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Bundesliga

La guillotina de Matarazzo

En los deportes de equipo, los cambios de entrenadores son muy comunes en el transcurso de una competición larga. Es raro ver alguna temporada sin despidos o renuncias. En la actualidad, teniendo en cuenta las prisas que muchos corren y la necesidad de obtener resultados al momento, estos relevos se producen de manera continua y el fútbol alemán no es ajeno a ello, aunque existen excepciones como Christian Streich, un ‘rara avis’. Sin embargo, este texto no pretende hablar de aquellos que se extienden en el cargo, sino de los caídos. Los que perdieron su puesto. Varios han sido los clubes que han cambiado de técnico en lo que va de Bundesliga y, lo más sorprendente, son mayoría los que han destituido al entrenador tras ser goleados por el mismo equipo. Y no, no es el Bayern ese club.

La guillotina comenzó muy temprano. El Mainz 05 había protagonizado uno de los cambios de entrenador más extraños vistos, meses antes de la pandemia. Aprovechando un parón por compromisos internacionales, en Maguncia sustituyeron a Sandro Schwarz por Achim Beierlorzer que, en esas mismas fechas, había sido despedido del FC Köln, que estaba en descenso. Aunque la apuesta al final salió bien y se salvaron los dos, la cúpula del Mainz tomó la decisión de despedir a Achim con solo dos jornadas de la nueva temporada disputadas. Ese día se impuso Matarazzo a Beierlorzer con un contundente 1-4. Ambos llegaban tras perder el partido inaugural y finalmente se llevó la victoria el equipo que venía de 2.Bundesliga. 

Avanzada la competición. Con David Wagner (primer técnico del Schalke 04 en caer esta liga) acompañando a Achim al paro la misma semana, llegó la jornada 11ª, con la visita de Matarazzo y los suyos al Signal Iduna Park de Dortmund. El conjunto de Favre estaba envuelto en una encrucijada muy grande. La aparición de muchos jugadores jóvenes en el club y las ganas de Lucien Favre de darles responsabilidades desde el primer momento a estos jugadores, hizo que muchas veces el equipo se comportara de manera bipolar, siendo contundente y débil a partes iguales. Erling Haaland estaba enchufado, pero el resto eran algo intermitentes. Sacaban partidos muchas veces por inercia, más que por merecimiento. Y a eso hay que sumarle las lesiones de muchos jugadores. Ese cóctel había convertido a un posible rival del Bayern en un equipo débil, incapaz de mantener el ritmo. Por otra parte, Favre llevaba tiempo siendo cuestionado. No era la primera vez que se hablaba de su salida del club, pero su estancia en Dortmund se extendió en el tiempo más de lo merecido. La visita del Stuttgart llegó tras dos derrotas consecutivas en casa frente a Bayern (2-3) y FC Köln (1-2). El partido llegó al descanso empatado. En la 2ª mitad, el equipo visitante fue un vendaval y se llevó por delante al Dortmund con un 1-5. Este resultado fue el detonante del despido de Favre y la aparición de Terzic, el ayudante que cogería las riendas y, a día de hoy, hay quien dice que hasta podría quedarse, pero es algo complicado. Más, teniendo en cuenta el lío que se formó con el anuncio de Marco Rose. 

El tercer club que se vio perjudicado por la guillotina de Matarazzo fue el Schalke 04. Sin embargo, ya habían pasado tres entrenadores hasta ese momento. David Wagner y Manuel Baum no encontraron la tecla. Huub Stevens apareció como interino para cerrar el 2020, pero nunca más allá. Llegó Christian Gross al banquillo, un técnico ajeno a la situación que vivía el conjunto minero y así acabó, siendo también despedido. El entrenador suizo, curiosamente, había sido técnico del Stuttgart años atrás y su ex equipo sería el que le apartara de un proyecto en el que nunca estuvo cómodo. Nunca encajó. Gross solo consiguió una cosa buena durante su estancia en Gelsenkirchen. Evitó convertir a los mineros en el club con la racha sin victorias más grande del fútbol alemán. El cargo no estaba hecho para él, que se había visto superado por la situación. Ni siquiera, la llegada de jugadores experimentados para reforzar la plantilla pudo evitar una derrota que ya se había convertido en costumbre. 

Y así fue como un equipo hecho sin estridencias se convirtió en uno de los máximos goleadores de la liga. Gracias, en parte, a tres nombres propios: Gregor Kobel, Silas Wamangituka y Sasa Kalajdzic. Uno bajo palos y los otros dos siendo muy efectivos en la portería rival. Ellos aportan, pero sí hay una cosa que destaca del club de la capital del estado de Baden-Württemberg es eso, que se comportan como un club. Por supuesto, Pellegrino Matarazzo tiene algo que decir al respecto. Él es quien lleva el timón de uno de los clubes más atractivos de ver el Alemania esta temporada. Un equipo que ha puesto la puntilla a tres técnicos en esta liga. La guillotina de Matarazzo en acción. 

Imagen de cabecera: Imago

Puerto de la Cruz (Tenerife), 1983. Bloguero en fase de evolución. Amante del fútbol global, blanquiazul de corazón y rossonero por aficción a este señor deporte. Conocido en el mundillo como "Humilde Aficionado". El balón, nuestro mejor amigo.

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