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Lejos de Barcelona hace mucho frío

Hoy es día 1 de julio. Eso quiere decir que, oficialmente, los jugadores que terminaban contrato este año y todavía no han firmado con ningún otro club están en la agencia libre, o como diríamos si nos sucediese a nosotros, en el paro. La diferencia está en que ellos tienen la vida solucionada y sino tienen trabajo seguro, pero ese es otro tema. El caso es que Ousmane Dembélé ya no es jugador del FC Barcelona.

Llevamos más de un año con la novela entre Dembélé y el Barça. He leído un millón -no literal- de opiniones: unas a favor de su renovación, otras diciendo que cuanto antes se vaya mejor… También las hay algo más en el centro, y son mis favoritas porque, recordemos, en la vida no todo es blanco o negro, existen infinita cantidad de grises. El gris en el que yo me encuentro es en favor de la renovación del ‘mosquito’, sabiendo lo que costó en su día, las capacidades del jugador y -aunque es totalmente cierto que en 5 años no pudo demostrar todo su potencial- que no sé si es debilidad mía pero yo sigo creyendo en él. Pese a todo.

Ousmane ha estado en el Barça siempre desestabilizado. Cuando no era por sus lesiones, lo más habitual hasta este último año, era porque los entrenadores iban y venían y el equipo no carburaba. Y aún cuando el equipo no carburaba, él tenía la capacidad de ser esa pieza diferencial que, con sus individualidades, suponía un constante foco de peligro.

Pese a todo ello y a que sigo creyendo en él, no me olvido de cómo han sido las cosas con el tema de su renovación. Tanto Xavi como Laporta lo han halagado públicamente, algo que no depende de él pero debería sumar. Las informaciones que salieron al respecto en todo momento afirmaron que Dembélé se quería quedar en Barcelona por lo que más que otra cosa, todo el paripé parecía una técnica para meterle presión al Barça y que subieran la oferta, algo que por supuesto tampoco me parece bien desde mi punto de vista de aficionado.

Fui de los que pensaba que lo mejor era venderlo en el mercado de invierno. Ahora soy de los que se arrepienten de haberlo querido y de los que celebra que se quedara. Fui de los que deseé con todas mis ganas no volver a verlo con la camiseta blaugrana. Ahora soy de los que defienden su renovación y piensa que ‘ojalá verlo con la nueva equipación’. Pero lo que yo quiera, como sujeto individual, poco importa. Lo que importan son las negociaciones entre representantes, jugador, directivas y todo el tinglado futbolístico que esté implicado, y ahí no se llegó a un acuerdo.

A día de hoy, Ousmane Dembélé no es jugador del FC Barcelona ni de ningún otro club. Salvo sorpresa, no parece que vayamos a volver a verlo con la camiseta blaugrana. Si es cierto que él quería quedarse, ¿Por qué no firmó? ¿Tan baja es la oferta del Barcelona? Yo me creo que la oferta sea inferior a las que otros clubes le propusieron, incluso me creo que sea muy inferior, pero no sé si tanto como para no quedarte en el club en el que supuestamente quieres estar.

Yo sigo confiando en que se quedará. Quizás estoy pecando de iluso, o de ingenuo, pero yo de verdad lo creo. Y creo que en cuanto empiece la temporada, si sigue al nivel al que terminó la pasada, va a marcar goles y repartir asistencias por doquier. Creo que los que hoy le silban terminarán aplaudiéndole, como ya sucedió una vez. Pero si finalmente no se queda, me gustaría recordar que fuera de Barcelona hace mucho frío y no todo es como lo pintan. Dudo mucho que en algún momento llegue a leer esto, pero ahí queda mi consejo.

Imagen de cabecera: GettyImages

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