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Fútbol femenino

La sequía

Tras cuatro minutos de añadido, María Dolores Martínez Madrona señalaba el camino de los vestuarios. Tan solo era un pitido final, otro de tantos, pero por tercera vez consecutiva en liga, ese sonido se convertía en símbolo de decepción para los aficionados atléticos. Su equipo lo había intentado por todas las vías posibles, encerrando al Valencia a través de un acoso y derribo constante que a punto estuvo de cambiar el signo del partido en varias ocasiones. Pero el acierto de Enith Salon en algunas acciones, y la falta de puntería de las delanteras rojiblancas en otras, volvían a dejar al cuadro de José Luis Sánchez Vera sin la posibilidad de celebrar un gol.

En los últimos años es muy poco habitual encontrar partidos en los que el Atlético de Madrid se haya quedado sin marcar. Y para descubrir sequías goleadoras que se hayan alargado durante 180 minutos hace falta un repaso exhaustivo de sus resultados, porque ha sucedido realmente en ocasiones contadas. Por dicho motivo nos encontramos ante una situación realmente anómala, tres encuentros sin ver puerta son un escenario completamente atípico que en liga no se daba desde la temporada 2006/07, cuando el cuadro colchonero encadenó tres derrotas consecutivas ante Real Oviedo, Levante y FC Barcelona todas ellas sin lograr perforar la portería rival.

En el Antonio Puchades, el Atlético generó numerosas ocasiones de gol, pero sus futbolistas de corte ofensivo se encuentran en ese punto en el que la guardameta rival parece aumentar de tamaño y la portería se encoge. Si intentas asegurar el disparo el balón va al cuerpo de la portera y si buscas la colocación el esférico se marcha lamiendo el poste. No hay cura para ese mal, la pelota acabará entrando más temprano que tarde y por arte de magia los balones que hasta ese momento se marchaban fuera empezarán a acariciar la red. El problema es que quizás cuando eso suceda ya será demasiado tarde, porque ahora mismo es un pequeño abismo el que separa al equipo rojiblanco del objetivo de la tercera plaza.

Desde la marcha de Jenni Hermoso y Esther González, al Atlético le ha costado encontrar referentes goleadores. En su última temporada, en el club anotaron entre ambas la suma de 37 goles, una sombra demasiado alargada para quienes han llegado en su sustitución. Toni Duggan aterrizó en Madrid con el cartel de goleadora, pero lo cierto es que en Barça no llegó a despuntar en cuanto a cifras anotadoras se refiere. Charlyn Corral resultó un fichaje ilusionante pero en su primera temporada no terminó de aclimatarse, y este año la mala suerte se ha cebado con la azteca en forma de grave lesión. Y Deyna Castellanos, a través de la calidad y el descaro, representa el futuro de este Atlético, pero es una futbolista demasiado joven como para cargar con toda la responsabilidad goleadora del equipo.

Ludmila da Silva conduciendo el balón en el enfrentamiento entre Atlético de Madrid y Valencia (Xisco Navarro/ImagoImages)

Ante tal situación el problema podía haber sido mayor, pero Ludmila da Silva ha sabido salir al rescate. La futbolista brasileña se ha hecho cargo de una responsabilidad que quizás no le corresponde, la de ser la pichichi del conjunto colchonero. Ella es la futbolista explosiva, la que genera espacios, la que desborda, la que crea constantes desajustes en las defensas rivales, y este año también ha sabido disfrazarse de finalizadora, para sumar 14 goles en 24 jornadas disputadas y paliar en la medida de lo posible la falta de gol de este equipo.

Los goles lo son todo en el fútbol. El equilibrio entre evitarlos en tu portería y marcarlos en la del rival te convierte en mejor o peor equipo. Y luego se puede hablar de sistemas de juego, de preparaciones físicas, de estados de ánimo, de buenas y de malas rachas y de todo lo que rodea este maravilloso deporte, pero lo único cierto es que sin goles no hay nada que celebrar o nada por lo que lamentarse a nivel deportivo.

Esta temporada el Atlético ha marcado 43 goles en 24 jornadas disputadas, cifras que quedan tremendamente alejadas de los 79 que había cosechado a estas alturas en la campaña 2018/19, los 58 de la 2017/18 o de los 77 de la 2016/17, tres años en que el equipo se coronó como campeón de liga. Mientras el conjunto rojiblanco no logre volver a disponer de la pegada de antaño difícilmente podrá pelear de nuevo por el trofeo que premia la regularidad. E incluso, tal y como está sucediendo este curso, será poco probable que pueda obtener un pasaporte para seguir paseando con orgullo su escudo por Europa.

Imagen de cabecera: ImagoImages

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