Los delanteros viven del gol. Su credibilidad depende de un número. Si marcan, juegan; si pasan una mala racha, se les critica y, a la larga, busca un relevo. Alcácer lo sabe, pero necesita tiempo.
Alcácer no está jugando tanto como se esperaba en este de inicio de temporada. Con partidos contra el Leganés, Alavés o Sporting era de esperar que disfrutara de más minutos de los que ha hecho. Más aún, con Messi lesionado. Por si ello no fuera suficiente, cuando ha entrado en juego, además, no se ha sentido cómodo y, salvo algunos destellos, ha producido más bien poco en ataque. Contra el Borussia Monchengladbach, sin ir más lejos, 7 balones tocados en 53 minutos y la sensación de no encontrar su sitio sobre el terreno de juego. Él sabe cuál es su rol y el motivo por el que se le fichó y sabe que la afición tiene paciencia, pero hasta un límite.
Competir con Suárez es imposible y complementarle, complicado: siempre que le sustituya se le criticara porque no será capaz de aportar lo mismo. De esta forma, Alcácer debe intentar ser él mismo y confiar: la confianza es indispensable para un delantero.
Si Alcácer duda, Roberto, Arda y, precisamente, Suárez deben ser su luz. Uno de la casa, uno de fuera y uno de su misma demarcación que necesitaron tiempo para adaptarse y sacar su mejor versión. Jugar en el Barça no es sencillo, porque, por un lado, requiere adaptación y, por el otro, se exige si no la excelencia, mucho se le acerca. El delantero de Torrent necesita tiempo, trabajar tranquilo para poder adaptarse, a la larga, al engranaje azulgrana y aprovechar, así, mejor los minutos de los que disponga.
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