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La otra cara de Shaq: el O’Neal rapero

Shaquille O’Neal es sin discusión
uno de los mejores jugadores de la historia del baloncesto. Cuatro anillos,
quince veces All-Star, MVP de la NBA en el 2000, incluido en alguno de los
mejores quintetos en catorce ocasiones, oro en Atlanta 96, miembro del Salón de
la Fama… lo dicho, uno de los mejores. Pero además de eso, Shaq también hizo
carrera en el mundo de la música, concretamente en el rap. Fue durante los años
noventa y tuvo un éxito que ya quisieran haberlo tenido muchos profesionales de
esto.

Suele decirse que los raperos
quieren ser jugadores de baloncesto y que los jugadores de baloncesto quieren
ser raperos. No son pocos los NBA que de un modo u otro están relacionados con
la música, ya sea invirtiendo dinero o componiendo ellos sus propias canciones.
Por ejemplo, Metta World Peace posee un sello discográfico (Tru Warier Records)
y Kobe Bryant estuvo a punto de sacar su propio álbum de la mano de Sony.

Quien sí lanzó sus propios temas
fue Shaquille O’Neal. En 1993, tras su año rookie en la NBA, firmó con la
discográfica Jive Records. Su primer disco vio la luz en octubre de ese mismo
año. Llevó por título Shaq Diesel y
fue un éxito de ventas: logró el puesto 25 dentro del Billboard 200 y se
vendieron cerca de un millón de copias, por lo que obtuvo el certificado de
disco de platino. Y eso que la crítica del álbum no fue muy buena que digamos. Su
segundo disco, Shaq Fu: Da Return,
salió al mercado un año después. En él trató asuntos personales, como su
inexistente relación con su padre biológico Joe Toney. Este álbum tuvo un éxito
menor que el primero, pero aun así se coló en las listas del Billboard y obtuvo
el certificado de oro.

Su fama como jugador y como rapero
le permitieron conocer a The Notorius B.I.G, que colaboró con él en el tema You Can’t Stop the Reign, canción que
dio nombre al tercer álbum de estudio del pívot. Otro rapero de renombre como
Jay-Z también cantó con Shaq en este disco. A pesar de estas colaboraciones,
las ventas volvieron a bajar (poco más de 200.000 copias vendidas). Lo mismo
sucedió con el cuarto disco, Respect.
Contó con la colaboración estelar de su compañero y entonces amigo Kobe Bryant,
pero fue un fracaso de ventas y crítica. Así, Shaquille O’Neal Presents His Superfriends, Vol. 1 no llegó a ver
la luz. Estaba previsto su lanzamiento para 2001.

La carrera musical de O’Neal había
terminado, pero nunca la abandonó del todo. Tras ganar el anillo con Miami en
2006, sacó su segundo álbum recopilatorio de sus mejores canciones. Hizo una
última demostración de su flow a
finales de junio de 2008, poco después de que los Lakers perdieran las Finales
de la NBA ante los Celtics. En un local de Nueva York, el entonces pívot de los
Phoenix Suns cogió el micrófono para hacer un freestyle cuyo estribillo decía “Kobe, nigga, tell me how my ass tastes
(“Kobe, nigga, dime a qué sabe mi culo”).
Su relación con Bryant todavía estaba lejos de normalizarse.

Cuatro álbumes de estudio (más de
dos millones de copias vendidas), nueve singles y dos discos recopilatorios es
el bagaje musical de Shaquille O’Neal. Una trayectoria que fue de más a menos y
que abandonó coincidiendo con el inicio de su dinastía con los Lakers. Por
suerte para todos, el rap no distrajo a Shaq de sus responsabilidades con la
que era su verdadera profesión: el deporte. No todos pueden decir lo mismo.

Periodismo UCM. NBA en @SpheraSports y Sporting en La Voz de Asturias (@sporting1905).

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