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Las maldiciones del Birmingham y el Derby County

El fútbol no es ajeno al misterio y las maldiciones. Un buen puñado de leyendas negras han acompañado a equipos, jugadores y entrenadores y conforman el anecdotario más oscuro de este deporte.

Sin lugar a dudas, la leyenda urbana más famosa del planeta fútbol es la de Bela Guttman, aquel entrenador húngaro que al ser despedido del Benfica, lanzó una maldición que sentenciaba que, sin él, el conjunto portugués no ganaría un título europeo en 100 años. Y ahí están.

Mirando hacia Inglaterra y echando la vista atrás, hay que viajar a Birmingham y Derby para encontrar dos historias tan curiosas como similares. Ambas tienen como telón de fondo una maldición que llegó con una mudanza de estadio. Y ambas tienen como protagonistas a unos gitanos.

Los gitanos de Bordesley

El Birmingham City se había fundado en 1875 bajo el nombre de Small Heath, hasta que adoptó su denominación actual en 1943.

En 1877 inauguró el estadio de Muntz Street, donde el Birmingham jugaría de local hasta que alcanzó la categoría de equipo profesional en 1885, siendo uno de los primeros clubes en Inglaterra en convertirse en sociedad anónima limitada con un consejo administrativo interno.

Fue el presidente Harry Morris quien decidió abandonar el estadio de Muntz Street para mudarse al St. Andrew’s Stadium, situado en el barrio de Bordesley, ya en plena efervescencia del equipo y en pugna total con el Aston Villa por llevarse los honores de ser el mejor club de la ciudad.

La mudanza, prevista para 1906, suponía el traslado a un campo con un aforo de más de 75.000 espectadores y también conllevaba expulsar a una familia de gitanos asentados en la zona. Como era de esperar, a los gitanos no les hizo demasiada gracia y el día de la inauguración de la nueva casa del Birmingham, un 27 de diciembre (Boxing Day), dejaron caer una maldición sobre el club que habría de extenderse durante 100 años. El Birmingham no ganaría un trofeo en todo ese espacio de tiempo.

¿Qué hay de real en esta maldición? Lo cierto es que el Birmingham no tuvo que esperar 100 años para poder levantar un título, pero si pasaron 57 hasta que los Blues lograron llevar una copa a sus vitrinas.

Recapitulemos. Iniciada la Segunda Guerra Mundial, la tribuna del St. Andrew’s se quemó y el terreno de juego sufrió graves desperfectos, lo que conllevó que la Asociación de Fútbol ordenase su cierre. Perdieron dos finales de FA Cup (1931 y 1956) y dos finales de la antigua Copa de Ferias en 1960 y 1961. Eso sí, en 1963 se dieron el gusto de tumbar a su gran rival, el Aston Villa, en la final de la League Cup por tres a uno, lo que supondría su primer título tras la maldición. Después, la decadencia.

5th May 1956: The team captains of Manchester City and Birmingham City lead their players onto the field at Wembley, London, before the FA Cup Final match. (Photo by PNA Rota/Getty Images)

El Birmingham se convirtió en un equipo incapaz de ganar nada y adquirió una sobrada reputación de club ascensor mientras el Villa se consolidaba como el grande de la ciudad, hasta redondear sus hazañas con la consecución de la Copa de Europa en 1982.

¿Cómo terminar con la maldición? Tuvieron que pasar unos años hasta que el club empezase a sentir como algo real el mal fario lanzado por los gitanos. Fue entonces cuando muchos, llevados por la creencia de que la deriva negativa del Birmingham era consecuencia directa de la maldición, probaron a contrarrestarla con diferentes conjuros. En ese aspecto, hubo dos técnicos que elevaron la superstición a la máxima potencia.

Ron Saunders, técnico del equipo de 1982 a 1986, ordenó que se colgaran crucifijos en todos y cada uno de los postes de luz del estadio. También pintó de rojo la suela de las botas de los jugadores.

