partido”.

Este ánimo incendiario de ambos se vio reflejado con su paso por el primer equipo del Salzburg. Ganaron la liga con gran ventaja y alcanzaron las semifinales de la Europa League, después de vencer a Real Sociedad, un Borussia Dortmund que atravesaba un período de transición tras la destitución de Bosz y la llegada de Peter Stöger. El comentarista de BT Sport decía “un austríaco dirige al conjunto alemán, y un alemán al austríaco”.

Les derrotaron y luego a la Lazio, pero cayeron en semifinales frente al Olympique de Marsella. Valon Berisha, Ćaleta-Car (ahora con los franceses) o Schlager, quien ganó la Youth League, fueron figuras destacadas. Rose aún mantiene contacto con muchos de aquellos jóvenes, y con el director deportivo Freund.

Pero decidió regresar a su patria, y por la puerta grande: con su ataque organizado, entre un 1-4-4-2 que ha dominado, y nuevas variantes para su actual plantilla como el 1-4-2-3-1, el Borussia Mönchengladbach ha llegado a ser líder en la 19/20, y ganó al Bayern en el Borussia Park. Bensebaini, Sommer, Lainer, Neuhaus, Pléa, Thuram, y Embolo acaparan las miradas. Continúan en la pelea por clasificarse para la Champions League 2020/2021.

Un futuro brillante

¿Dónde acabará Marco Rose? Hace un año le quería el Celtic, cuando Brendan Rodgers se marchó del equipo. Incluso sonó para el Manchester United. Su buena relación con Ralf Rangnick ha hecho circular rumores de que podría llevarle al Milan con él. El veterano sería director deportivo y Rose al frente del equipo. Para Marco entrenar no es una obligación, sino la parte más importante de su vida, por detrás de su familia.

Su mujer, la ex jugadora de balonmano Nikola Pietzsch, internacional con su país y ganadora de una liga con el HC Leipzig, y su hija le siguieron un tiempo, pero ahora se han quedado en Leipzig. Este es su hogar y donde ve su retiro. ¿Acabará algún día dirigiendo al equipo más importante de su ciudad? Como el propio Rose dice, en el fútbol no hay nada seguro. Lo que está claro es que en la vuelta de la Bundesliga vamos a disfrutar de la cabalgata de sus potros.

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