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Las dos caras de Suzuki

La ya finalizada pretemporada de MotoGP ha dejado varias conclusiones. Una de ellas es que la Suzuki de esta temporada poco o nada tiene que ver con la del curso pasado, incapaz de subir al podio en ninguna de las 18 carreras disputadas -en contraste con los 4 podios obtenidos por Viñales en 2016, incluyendo una contundente victoria en Gran Bretaña-. La marca japonesa ha dado con la tecla para hacer una moto equilibrada que esconda las debilidades de un motor que está lejos, en términos de potencia, de los de Honda y Ducati.

Sin embargo, centrándonos en su dupla de pilotos, encontramos una dualidad llamativa. Andrea Iannone y Álex Rins son dos pilotos diametralmente opuestos. Pero, por encima de ello, son dos personas completamente distintas. La dupla, que comparte equipo desde principios de 2017, cuando Suzuki decidió reestructurar de arriba abajo su alineación de pilotos, no ha conseguido los resultados esperados hasta ahora. 

A mediados de 2016, Maverick Viñales, estrella del equipo, anuncia que se marcha a Yamaha para la siguiente temporada. El proyecto de la escudería, que gira en torno a la figura del joven catalán, se debe reinventar. El segundo piloto de la marca, Aleix Espargaró, clave en la puesta a punto de la moto, recibe la noticia de que no será renovado por Suzuki, pese a que sus resultados estaban siendo aceptables -lejos de Viñales, pero regularmente entre los 10 primeros en cada carrera-. 

Suzuki decidió, como en 2015, formar una dupla con un joven ‘rookie’ (Rins) y un piloto con experiencia en MotoGP (Iannone, que no había sido renovado por Ducati tras la llegada de Lorenzo). Pero, de salida, ninguna de las dos contrataciones funcionó. Rins, de indudable talento -compitió hasta el final por el título de Moto3 con Viñales en 2013-, sufrió diversas lesiones que le impidieron progresar todo lo que se esperaba. Y en el caso de Iannone, considerado un piloto más talentoso que Espargaró, su falta de ética de trabajo, ya mostrada en su época en Ducati, le llevó a ser una de las grandes decepciones de la temporada.

Con Rins ya recuperado de sus problemas físicos y con una moto que ahora sí está capacitada para estar en los puestos de honor, el barcelonés ha brillado en pretemporada. Fiel a su estilo: sin hacer ruido y con una gran ética de trabajo. Rins ha estado arriba tanto a una vuelta como en ritmo de carrera, lo que le convierte en candidato a conseguir grandes logros desde la primera cita del año. 

Iannone, en cambio, sigue en una situación similar a la de 2017. Rápido como pocos, díscolo como nadie. Y así se reflejó en la última semana de tests en Qatar: logró el mejor crono en la segunda jornada, mostrando además un admirable ritmo de carrera, pero una teórica ‘indisposición’ le hizo no subirse en la moto al día siguiente. Justo en la misma fecha en la que aparecía un vídeo por las redes sociales, poco favorable para sus intereses, de esa noche. 

El italiano y el español muestran las dos caras, y las dos líneas de trabajo, que tiene Suzuki. Un piloto de extremado talento pero nulo en la puesta a punto de la moto y con poca predisposición para trabajar, y otro probablemente sin toques de fuera de serie, pero con una gran facilidad para comunicarse con los ingenieros, expresas qué quiere de la moto y trabajar sobre ello. Y en equipos como Suzuki, que no pelean por el título, suele triunfar el perfil que destila Rins. A partir de Qatar, la próxima semana, se comprobará.

Vigués residente en Barcelona. Escribo en Sphera Sports y en VAVEL. Descubrí a Federer y luego me aficioné al tenis. ¿O fue al revés?

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