Barry Fry, que dirigió al Birmingham de 1993 a 1996, orinaba antes de cada encuentro en las cuatro esquinas del campo. Fry agarró al equipo en Tercera División y acabó subiéndolo a Segunda. Como él mismo señalaría, orinar en el córner antes de cada partido parecía dar resultado: «Gané los dos primeros partidos cuando asumí el cargo, pero después estuve tres meses sin ganar. En esos momentos crees cualquier cosa, así que llamamos a un experto y nos dijo que la única manera de contrarrestar la maldición era mear en cada esquina. Y me puse manos a la obra. De diez partidos que jugamos después, ganamos siete y empatamos dos«.

La maldición vencía exactamente el 27 de diciembre de 2006. Ese día, el Birmingham derrotaba dos a uno al Queens Park Rangers en lo que acabaría siendo una temporada de ensueño en la Football League que culminaría con el ascenso a la Premier.

Descendieron en 2008 y volvieron a subir en 2009. El Birmingham levantaría su último trofeo el 27 de febrero de 2011 al ganar la Carling Cup al Arsenal por dos a uno, gracias a los tantos de Zigic y Martins.

Birmingham City’s Obafemi Martins (R) celebrates with teammate Birmingham City’s Serbian striker Nikola Zigic after scoring during the Carling Cup final football match between Arsenal and Birmingham at the Wembley Stadium in London on February 27, 2011. Birmingham City won 2-1. (ADRIAN DENNIS/AFP/Getty Images)

 

El asentamiento de Baseball Ground

El Derby County vio la luz en 1884 como una sección del equipo de cricket y su primer nombre fue Derbyshire County FC. Durante su existencia, los Rams conocieron algunos de sus mejores días bajo el mando de Brian Clough y Peter Taylor, después de pasar unas duras épocas sin rumbo en la Segunda División y al borde de la quiebra económica.

El Derby jugaba en un principio en el County Cricket Ground, conocido popularmente como Racecourse Ground, hasta que se mudó en 1895 al Baseball Ground. El cambió de estadio conllevaba la expulsión de un asentamiento de gitanos que ocupaba la zona. Como los terrenos ya habían sido adquiridos por la directiva, las quejas de los habitantes del lugar no sirvió para nada. Los gitanos lanzaron una maldición al County bastante específica: los Rams no ganarían la FA Cup en toda su historia.

¿Qué hay de real en esta maldición? Lo cierto es que nadie le dio importancia en un principio. Pero pasados ocho años de la expulsión de los gitanos, comenzó la preocupación. De 1895 a 1909, el Derby County llegó a las semifinales del torneo en 14 ocasiones. Cayó eliminado 11 veces a las puertas del partido definitivo y alcanzó tres finales (1898, 1899 y 1903), las cuales perdió. La última de ellas, por cierto, con una goleada récord: el Bury se llevó el trofeo tras tumbarlos por seis a cero. El Derby era incapaz de progresar en el torneo y su aura de gran equipo se fue desvaneciendo. Afortunadamente, los Rams «solo» tuvieron que dejar pasar 51 años para conquistar el título.

27th April 1946: Derby County goalkeeper Vic Woodley tries to catch the ball as Charlton Athletic centre forward Bert Turner (centre) forces a corner off Leon Leuty (left).Turner made history by scoring for both teams, with an unfortunate deflected own goal. Photo by William Vanderson/Fox Photos/Getty Images

¿Cómo terminar con tan terrible maldición? La situación del club era tan rocambolesca que, cuando los Rams llegaron a su cuarta final de FA Cup en 1946, donde esperaba el Charlton, aparecieron con los deberes hechos.

El Derby County envió a su capitán, Jack Nicholas, a encontrarse con una vidente gitana para pedir consejo sobre cómo detener la maldición. La leyenda cuenta que a los jugadores se les ofreció una moneda de plata que debían colocar en las palmas de sus manos antes del partido para atraer la buena suerte.

Mito o realidad, lo cierto es que el Derby venció por cuatro a uno al Charlton en un partido que necesitó de una prórroga en la que la suerte cayó del lado del County por obra y gracia de dos goles de Jackie Stamps.

Foto cabecera: Photo by Alex Pantling/Getty Images

Historiador. Fútbol y cultura popular. Anglófilo convencido. Cinéfilo militante. Reivindico la necesidad de contar historias más allá del balón.

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