Un balón. No necesitó más para maravillar a todo el mundo. Da igual el escenario. El Camp Nou o la playa, un Mundial o el campeonato más modesto. Ahora Ronaldinho cumple 36 años, el físico ya le abandonó hace tiempo pero esa habilidad, esa técnica, esa magia no se pierden. Ahora mismo, tras dejar Fluminense, no tiene equipo y no parece que vaya a asomarse a la élite del fútbol. Tampoco hará falta para recordarle como uno de los mejores jugadores de los últimos 20 años.