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Los Rens, el primer mejor equipo del mundo

Antes
de la NBA hubo baloncesto. Desde que el profesor James Naismith crease este
hermoso deporte en 1891, todo ha sido crecimiento. Y aunque la temporada
1946-47 se considera la primera en la historia de la NBA, el juego de la
canasta recorrió un camino previo, sentando las bases de lo que hoy
disfrutamos. La semilla, en el YMCA de Springfield; el primer partido
profesional, en Trenton (1896); y la primera liga, La Liga Nacional (1898). Y
un puñado de equipos para el recuerdo del que sobresale uno.

Durante
esas más de cuatro décadas de competición, diversos equipos destacaron como
dominadores del juego. Los Buffalo Germans, nacidos en 1895, quienes acumularon
hasta 111 victorias consecutivas, el de Trenton, que se hizo con las dos
primeras ediciones de la Liga Nacional, los Troy Trojans capaces de someter a
sus rivales en la liga del Río Hudson y la New York State League, los Celtics
de New York (posteriormente rebautizados como Original Celtics y en cierto modo
padres de la actual franquicia de Boston), tiranos en la Metropolitan League y
la Eastern y que renunciaron a la American Basketball League (primera gran
liga) debido a que su fama era tal que ganaban más dinero realizando giras por
el país. O los Cleveland Rosenblums, que se proclamaron campeones de una
primera edición descafeinada de la ABL debido a, precisamente, la ausencia de
los Celtics. Estos sí participaron en la segunda edición (sustituyendo a los
Brooklyn Arcadians, de quienes heredaron un 0-5), ganando sin apenas problemas.
Pero existió un equipo que sobresalió por encima del resto. Las décadas de los
veinte, treinta y cuarenta (se disolvería en 1949) vivieron el esplendor de los
New York Renaissance.

El
responsable de todo fue Bob Douglas, conocido como el «padre del
baloncesto negro». Douglas sería la primera persona negra incluida en el
Hall of Fame. Además de crear a los Rens, entre 1919 hasta 1923 llevaba a los
Spartan Braves de Brooklyn y Spartan Hornets de Harlem, equipos aficionados.
Cuando los componentes de estos conjuntos comenzaron a recibir dinero para
participar en otros deportes, Douglas decidió pasar al profesionalismo. La
apertura del Harlem’s Renaissance Casino en 1922 fue una bendición para Bob. El
club quería publicidad y él un lugar donde poder entrenar y jugar. El acuerdo
no sería difícil. Los Braves darían paso a los Rens.

En
una era de segregación racial, los Rens, equipo formado íntegramente por
jugadores negros, se abrieron paso en la medida en la que les era posible (la
American Basketball League se negó a aceptarles en su liga en 1925), superando
repetidamente a sus rivales blancos (incluidos los Celtics). La llegada del
pívot Charles «Tarzan» Cooper en 1929 dio paso a su mayor época de
esplendor. En un periodo de once años, se impondrían en 1303 partidos de 1506
disputados, incluyendo un salvaje registro de 88 victorias consecutivas en
apenas 86 días durante la temporada 1932-33, proclamándose campeones del mundo.
Añadir a William «Pop» Gates en 1939 supuso otra racha de 68
encuentros sin conocer la derrota y alzarse con el torneo World Professional
Championship.

En
ocasiones se les menciona como el «mejor equipo del que jamás has oído
hablar», pero figuras de la talla de John Wooden o Joe Lapchick sí que los
mantuvieron en su memoria. «Nunca había visto a un equipo jugar mejor al
baloncesto. Tenían grandes atletas, pero lo impresionante era el juego coral;
la forma en la que pasaban y manejaban el balón simplemente resultaba increíble
para mí. De hecho, creo que en cualquier época lo sería», afirmaría en una
ocasión el legendario entrenador de UCLA (Wooden jugó contra los Rens cuando
militaba en los Indianapolis Kautskys). 
Richard Lapchick, hijo de Joe, mantiene que «los Rens fueron
literalmente pioneros no sólo en el deporte, sino también en los derechos.
Crecí escuchando que los Celtics eran el mejor equipo de todos los tiempos,
pero mi padre siempre corregía a sus amigos afirmando que los Rens fueron tan
buenos como ellos al principio y al final incluso mejores». Y sobre la
figura de «Tarzan» Cooper, apuntaba: «La gente decía que mi
padre era el primer gran interior de este deporte, pero él siempre insistía en
que Cooper en un uno contra uno sería un igual».

