El actual entrenador del Inter volvía a sentarse en el banquillo de San Siro después de seis años y medio para buscar una reacción en la sede de Appiano Gentile. Roberto Mancini llegaba para sustituir a Mazzarri tras una crisis de resultados y de juego preocupante y para ello contaba con la experiencia de haber ganado una Premier League en el Manchester City (equipo que entrenó durante cuatro años) y haber eliminado a la Juventus en la fase de grupos con el Galatasaray. Pero sobre todo, llegaba con el recuerdo de las dos ligas (más una tercera adjudicada tras Calciopoli) en su primera estancia en el banquillo nerazzurro.
Sin embargo, tras 16 partidos disputados en Serie A, la dinamica es aún peor que en el primer tramo de la temporada dirigido por el ex-entrenador del Napoli. Con Mazzarri el equipo consiguió 16 puntos en 11 partidos, una media de 1,45 puntos por cada 90 minutos. Mancini, con cinco encuentros más, ha sumado 21 unidades y tiene una media de 1,31 puntos al encuentro. Números también más bajos en la faceta realizativa: En la primera parte de la temporada 17 goles (1,54 gol/partido) mientras que en la segunda son 25 dianas (1,19 gol/partido).
Pero si hay una estadística que explica la irregularidad del Inter tras el cambio de entrenador, son los escasos 8 puntos sumados en 7 encuentros disputados en San Siro. Tan sólo dos victorias: 3-1 ante el Genoa en la 18ª jornada y 3-0 al Palermo en la 22ª. Sin ir más lejos, basta analizar el rendimiento del equipo en el último encuentro como local ante el Cesena, penúltimo de la Serie A. Durante los primeros 45 minutos se vio a un equipo gris e incapaz de realizar ni un sólo tiro entre los tres palos. Tras el descanso llegó la reacción con el cambio de sistema, se empató e incluso hubo ocasiones para dar la vuelta al partido. No fue así, se perdieron dos puntos más y el tren por Europa de nuevo se aleja.
Los números indican que el equipo ha empeorado pero eso no es del todo cierto. Desde su llegada, Mancini ha buscado dar una identidad clara que el equipo anteriormente no tenía. Un ejemplo fueron las tres victorias consecutivas en campeonato en febrero, algo que no había ocurrido en toda la etapa de Mazzarri. Además, en defensa de ‘Mancio’ hay que aclarar que no tiene jugadores para su sistema de juego: Medel está muy lejos de ser un centrocampista que pueda construir, Hernanes se pierde actuando de volante y Kuzmanovic simplemente no tiene el nivel para un equipo que quiera luchar por meterse entre los tres mejores.
Que el nivel de plantilla no da para luchar por la Champions es elemental viendo los continuos errores que han supuesto al equipo recibir gol. De hecho, en toda la temporada, los nerazzurri sólo han mantenido la portería imbatida en tres encuentros: ante Chievo, Empoli y Palermo (los tres, con Mancini en el banco). Consecuencia natural de que siempre haya alguno que cometa algún descuido. Cuando no es Ranocchia, es Juan Jesús y si no, Carrizo desde la portería se encarga de comprometer la eliminatoria de Europa Legue contra el Wolfsburg.
Con este nivel defensivo hay quien echa de menos a Walter Samuel (actualmente en el Basilea) porque el Inter actual no tiene un defensa que de seguridad y el argentino en su época además de tranquilidad mostraba carácter. Quizá un hombre que levante la voz serviría para que laterales como Dodó o D’Ambrosio no pierdan continuamente la posición. Presumiblemente el central que debía aportar serenidad a la zaga iba a ser Nemanja Vidic, sin embargo quizá hipnotizado por la inoperancia de sus compañeros está muy lejos del nivel al que rayó en el Manchester United y más que sumar, resta.
Falta la última parte de la temporada y al Inter le separan 8 puntos del sexto puesto que, salvo sorpresa, dará acceso a la Europa League. En cambio, durante la pasada Mancini se muestra optimista y dice que el próximo año el equipo estará en la lucha por el Scudetto. Para ello ya ha pedido a Yaya Touré a Thohir y a un hombre fuerte atrás. Veremos hasta qué punto el presidente indonesio puede realizar fichajes debido a la investigación de la UEFA por el ‘Fair Play Financiero’.
