Intentaré, desde ya, no caer en la tentación de escribir de Haaland cada semana: da la sensación de que lo que está haciendo, algo totalmente anómalo, es la nueva normalidad en la Premier League. Probablemente hoy podría hablar del desastre del Bournemouth, despidiendo al hombre que les ascendió hace un suspiro, o del frenético último día de traspasos que emociona a tantos y que a mí no me impacta lo más mínimo. Sin embargo, el noruego ya ha enviado una alerta al resto de entidades de la liga: no necesita, prácticamente, ni tocar el cuero. Marcará sin que te des cuenta. Suena a frase de tráiler de una película mala, pero es así.
Una de las grandes discusiones en las islas en las primeras semanas era que no olía el balón. La ola de calor también hizo daño en Inglaterra y más de un analista, un pelín mareado por el sol, atizó al ariete por no participar en el juego de los de Pep Guardiola. Su primer partido en casa, donde solo dio una asistencia de gol, fue el estímulo para crear polémica en los días en los que muchos están despistados por las vacaciones. Había que discutir sobre algo.
El periodista joven, el que analiza la salida de balón del Midtjylland, destacó los buenos movimientos de Haaland sin balón. El veterano, por su parte, el que sigue diciendo en los sorteos de Champions que hay que tener cuidado con los equipos alemanes, exclamó que el delantero tenía que hacer goles y que aquel día él no había marcado. Pues dicho y hecho.
Ya lo decía una y otra vez Martí Perarnau: Guardiola es mucho más ecléctico de lo que pensamos. Llegamos a creer que en su filosofía solo existía el 4-3-3 y lleva más de una década mostrando que su fútbol no cabe en un libro. Ahora nos hemos empezado a acostumbrar ya a ese 2-3-5 que obliga a sus futbolistas a divertirse como enanos. Con la llegada de Haaland el Manchester City posee al goleador que no había el curso pasado. El noruego ya ha demostrado en sus primeros partidos en Inglaterra que su presencia no impide ese fútbol tan líquido de los últimos años -jugaban muchas veces sin referencia- y que encima no tiembla cuando tiene la oportunidad. Si sigue así es normal que acabemos cayendo en la tentación de hablar una y otra vez de él.
Imagen de cabecera: @ManCity
