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Fútbol africano

La maldición de Héctor Cúper con las finales

Héctor Cúper era defensa y dejó el fútbol en 1992, siendo jugador de Huracán. Su carrera en los banquillos comenzó dos años después, dirigiendo al equipo en el que se retiró. En este equipo tuvo el primer revés de su vida como entrenador. Huracán llegaba líder con un punto más que Independiente y debía visitarle en el último partido del Clausura de 1994. Les bastaba un empate para ganar el torneo y no ocurrió. Independiente goleó al Globito por 4-0 y se llevó el campeonato. Ahí comenzó una maldición que ha perseguido a Cúper a lo largo de su carrera en los banquillos, sobre todo, en torneos de larga duración.

Su primer gran éxito se produjo en 1996, siendo entrenador de Lanús. Se adjudicó la Copa CONMEBOL tras eliminar a Bolívar, Guaraní, Rosario Central e Independiente Santa Fe. Ese título le valió el interés del fútbol europeo y su primer destino fuera de Argentina fue el fútbol español. Lo contrató el RCD Mallorca, que había retornado a la Primera División el año antes, de la mano de Llompart. El conjunto balear se reforzó con tres compatriotas de Cúper que ya le habían tenido como entrenador: Carlos Roa, Óscar Mena y Gabriel Amato. Cúper hizo un milagro. Clasificó al equipo en 5º lugar y fue pasando rondas en la Copa del Rey, hasta disputar la final en Mestalla, ante el FC Barcelona.

En abril, Héctor Cúper se vería las caras con Louis Van Gaal, que aquella temporada ganaría la Liga. La final acabó 1-1, habiendo marcado Stankovic primero para los baleares tras una gran jugada de Amato en la línea de fondo. Rivaldo empataría pasada la hora de encuentro y el partido llegaría a los penaltis, habiéndose quedado los mallorquines con dos jugadores menos por las expulsiones de Mena y Romero. Carlos Roa y Ruud Hesp demostraron su calidad, parando algunos de los penaltis de la tanda. Finalmente, el Barça acabaría llevándose el título y Cúper perdiendo otro gran torneo.

El subcampeonato de la Copa del Rey llevó al RCD Mallorca a disputar la Recopa de Europa la temporada siguiente. Pero antes, la Supercopa de España. El equipo mallorquín se vengaría del FC Barcelona a doble partido y se llevaría el trofeo. La plantilla sumaba algunos argentinos más. Se fueron superando rondas en Europa, eliminando al Hearts escocés, al Genk belga, al Varteks croata y, en semifinales, al Chelsea de Vialli. Llegaban a la final, en la que se verían las caras con la Lazio. El conjunto romano se llevaría la victoria final, pero no marcaron hasta los últimos diez minutos. Cúper sumaría así otro título que se escapaba en el último momento.

El buen rendimiento del conjunto balear los dos años anteriores le valieron al entrenador argentino para firmar un contrato con uno de los grandes de la liga, el Valencia. Lo que consiguió Cúper con los valencianistas en esas dos temporadas fue algo épico y triste a la vez. Llegaron a dos finales de Champions consecutivas, ante Real Madrid y Bayern, perdiendo las dos. La 1ª de ellas, de manera muy clara, ya que cayeron derrotados por 3-0. La 2ª, en cambio, todo un drama. Otra vez se le escapaba al entrenador argentino un título desde la tanda de penaltis. Para consuelo, el Valencia acabaría adjudicándose la Supercopa, de nuevo, frente al Barça de Van Gaal.

Héctor Cúper con Ronaldo en un partido del Inter.

Para disgusto del propio protagonista, su salida del Valencia llevaría consigo la mala suerte a la Serie A. Estuvo dos temporadas en el Inter de Milán. En el primer año llegó liderando la liga a la última jornada, con Juventus y Roma presionando. Los tres equipos jugaban como visitantes en el último partido. El Inter perdió 4-2 frente a la Lazio, que se cruzaba, de nuevo, en el camino de Cúper. Juventus y Roma vencieron a Torino y Udinese y acabaron por encima del conjunto interista en la clasificación final. Se quedaba, así, una vez más, sin título en la última jornada. Y no quedaría ahí la cosa. En la 2002-03 perdió el liderato en la jornada 21ª y acabaría clasificado en la 2ª posición, a siete puntos de la Juventus.

Pasó el tiempo y Cúper pasó por varios banquillos, sin éxito: RCD Mallorca (de nuevo), Real Betis, Parma y la selección de Georgia. Aterrizaba en el año 2009 en el fútbol griego, para jugar en el Aris. Llevaría al conjunto de Salónica a su 4ª final en la década y, como en las anteriores, el conjunto salió derrotado, esta vez, ante el Panathinaikos (1-0). El argentino no se lo creía. Una más. Que sí, que llegar a las finales o al final de un torneo con opciones no es nada fácil, pero llegar tantas veces y perder la mayoría, es frustrante. Tras su paso de dos años por Grecia retornó a España, a las filas del Racing de Santander, aunque duró más bien poco. Cogió al equipo en la 2ª jornada y lo dejó en la 14ª, siendo colista. El fútbol turco le llamó y en la misma temporada firmaría por el Orduspor, club al que acabaría teniendo un rendimiento algo pobre en la Superliga. Marchó a los Emiratos Árabes, para dirigir a Al-Wasl, aunque sin llamar mucho la atención.

(GABRIEL BOUYS/AFP/Getty Images)

Después de su experiencia en Oriente Medio le llegó la llamada de una nueva selección nacional. Egipto, que no acudía a un gran torneo desde que ganara la CAN en 2010 (habiendo ganado tres de manera consecutiva), le contrató en 2015. Llegaba el 2017 y, con él, una nueva oportunidad para que Egipto volviera a ser campeón africano y Cúper campeón. No partían como favoritos, pero se plantaron en la final. Cerró la 1ª fase como campeona de grupo y sin encajar un solo gol, tampoco en cuartos de final. Llegaron las semifinales y Burkina Faso le puso las cosas complicadas a los egipcios, que acabarían ganando en los penaltis. Tocaba enfrentarse a Camerún en la final. Se enfrentaban las dos potencias del continente africano, con 11 títulos de campeón entre ambos. Se adelantaron en el marcador los de Cúper, pero la remontada de Camerún les dio su 5º título continental.

No pudo ser. Una decepción más se sumó a las otras acaecidas a lo largo de la carrera en los banquillos del argentino Héctor Cúper. El mal fario se adueñaba de su palmarés, siendo muchas veces subcampeón o perdiendo ligas en el último momento. Así se relata la maldición de Héctor Cúper, un hecho que, ni su mayor enemigo, si lo tuviera, le hubiera deseado. Sin embargo, haciendo referencia a una frase que sirve de consuelo, como ya dijimos, para ganar finales hay que llegar, y Cúper, ha llegado a unas cuantas.

Puerto de la Cruz (Tenerife), 1983. Bloguero en fase de evolución. Amante del fútbol global, blanquiazul de corazón y rossonero por aficción a este señor deporte. Conocido en el mundillo como "Humilde Aficionado". El balón, nuestro mejor amigo.

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