Joe
Lapchick mantuvo buena relación con Bob Douglas. Era muy consciente del racismo
que se vivía en la sociedad y de que, aunque algunos luchaban para cambiarlo,
las ligas no estaban por la labor. Cuando la ABL se negó a aceptar a los Rens,
los Original Celtics se opusieron a participar, como muestra de solidaridad.
Irónicamente, llegada la Gran Depresión de 1929, el torneo se cerró mientras
los Rens estaban en la cima de su éxito y popularidad. Por su parte, Lapchick,
cuando más adelante se hizo con el cargo de entrenador de los New York Knicks,
pondría sus ojos en Nat «Sweetwater» Clifton, primer afroamericano en
firmar un contrato en la NBA.

El
éxito de los Rens fue tal que un partido entre ellos y los Celtics podía congregar
hasta a 15.000 espectadores. En este espejo se miraron los Harlem
Globetrotters, fundados por Abe Saperstein en 1927 como un equipo también
completamente negro, pero centrado en el entretenimiento. El tener enfoques
distintos hizo que jamás existiera rivalidad entre ambos conjuntos. En palabras
de John Isaacs, escolta de los Rens: «No la hubo porque éramos diferentes.
Ellos buscaban divertir y nosotros competíamos». Con todo, sí que llegaron
a enfrentarse. En 1939, en la tercera ronda del Torneo Mundial de Baloncesto,
celebrado en Chicago, los Rens derrotaban a los Globetrotters en su camino
hacia el título. Y en 1940 hubo revancha. 
Los Grobetrotters lograban su victoria más sonada.

La
parte negativa de esta aventura fue el racismo. Ya hemos apuntando
anteriormente cómo la ABL negó el ingreso de los Rens en su liga. Eso fue sólo
la punta del iceberg. La buena relación con los Celtics no se extendía a otros
colectivos. A veces, cuando finalizaban los partidos que los enfrentaban, Joe
Lapchick animaba a Bobby (Bob Douglas) a unirse a ellos y tomar algo.
«Tienes que entender, Joe, que no soy bienvenido en muchos lugares a donde
me quieres llevar». Pero lo peor eran los desplazamientos. John Isaacs
recuerda cómo una vez el dueño de un restaurante, al verlos sentarse en una
mesa y ojear el menú, se dirigió detrás de la barra para sacar su rifle y
apuntarles mientras los invitaba a salir de su establecimiento. Que les negasen
alojamiento en los hoteles también era una constante, como el que algunos incidentes
pusieran en riesgo su integridad física o el tener que salir escoltados por la
policía en ciertos pueblos. ¿Su respuesta? Ninguna. Honey Russell, jugador que
se enfrentó muchas veces a los Rens recuerda que «la discriminación que
sufrían jamás la trasladaban a la pista. Fueron uno de los equipos más limpios
con los que he topado. Sólo querían jugar al baloncesto».

El
último intento porque fuesen integrados vino, una vez más de Joe Lapchick. Como
coach de los Knicks, en una ocasión condujo hasta Philadelphia para reunirse
con los propietarios de la Basketball Associaton of America (BAA), germen de la
NBA. El motivo no era otro que convencer a los nueve miembros de que admitieran
a un décimo equipo, que no era otro que los Rens. La solicitud, una vez más,
sería denegada. El camino entonces fue imitar a los Globetrotters; ser un
equipo de viaje. El destino les uniría definitivamente en 1949, cuando Abe
Saperstein también se hacía con el control de los Rens, utilizándolos como club
secundario; se convirtieron en los teloneros de su equipo. Poco duró la
experiencia. En menos de un año, los Rens se disolvieron, dejando a los
Globetrotters como único equipo de baloncesto completamente negro.

Fue
el final de casi treinta años de logros dentro y fuera de la pista. Los New
York Renaissance acumularon un récord de 2588 victorias por 529 derrotas. Es
justo decir que, con casi total seguridad, fue el mejor equipo que jamás formó
parte de la NBA. El baloncesto siempre estará en deuda con aquellos pioneros.

Tenerife. Estudié sociología aunque siempre he estado vinculado al mundo de la comunicación, sobre todo haciendo radio. Deporte en general y baloncesto más a fondo.

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