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La reinvención de Perotti

Diego Perotti ha
madurado mucho desde que, hace dos años, dejó la tranquila Génova para medir su
ambición en la Roma. Pero, sobre todo, Diego Perotti ha mejorado muchísimo esta
temporada gracias a Eusebio Di Francesco. ¿Cómo es posible cambiar de este modo
el estilo de juego cerca de cumplir los 30 años?

Enero 2016. Diego
Perotti deja el Genoa y llega a la Roma de Spalletti, un bloque muy
especializado y compacto. Juego inicialmente de mediapunta, pero el técnico de
Certaldo reconoció, además de su innegable habilidad con el balón, también su
dificultad para hacerse hueco en espacios cerrados del mediocampo.

El argentino fue
así relegado al extremo izquierdo en el 4-2-3-1, situando en la mediapunta a
otro jugador atípico, como Radja Nainggolan. Realizó en esa posición un año
óptimo, con 12 goles y 14 asistencias, consolidándose además como lanzador de
penaltis en ausencia de Totti -y pasando por encima de De Rossi en la jerarquía-.
Sin embargo, sobre el campo parece que se limitó a cumplir, sí, pero nunca dio
la sensación de ser el más peligroso del equipo, ni jugadas de crack y ni
jugadas de ovación. Un jugador normal.

Desde que Eusebio
Di Francesco llegó a Trigoria, Perotti ha sido capaz de añadir juego a su
habilidad. Con Spalletti, todo lo que se le pedía era recibir un balón en largo
-y parado-, converger centralmente para asistir a sus compañeros en el área o,
escolásticamente, esperar la subida por banda del lateral Emerson Palmieri.
Ahora, Di Francesco lo utiliza realmente como ‘extremo táctico’.

El 4-3-3 del
técnico pescarese significa más libertad en banda, pero también un trabajo más
avanzado, con menos presiones defensivas. Perotti ha tenido que aprender que en
el fútbol que requiere su entrenador las cadenas laterales son fundamentales
para subir el campo y ha aprendido que un correcto posicionamiento del cuerpo
respecto a balón y compañeros puede marcar la diferencia entre una jugada que
llega a portería en velocidad y un balón perdido.

Respecto al
4-2-3-1, los extremos tienen menos referencias en ataque, pero cuentan con una
posibilidad de subir en el campo más rápido gracias a las triangulaciones
naturales en banda. La ausencia de referencia central le regala más espacio para
conducciones en diagonal hacia el centro. Además, las subidas de Kolarov y
Nainggolan le alejan los rivales, liberándole espacio y tiempo para los
disparos. Di Francesco le ha creado este espacio dejándole comenzar desde
izquierda mientras los compañeros le crean espacios alejándose de él.

El trasladar el
centro del juego del centro del campo a las bandas ha permitido a Perotti
encontrar más continuidad y aprovechar las combinaciones con los compañeros,
aunque estén más alejados. Esto se debe a que lo mejor para dar seguridad a un
compañero es ampliar su tiempo de elección alejándole los rivales. Dzeko, un
delantero lejos de ser estático, es clave para arrastrar la posición de los
zagueros rivales y crear espacios vitales para sus jugadas en cualquier zona
del campo.

Perotti ha sabido
evolucionar e interpretar un rol aparentemente rígido en un sistema
aparentemente poco flexible de una manera muy elástica. Ha comenzado a ofrecer
movimientos interesantes sin balón, cuando antes prácticamente no existían: en
largo y en corto, cerca y lejos de los compañeros. Ha aprendido a jugar en
banda o en el centro según la situación -ataque posicional o en transición-,
dejando el espacio correspondiente al lateral.

Perotti es el
termómetro del equipo, el balance que marca por dónde se atacará. Ha conseguido
reinventarse como un elemento clave del equipo, un regista ofensivo para la Roma. Es difícil determinar qué influencia
hay de Di Francesco en este crecimiento tan repentino y cuánto mérito propio,
pero mi apuesta va por el nuevo entrenador de la Roma, capaz de crear el
contexto perfecto para él y para el equipo al mismo tiempo.

El sistema que Di
Francesco ha creado en torno a sus jugadores los ha convertido en más
verticales, rápidos y precisos. Lo más distintivo, tanto en la Roma como en
Perotti, es la capacidad de aumentar el ritmo y la intensidad a voluntad, con
jugadas de memoria y una óptima capacidad asociativa técnica.

Perotti es un ala
táctica porque está lejísimos del concepto de extremo vertical y unidimensional
del 4-3-3 clásico -como Candreva- y del extremo técnico y de gestión -como
Bernardeschi-. Perotti es un ala táctica porque de él depende el desarrollo
ofensivo de la jugada, la dirección que se le da al ataque, él decide con sus
movimientos con y sin balón si la jugada morirá dentro o fuera de la portería
rival. Tiene un número de soluciones impresionante a disposición, por técnica y
por contexto. Perotti es la ejemplificación sobre el campo de la nueva Roma de
Di Francesco.

 

Roma (IT), 1989 | No es périodista, pero compensa con la pasión por el juego. Análisis tácticos, contribuciónes y opiniones sobre lo que pasa dentro del campo.

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