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Fútbol Español

La lista negra de la jornada 8 de La Liga

Un Memo. ¿Recuerdan ese portero mexicano que lo paraba todo en el Mundial de Brasil? Ese tipo con cinta, pelo rizado y parecido a Ted Mosby volaba para evitar goles cantados y era reconocido por todos sus compañeros como el más decisivo de la plantilla en aquellos días. Hoy, la vida es más bien distinta para Memo Ochoa. Fichó por el Málaga, donde apenas ha jugado en los tres últimos años. En Granada sí ha encontrado la titularidad, pero sus errores se van sucediendo jornada tras jornada y cuesta goles a su equipo. Muchos goles. Como algunos de los siete que encajó en el Calderón (los mismos que encajó en la pasada Copa América ante Chile). Cuestan goles importantes, porque suelen ser los que abren el marcador para el rival. Si no recupera la confianza y la solvencia que le intuimos en Brasil, está destinado a vivir de nuevo sentado en un banquillo.

 

 

El bajón de la temporada. El Sporting empezó tan bien que en la jornada 3 marchaba tercero con dos victorias y un empate. Desde entonces, los de Abelardo cuentan todos sus encuentros por derrotas, con un balance de tres goles a favor y 16 en contra. Ya están en puestos de descenso tras caer de nuevo, esta vez ante el Valencia en un partido donde tiraron más que el rival, pero la falta de puntería y la pegada de los de Prandelli (hasta el 1-2, anotó en los dos tiros que tuvo) desequilibraron la balanza. A pesar de estar todavía en octubre, el partido de la próxima jornada ante el Granada se antoja dramático. Más si cabe teniendo en cuenta que ni Babin (lesión) ni Amorebieta (sanción) podrán jugarlo.

 

 

Una jugada con Riesgo. 1-1 en Ipurúa, minuto 37. Un balón largo se dirige hacia las inmediaciones de Asier Riesgo, meta armero. Parece fácil, pero espera a que el balón bote frente a él y cuando se dispone a despejar, ya tiene delante a Sergio León, que roba el esférico y lo introduce en la portería. Riesgo pide perdón por un error que le costó a su equipo la remontada tras adelantarse a los 20 segundos. El meta, que ya fue expulsado ante el Granada, no esta teniendo el inicio de campaña que esperaba.

 

 

Espectáculo ensuciado. Del Alavés-Málaga no se esperaba, quizá, el partidazo que nos brindaron ambos equipos, sobre todo en una segunda parte en la que los malacitanos buscaban el empate al tiempo que los locales buscaban contraataques para hacer el segundo. Cuando Rosales marcó con un zapatazo el 1-1, a cinco minutos del final, se desató la locura. Tres minutos después Theo Hernández perdía la cabeza y se autoexpulsaba con una entrada temeraria a un rival, fruto de haber sufrido segundos antes una falta que el árbitro no había pitado. Quedaba tiempo de sobra para que el equipo de Juande Ramos se estirara y buscara la victoria en Mendizorroza en superioridad numérica, pero Juanpi, con amarilla, protesto una jugada y vio la segunda. Dos expulsiones muy evitables que ensuciaron lo que había sido un verdadero espectáculo.

 

 

«Poyet, vete ya». Fue lo que sonó en un amplio sector de la grada del Benito Villamarín cuando el Betis cayó de forma contundente ante el Real Madrid, sin apenas reaccionar. Solo nueve meses antes, y con Merino como técnico interino, el equipo verdiblanco logró rascar un empate. A solo un punto del descenso al encadenar tres derrotas en los últimos cuatro partidos, parte de la afición ya pide la cabeza del técnico uruguayo. «Me parece normal. Si estuviera en la tribuna hubiera hecho lo mismo que la gente. Hay que pedirle perdón a la afición, porque no vinieron para esto. Cada uno sabe quién es el responsable y yo soy responsable de lo mío. Están en su derecho de pitar, abuchear y lo que quieran. Hoy fue bastante malo, posiblemente rozando el ridículo. Si el día del Deportivo no estaba de acuerdo con la pitada, hoy sí”, dijo Poyet en rueda de prensa.

 

 

Expulsados: Theo Hernández (Alavés), Juanpi (Málaga), Laure (Deportivo) y Sergi Gómez (Celta)

Goles en propia: Wass (Celta)

 

Alicante, 1991. Mi madre siempre me decía: "No sé por qué lloras por el fútbol, sino te da de comer". Desde entonces lucho por ser periodista deportivo, para vivir de mis pasiones (y llevarle un poco la contraria).

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