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Fórmula 1

Los 10 peores pilotos de la Fórmula 1

Ser el peor es mucho más difícil que ser el mejor. Es una máxima de lógica aplastante. Si el genio es el que resalta sobre las malas hierbas, el iluminado que destaca sobre el vulgo, la competencia entre los que no estamos tocados por una varita mágica debe ser feroz y multitudinaria. Al final, en una carrera de Fórmula 1 es uno el que triunfa y diecinueve los que fracasan más o menos calamitosamente. Y esos son los héroes, los que alimentan el espectáculo. Porque el éxito crea envidia y el fracaso empatía, y solo eso explica el sorprendente aumento de popularidad que ha sufrido Fernando Alonso conforme crecía su barba y menguaba el rendimiento de sus coches. Y porque en el fondo todos sabemos que los duelos Senna-Prost hubiesen sido menos épicos sin veinte comparsas alrededor luchando por molestar lo menos posible. Es más, el que menos éxito tuvo en esta deshonrosa misión se dejará ver en nuestra lista. Estos son los 10 peores pilotos de la historia de la Fórmula 1.

10. Luca Badoer

Los más puristas calificarán como injusta la inclusión de Badoer en esta lista. Al fin y al cabo, el bueno de Luca fue campeón de la prestigiosa F3000 y en la Fórmula 1 se supo desenvolver con cierta velocidad a pesar de los troncos que le tocó conducir. Sin embargo el italiano ostenta uno de los records, injusto o no, más bochornoso que se puedan tener. Luca Badoer es el piloto que más carreras de Fórmula 1 ha disputado sin sumar un solo punto. La cifra se fija en 51 carreras sin puntuar, y si bien esto aún podría no parecer suficiente, lo que termina de justificar la presencia de Badoer en la lista son las dos últimas, en 2009 y con Ferrari, sustituyendo al lesionado Michael Schumacher, que a su vez iba a sustituir al lesionado Felipe Massa. Cuando Luca Badoer se subió al indomable F60 en el circuito de Valencia hacía casi diez años que no disputaba una carrera de Fórmula 1, lo que vagamente puede justificar que clasificase último a segundo y medio del penúltimo, el también debutante Jaime Alguersuari. Logró terminar la carrera, último por supuesto, aunque doblado solo una vez por el ganador y sufriendo un adelantamiento vergonzante por parte de Grosjean en la salida del pit lane. Pese a este esperpento, Ferrari mantuvo a Badoer para la siguiente carrera, Spa, donde el italiano volvió a clasificar último tras estrellar el coche en su última vuelta lanzada. Vomitar en la misma parrilla de salida unos minutos antes de que se apagase el semáforo no parecía un buen presagio para la carrera, y así fue. Badoer volvió a ser último, a casi dos minutos del ganador de la carrera, su compañero Kimi Raikkonen. Ferrari decidió bajar a Luca del coche para poner a Fisichella y terminar así con un intento casi obsceno de resucitar a un piloto ramplón de hacía una década.

9. Andrea de Cesaris (foto ut supra)

Pecan de poca memoria los que creen que Pastor Maldonado ostenta el record de “most destroyer ever”. No niego los méritos del venezolano, pero a los clásicos hay que respetarlos, y si es ofensivo comparar a Vettel con Fangio también debe serlo comparar a De Cesaris con Pastor. Y es que aún le queda mucho a Maldonado para alcanzar la cuasi imbatible plusmarca de 148 abandonos en 208 carreras que ostenta De Cesaris, un 71%  de efectividad que le coloca al frente de la lista de más abandonos en la historia de la Fórmula 1. También en su haber la mayor racha de abandonos consecutivos de todos los tiempos, situada en 22, lo que también significa que hubo una temporada entera, la de 1987, en la que no terminó ni una miserable carrera. Unos números que apabullan y avalan la presencia de De Cesaris en esta lista. Y sí, hizo una pole, aunque se estrellase después.

8. Alex Yoong

Yoong no era un piloto de pago más. El primer, y único, piloto malayo de la historia de la Fórmula 1 llegó gracias a patrocinios de su país a Minardi, el peor equipo de la categoría. Por supuesto, la preocupación de los italianos por él fue mínima. En cuanto pillaron el cheque lo subieron, sin apenas experiencia, a bordo del segundo Minardi y como compañero de equipo de Fernando Alonso. En esas tres últimas carreras de 2001 la diferencia rondó en torno al segundo y medio a favor del asturiano. Para 2002 el talonario siguió llegándole a Yoong, y esta vez con Alonso fuera del equipo se esperaba que Minardi fuese algo más benévolo con la elección del compañero. Craso error. El elegido fue Mark Webber, que ya en la primera carrera logró hasta puntuar. Yoong por su parte no logró pasar el 107% hasta en cuatro Grandes Premios que, obviamente, no pudo disputar por ser demasiado lento. Tras ese fiasco, el equipo le bajó del coche para darle alguna lección de conducir y que, al menos, pudiese correr las carreras. Davidson le mantuvo caliente el asiento hasta que Yoong estuvo preparado para volver, correr con más miedo que vergüenza las tres últimas carreras y desaparecer para siempre de panorama de la Fórmula 1.

