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Fútbol sudamericano

Marcelo Bielsa, un romántico a la fuga

Felipe OLCINA | La capital francesa no fue nombrada ciudad universal del amor en un arrebato de generosidad. Sus edificios, sus plazas, sus jardines; todo, hasta el aroma a cruasanes recién horneados que emana de las brasseries, invita al viajero a ponerse mimoso. Pero si hay un enclave en París que destaca por su romanticismo es el Pont des Arts, a juzgar por las miles de parejas que cada año cuelgan allí un candado con su nombre para tirar después la llave al río en señal de amor eterno. La costumbre, sin embargo, podría tener los días contados, el puente peligra debido al tener que soportar los más de 700.000 candados formando unos 18.500 kilos de peso que soportan sus barandillas. Se ha comenzado a sustituir las verjas del puente por paneles transparentes, ante el miedo de que tanta carga dañe la estructura de la pasarela. Y en este cambio, el amor, efímero e intangible ha decidido cambiar de aires y ha decidido poner rumbo al Sur, concretamente a Marsella junto al profeta. Para así, disfrutar de una locura que solo el loco conoce.

Un 22 de Diciembre de 1990, Newell’s inscribió su tercera estrella en torneos oficiales y regulares organizados por la AFA. Fue en Cancha de Ferro, cuando Marcelo consiguió instaurar esa tercera estrella en el firmamento y conseguir el primero de sus tres títulos como DT de Newell’s junto con una plantilla mayoritariamente que surgía de las categorías inferiores, jóven e inexperta. Ruffini adelantó a Newell’s con un sensacional tiro libre, con el paso de los minutos San Lorenzo empató y con la derrota de River el empate le servía a Marcelo para coronarse campeón. Artífice de una gran plantilla, que se distinguía por el buen fútbol y por la mentalidad ganadora, el loco Bielsa festejó, en aquel 22 de Diciembre de 1990, y lo hizo al caballito, quedó inmortalizado como grito de guerra para la hinchada. «Newell’s Carajo!« Paseado en andas, agitando efusivamente una camiseta rojinegra, envuelto en gloria, envuelta en esa efusividad que solo Marcelo conoce.

Newell’s, Atlas, América, Vélez, Espanyol, Selección Argentina, Selección de Chile, Athletic Club y ahora Marsella. A nivel de clubes nunca estuvo más de tres años y es que la locura conlleva al desgaste. Un romántico a la fuga, que desde pequeño se ha pasado la vida huyendo. Huía de sus clases piano para jugar al fútbol en pleno centro de Rosario, huyó de su casa con dieciséis años para convivir con sus compañeros de equipo en una pensión. Y siempre claro, conciso, bajo la humildad. «Mamá me marcho tengo cosas que hacer«, así de directo fue Bielsa en su marcha de la casa que le vió nacer. Hasta de Nelly, aquella pequeña anciana fanática de Newell’s que cuidaba de la bicicleta con la que llegaba Marcelo cada mañana, acabó viéndolo marchar. Los locos necesitan un refugio donde descansar, un espacio de desconexión y él marchó hasta del fútbol por un tiempo, probó con la licenciatura de Educación Física y con dos quioscos.

La imperfección es la belleza, la locura es un genio, y es mejor ser absolutamente ridículo a ser absolutamente aburrido debió pensar Bielsa y en su vuelta a este mundo que jamás dejó al completo, lo hizo con todas sus fuerzas. Se montó encima de su Fiat 147, desguazó Argentina en 70 regiones diferentes y puso la lupa en cada campo amateur de las barriadas argentinas. Nunca fueron fáciles sus comienzos pero todos aguardan un bonito recuerdo del paso de Marcelo. «Con la mirada te lo decía todo, siempre estaba dando instrucciones, desde pequeño tenía tintes de entrenador.»

Y en su nueva andadura esta vez en Marsella, parece que tampoco lo olvidarán. Ha sido campeón de invierno. Ahora mismo es segundo igualado con el todopoderoso PSG en la tabla a dos puntos del Lyon. Mánager y entidad sueñan romper con la hegemonía de los parisinos. En cuánto a lo personal, Marcelo sueña por romper su sequía de títulos en el viejo continente y la entidad por recuperar el trono perdido hace cinco años. Pese a las dudas iniciales en cuanto al rendimiento del equipo con dos partidos sin victoria y la falta de fichajes, Marcelo ha conseguido la unión. Gignac ha recuperado su forma física como se muestra en la imagen y el Marsella ha encadenado hasta ocho victorias consecutivas. Pruebas que delatan esta unión es el gol de Gignac frente al Caen en el tiempo añadido que suponía la victoria para el conjunto de Marsella. Gignac anota y lo primero que hace es dirigirse hacia el DT. Desde la jornada número seis, lideran la tabla con una plantilla con una idea clara y directa. «Correr y correr, defender es sencillo, corremos todos, yo solo veo vídeos de ataque. El fútbol ofensivo es infinito, es una decisión de la voluntad, crear necesita del indispensable trabajo del talento. La única manera  que entiendo el fútbol es la de la presión constante, jugar en campo rival y tener el dominio de la pelota» Mandanda asegura la portería desde atrás, Imbula domina la sala de máquinas con un desgaste inhumano y arriba con la necesidad indispensable del trabajo del talento se reunen Ayew, Thauvin, Payet y Gignac. El renovado Velódrome se ha convertido en un verdadero infierno y en esta segunda vuelta, Lyon, Mónaco y PSG deberán pasar por aquí si osan arrebatarle el título a Marcelo. Un Marcelo que hace escuela, el bielsismo sigue teniendo adeptos. La enfermedad ha llegado a Marsella.

El fútbol según Bielsa: «Éramos todos muy amigos, nos gustaba jugar juntos, la pasábamos bien reunidos, e intentábamos hacerlo lo mejor posible atacar mucho y luego recuperarla con la ilusión de volver a atacar y esperábamos la compañía de la suerte»

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