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Champions League

La resistencia

El Atlético de Madrid lo volvió a hacer. Es reincidente. Un sospechoso habitual en gestas y carácter desde que Diego Pablo Simeone inoculó su gen competitivo en ese vestuario. Los rojiblancos están en cuartos de final de la Champions League tras ganar 2-3 en Anfield cuando pocos, muy pocos, lo podían anticipar cuando el sorteo emparejó a reds y colchoneros. Este equipo tal vez no seduzca con un fútbol de fantasía, pero tiene un orgullo, una fe y un amor propio que enamora.

Muchos afirman hoy, con cierto desprecio, que el Atlético tuvo suerte, que el Liverpool fue mucho mejor y que el pase de los colchoneros fue injusto. Vayamos por partes. La suerte se busca, ‘el ser mejor’ en el fútbol no asegura nada, y la justicia en este deporte es como buscar un unicornio rosa.

En la zona roja de Liverpool están hoy de bajón, sin entender que fue lo que salió mal. En su descargo, cabe decir que los aplicados pupilos de Klopp no se pueden reprochar nada. Su partido fue casi perfecto. Intensidad máxima, velocidad, generación de ocasiones y control de todo aquello que se podía controlar. Solo se le escapó una cosa: los imponderables. Y que tu portero suplente cometa un doble error en una prórroga (falla el pase y falla en la colocación posterior) sin duda lo es.

¿Sabéis aquello de que si hubiera una guerra nuclear, las cucarachas podrían sobrevivir? Pues bien, el Atlético, este Atlético de Simeone, es la cucaracha. La resistencia como leitmotiv. El ‘no nos moverán’ hecho bandera.

‘Jugar bien’ a fútbol es un arte. Un arte subjetivo. ¿Qué es jugar bien? Para mi es algo que trasciende un mero tema estético. Tener un plan y llevarlo a cabo para que cumplas tus objetivos también es jugar bien. Resistir y hacer 72 despejes en un partido, es tan lícito como hacer 1000 pases. El debate sobre el fondo y la forma es muchas veces estéril. Si el calzado elegido te sirve para avanzar por el camino, buen calzado es. Dignifiquemos el resistir, en el fútbol y en la vida. Nadie sufre y aguanta embestidas como el Atlético de Madrid, porque el ‘dolor y gloria’ lo lleva grabado a fuego. Es parte de su ADN.

La victoria colchonera se está personificando en Jan Oblak, muro esloveno que estuvo inconmensurable en Anfield con su recital de ‘paradas básicas’. Pero cabe destacar que el ejercicio de resistencia fue coral. Merece una especial mención el partido de Ángel Correa, el sostén que supuso Thomas Partey en muchos momentos del duelo, el ejercicio de madurez de los Saúl y Koke, el don de la oportunidad de Marcos Llorente en un escenario tan ilustre o el excelso despliegue defensivo del tándem Felipe – Savic, que tuvieron a bien despejar 32 balones ayer noche.

A todo esto, Felipe Augusto de Almeida Monteiro llegó este verano al Atlético de Madrid sin hacer mucho ruido. ‘El bueno es Éder Militão’ decían muchos expertos que ponían el foco en Mario Hermoso. El tiempo, siempre implacable, pone a todos en su lugar. Felipe es hoy uno de los mejores centrales del mundo, Mario Hermoso el cuarto central del equipo y Éder Militão una sombra. El lugar del Atlético está nuevamente entre los ocho mejores equipos de Europa, y todo ello gracias al don de la resistencia. Resistir es vencer.







Papá de Miranda. Orgulloso hijo de gallego y asturiana. Dejé 13 años como abogado por fundar y dirigir Sphera Sports, con lo que ello supone. Asumo las consecuencias. Hice 'mili' en Pisa y en Bristol. Me gustan las orcas, los países escandinavos y un gol en el 90'.

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