7. Marco Apicella

Y ya van tres italianos. Sin caer en los chistes de “caca, culo, pedo, pis” y alejado del tópico, Marco Apicella prefirió darle un estilo minimalista a su carrera deportiva. Solo se personó a una carrera, el Gran Premio de Italia de 1993. Incluso logró clasificar por delante de algún coche el sábado, uno de ellos Badoer. El domingo, se estrelló 200 metros después de la salida, antes incluso de llegar a la primera curva, y nunca más volvió por la Fórmula 1, lo que convierte a la suya en la carrera deportiva más corta de toda la historia, por más que André Lotterer intentase superarle el año pasado.

6. Jean-Louis Schlesser

La temporada 1988 estaba siendo un paseo triunfal de McLaren-Honda. Senna y Prost ganaban todas las carreras, y se encaminaban hacia un pleno de triunfos histórico. Monza no parecía suponer demasiado inconveniente para ellos. Con lo que no contaban es con que Mansell se iba a poner malito, y con que Williams no iba a encontrar un mejor sustituto para el bigotudo que Jean-Louis Schlesser, un piloto cuya experiencia en Fórmula 1 se reducía a tres intentos en vano de pasar la preclasificación en 1983. Esta vez eso no iba a ser un problema, y Schlesser logró meter el Williams en la parrilla, aunque fuese al final del todo y a dos segundos de su compañero. El domingo el motor de Prost falló, lo que convirtió la carrera en un mero paseo para Ayrton Senna. El brasileño ya rodaba triunfal hacia la línea de meta cuando a dos vueltas del final se encontró con un Williams y, sí, era Schlesser, tocaba doblarlo por tercera vez. Llegando a la primera chicane, Senna, incauto, se lanzó al interior sin ser consciente del peligro que representaba su contrario. Schlesser, incapaz de controlar el Williams, impactó contra el McLaren haciéndolo volar por los aires y desatando el delirio en Monza ante una victoria entregada a Ferrari en bandeja. Por supuesto, el bueno de Jean-Louis no volvió a aparecer por la Fórmula 1.

5. Hans Heyer

La historia de Hans Heyer podría ser, quizá, la más épica de toda esta lista. El alemán solo se presentó a una carrera, el Gran Premio de Alemania de 1977. Por bastante diferencia, nada menos que tres coches, no logró pasar la preclasificación, lo que le impedía correr la carrera el domingo. Pero eso no estaba en los planes de Hans. Tras un accidente en la salida en el que un par de coches quedaron fuera, Heyer consideró que eso le otorgaba permiso para disputar la carrera, de modo que desempolvó su viejo Penske con motor Cosworth, probó a ver si arrancaba, y ni corto ni perezoso se presentó en la pista. Lo mejor es que fue el público y no los comisarios quienes se dieron cuenta de la irregularidad, y cuando quisieron descalificarlo ya fue tarde porque su coche se había averiado. Era el encanto de otra época.

4. Taki Inoue

Inoue fue uno de esos japoneses que aprovechó el boom de la Fórmula 1 en el país nipón a finales de los 80 para colarse como fuese en la categoría. Taki solo disputó 18 carreras, de las que tuvo que abandonar trece, no sin varios accidentes y algún incendio del que escapó de milagro. Pero no es por eso por lo que Inoue está aquí. Los méritos de este japonés iban más allá de los límites del coche. Y es que Taki tiene el insólito record de ser atropellado dos veces por el Safety Car. La primera en Mónaco, después de que el coche de seguridad chocase contra una grúa y saliese disparado contra el pobre Inoue. La segunda en Hungría, cuando el japonés trataba de apagar un incendio, otro más, que se había apoderado de su coche. Un idilio con el Safety Car que convirtió a Taki Inoue en el abanderado del prototipo de piloto japonés, hasta que llegó…

3. Yuji Ide

La irrupción de este piloto japonés en el mundial de Fórmula 1 en 2006 fue espectacular. Super Aguri, un cutre equipo creado deprisa y corriendo por Aguri Suzuki para debutar ese mismo año, presentó en sociedad a su flamante pareja de pilotos japonesa, Takuma Sato y… Yuji Ide. No fuimos pocos los que tuvimos que acudir, en vano, a la wikipedia a buscar sus credenciales. No parecía muy de fiar que con 31 añazos sus logros se redujeran a un segundo puesto en Fórmula Nippon, y las peores sospechas se confirmaron en las tres primeras carreras, en las que una bandera roja durante los entrenamientos era prácticamente sinónimo de accidente de Ide. Incluso durante la clasificación del Gran Premio de Australia tuvieron que explicarle por radio como poner marcha atrás para dejar de bloquear la pista tras un trompo. Su epitafio llegó en San Marino, con las carreras de la hora del vermú ya de vuelta. En la salida Yuji Ide se llevó por delante a Christijan Albers, haciendo dar varias vueltas de campana a su Midland. La FIA le retiró la superlicencia e Ide no volvió nunca por la Fórmula 1. En plena era internet, muchos se atrevieron a catalogarlo como el peor piloto de la historia y posiblemente no se equivocaban.

