Hace unos años, de viaje por Italia, tuve la oportunidad de visitar la bella ciudad de Siena. Una ciudad que conocía por un motivo: el AC Siena. En los videojuegos siempre confundía el escudo bianconero del equipo toscano con el de la Juventus. Caminé por sus calles, visitando los lugares emblemáticos del lugar: la catedral, la Piazza del Campo, el Palacio Piccolomini o el Palacio Salimbeni.
De todas las ciudades que visito, siempre me llevo un recuerdo futbolístico de cada una de ellas: un llavero, una camiseta o cualquier otro souvenir que se preste. Me puse a buscar, junto a otro amigo mío, la botica del AC Siena, pero no fuimos capaces de encontrarla. Pero conseguimos algo mucho mejor: entrar en el Estadio Artemio Franchi, también conocido como el Montepaschi Arena.
Fue fácil entrar. Bajamos una rampa y ya estábamos dentro. Nos pusimos a caminar por el césped y a sacar fotos. El Siena se encontraba en un mal momento, al borde del abismo. Nadie nos dijo nada. Cuando nos cansamos de caminar por las gradas y ver de cerca todo el estadio nos fuimos. Esa noche el Siena de Alberto Malesani perdía en su ciudad contra el Palermo.
Esa temporada el conjunto italiano descendió a Serie B pero, al año siguiente y de la mano de Antonio Conte, volvió a Serie A. Consiguió mantenerse en la élite gracias a una gran temporada de jugadores como Mattia Destro o Emanuele Calaio pero, como dice el dicho, en casa del pobre, duran poco las alegrías. Al año siguiente, un nuevo descenso.
El equipo de la Toscana italiana tenía que volver a remar desde el abismo pero ya no era lo mismo. Apareció un nuevo problema para el equipo: la bancarrota. Al no lograr el ascenso esa temporada, el equipo se vio obligado a la desaparición.
Igual que el Parma, el AC Siena se refundó con un nuevo nombre: el Robur Siena, que comenzó su escalada hacia la élite en la temporada 2014/15. Batió el record histórico de abonados en Serie D, con cerca de 4.000, hasta la llegada del nuevo Parma, y casi 3.500 en la temporada siguiente. De momento, el club cumple objetivos. Desde la Serie D-E, van a ascenso por año. Actualmente son líderes de la Serie C, con un punto más que otro histórico: el Livorno.
Para ello contrataron a gente con experiencia en la categoría, como su máximo artillero estas últimas temporadas, Alessandro Marota, y con varios cedidos de equipos de Serie A y Serie B. Michele Mignani, historíco del club (su número, el 4, fue retirado) entrena al equipo. La gloria, cada año más cerca.
El Robur, tal y como se conoce a sus aficionados para distinguirlos de los equipos de baloncesto de la ciudad, busca resurgir de sus cenizas. Jugadores como Massimo Maccarone, Erjon Bogdani, Enrico Chiesa, Marcelo Larrondo, Eugenio Lamanna, Rossettini, Aleandro Rosi, Diego Fabrrini, Ciro Immobile, Mattia Destro, Neto, Konko, Zúñiga o Feddal disfrutaron de este gran club. El Robur Siena volverá al lugar que le pertenece: la Serie A.
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