Aleix Vidal no ha tenido suerte o, quizá, no ha sabido aprovechar su oportunidad. La cuestión es que su etapa en el Barça, pese a las últimas apariciones, parece vista para sentencia. Él no quiere irse, nadie quiere hacerlo, pero está claro que su entrenador no cuenta con él para nada. Ha jugado tres partidos en diciembre y ninguno excesivamente importante: un amistoso en Catar, un partido sin nada en juego en Champions y la ida de los dieciseisavos de Copa, eliminatoria que el Barça, como ya hizo el año pasado, suele encarar siempre con los menos habituales.
Aleix Vidal llegó al Barça para relevar a Alves y marchará siendo el relevo de Sergi Roberto. Un no natural en su posición le ha ganado la partida. Cierto es, pero, que tampoco ha contado con excesivas oportunidades pese a que en general ha solido cumplir cuando ha jugado: cumplir, ni destacar ni desentonar. Su relación con su entrenador le ha pasado factura, algo que no quita que no ha sabido revertir la situación como sí lo hizo, por ejemplo, Arda Turan.
La etapa por Can Barça ha sido para Aleix un auténtico desastre. Primero se pasó medio año sin jugar por la sanción del club y, luego, en este 2016 apenas ha podido participar y ayudar a sus compañeros. Esta falta de minutos evidentemente le cierra puertas, pero quizá ahora sea el momento para que él dé un paso atrás en su carrera. Fichar por un club de menor entidad, hincharse a jugar, recuperar sensaciones y ganar estabilidad, algo que nunca ha terminado de lograr.
De confirmarse su baja, el Barça necesita reforzarse. No puedes depender 100% de Roberto, porque una lesión te deja en jaque. Si Aleix marcha en enero, que sería lo lógico, pues no cuenta, lo ideal sería que llegase un lateral experimentado para hacer la transición hasta verano. En el mercado estival el club podría centrarse ya en uno más joven.
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