2. Gary Brabham

Generalmente los hijos de ex pilotos suelen ser corredores presentables que mantienen un cierto nivel, aunque sea porque llevan practicando desde pequeños. No fue el caso del vástago de Jack Brabham. Gary firmó en 1990 por el pordiosero equipo Life, lo que ya de por sí era una condena a la mediocridad. Pero Brabham se superó. Después de apenas poder rodar en la primera preclasificación de la temporada, logró pasar para siempre a los anales de la historia en la segunda, en Estados Unidos, donde logró completar la vuelta de clasificación más lenta de toda la historia de la Fórmula 1, a ¡38 segundos! de la pole position de Berger. Por supuesto,Gary Brabham salió del equipo con el rabo entre las piernas y jamás volvió a aparecer por la Fórmula 1.

1. Victor “Al” Pease

En tan solo tres carreras de Fórmula 1 este canadiense cachondo que siempre corría con el dorsal 69 logró batir multitud de records negativos y, de paso, ganarse el corazón de toda la afición. Las tres carreras para las que logró clasificarse fueron en casa, en Canadá. En la primera de ellas, en 1967, pilotó a una velocidad media de 69 km/h, lo que le acarreó ser doblado hasta 43 veces por el ganador de la carrera, Jack Brabham. Vale que la lluvia y alguna avería ayudaron, pero aún así son dos records incontestables que prácticamente por si solos justificarían esta posición. Pero Víctor no se quedó ahí. En su segunda clasificación ni siquiera pudo arrancar el coche para correr la carrera, por lo que su venganza tendría que esperar al Gran Premio de Canadá de 1969. Lucía el sol, por lo que el record de 43 vueltas perdidas parecía a salvo. Sin embargo a veces la historia es testaruda. La carrera comenzó y pronto empezaron a doblarle de nuevo, aunque esta vez Al Pease oponía más resistencia, e incluso llegó a sacar de pista a alguno de los líderes de la carrera. Cuando la sangría de vueltas perdidas ya era una hemorragia, la FIA decidió tomar una decisión insólita y enseñó la bandera negra a Al Pease ¡por ir demasiado lento! Esto convierte al canadiense en el único piloto en ser excluido por esta razón y le entrega, por aclamación, el reconocimiento como piloto más lento de toda la historia de la Fórmula 1. Líder indiscutible de esta lista pero…

BONUS TRACK.- La venganza de Markus Winkelhock

Porque todos tenemos derecho a nuestros quince minutos de gloria, y porque los mediocres que miramos para arriba a la estrella que luce también tenemos nuestro orgullo, apareció Markus Winkelhock. Este alemán, hijo de otro piloto alemán, llegó a la Fórmula 1 en 2007 para sustituir al despedido Albers en el equipo Spyker, el peor con diferencia de toda la parrilla. El aluvión de críticas por parte de los pilotos consagrados hacia un piloto sin experiencia que llegaba de nuevas en mitad de una temporada fue torrencial. El sábado, Winkelhock se quedó a un segundo y medio de su compañero Sutil, que a su vez se quedó a la misma distancia del siguiente. Todos los ingredientes estaban en el caldero para que Markus tuviese un domingo de pesadilla. En una estrategia absolutamente descabellada, Spyker decidió que WInkelhock saliese desde el pit lane y con neumáticos de lluvia extrema, pese a que la pista estaba completamente seca. Con lo que nadie contaba es con que segundos después de darse la salida el cielo comenzó a desplomarse sobre Nurburgring. Diluviaba, y mientras todos los pilotos expertos luchaban sin mucho acierto por mantener su coche, con ruedas de seco, en pista, Markus Winkelhock alcanzaba sin despeinarse la primera posición y abría un hueco de medio minuto que solo la FIA, bandera roja mediante, pudo frenar. Cuando la carrera se relanzó todos pasaron como aviones a Markus, que en la vuelta doce tuvo que retirarse por una avería. Winkelhock lideró seis de esas vueltas, lo que le deja en un 50% de vueltas lideradas y como líder destacadísimo de esas clasificación histórica. Después de aquello dejó la Fórmula 1, dejando para siempre ese record inalcanzable como el último bastión de la mediocridad frente a los que ejercen el pilotaje iluminados por la gracia de Dios.

Montijo, 1991. Periodista. Extremeño y culé que pasa la vida en tierra hostil. La Fórmula 1 no es un deporte, ni falta que hace. Messi es un perro.

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