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Las bolas 'calientes' y 'frías' en los sorteos

Paco AGUILAR – La UEFA actual, una auténtica empresa profesionalizada hasta el más mínimo detalle, con la Champions League como mejor competición del mundo. Ahora el tema arbitral está blindado ante cualquier intento de influir sobre los colegiados, la limpieza de todos los torneos está fuera de toda duda. La actualidad no tiene nada que ver con el viejo organismo que estaba radicado en un modesto piso de la Júpiter Strasse de Berna, donde los dirigentes del fútbol europeo compartían edificio con las señoras que hacían la colada en los bajos, dónde estaban las lavadoras comunitarias. Entonces las cosas eran muy diferentes, empezando por los sorteos.

Muchos creen que lo de las ‘bolas calientes’ es una leyenda urbana, pero nada más lejos de la realidad. Durante el mandato del italiano Artemio Franchi como presidente de la UEFA (1972-1983), era práctica habitual. Y el ‘ejecutor’ del sistema para evitar choques de grandes clubs en fases que no interesaban o demasiado tempranas fue un español que se llamaba Andrés Ramírez, que era, a su vez, empleado de la Real Federación Española de Fútbol.

El sistema tuvo un curioso final, según me explicó en su día Pablo Porta, el que fuera presidente de la Real Federación Española (1975-1984) y miembro del Comité Ejecutivo de la FIFA, además de haber redactado los actuales Estatutos del organismo del fútbol mundial.

Resulta que Andrés Ramírez era el encargado aquel día de colocar las bolas del sorteo en la nevera en la víspera del sorteo, cosa que hacía habitualmente. El sistema era arcaico pero efectivo. La bola que no querían que saliera era la fría (salida de la nevera) o caliente, según conviniera.

En ese sorteo el peligro que quería evitar el presidente de la UEFA Artemio Franchi era un emparejamiento entre el Inter y el Real Madrid. El italiano se desviviía por su Florentina (el campo actual de la Fiore lleva su nombre) y mantenía una relación de gran amistad con Moratti padre, el entonces presidente del Inter, progenitor de Massimo, el último presidente neroazzurro hasta que vendió el club al multimillonario Tohir.

A poco de empezar el sorteo, que entonces se celebraba en un salón pequeño del hotel Atlanthis Sheraton de Zurich o en la misma sede de la UEFA en Berna, salvo las semis que se hacían en la televisión Romanche de Ginebra, sucedió lo inesperado: El Real Madrid quedó emparejado al Inter. El enfado y la sorpresa de Artemio Franchi fue grande. Fulminó con la mirada a Andrés Ramírez que se encogió de hombros como si no tuviera nada que ver con el ‘error’ que había tenido quien extraía las bolas del sorteo.

¿Qué había pasado? Pues algo digno de una película. En la noche previa, Andrés Ramírez se fue a cenar con una amiga íntima que trabajaba en la UEFA y se olvidó a su vuelta al hotel de colocar las bolitas en el congelador. Lo hizo al despertarse, pero con el pcoo tiempo que las bolas pasaron en la nevera, quien tuvo que extraer los nombres de los equipos se equivocó. Lo peor para el ‘sistema’ fue que, encima, el Real Madrid eliminó al Inter en una eliminatoria histórica.

Es fue el final del sistema de las bolas calientes y frías en los sorteos de la UEFA. Eran otros tiempos, sin duda. Ahora, con transmisión de televisión en directo, las redes sociales y demás, el sorteo, salvo los requisitos de las televisiones y geográficos (hasta cuartos), son totalmente limpios. En los años setenta fue diferente, aunque el propio fútbol acabó con las bolas calientes y frías dictando su ley en el campo.

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