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La franja es de Primera

El Rayo acabó la pasada temporada undécimo con 33 puntos, su peor registro
desde que se instauró grupo único en Primera División. Se quedó fuera de la
Copa de la Reina por segunda vez en tres años y encajó la friolera de 63 goles,
el que más sin contar a los dos descendidos.

Las malas noticias se sucedieron una vez acabado el curso: Miguel Ángel
Quejigo (ocho años en la casa entre filiales y primer equipo) y Estela (mejor
jugadora para la afición) se marcharon al Madrid CFF, y Natalia Pablos, leyenda
del club, anunció su retirada tras 15 años y 350 goles.

Considerado un clásico del fútbol femenino (ganó tres títulos ligueros
entre 2009 y 2011), su situación cambió radicalmente, y pronto fue etiquetado
como uno de los favoritos a descender. Sin embargo, tras 10 jornadas
disputadas, el Rayo de Irene Ferreras se consagró como uno de los equipos
revelación del campeonato, y probablemente el que firmó un inicio más
meritorio. Hubo revolución en la plantilla  y se refrescó cada posición
del campo gracias a la apuesta por la cantera. En cada partido, el Rayo forma
media alineación con futbolistas de entre 16 y 20 años. Y todas cumplen, además
de una Oriana Altuve que en la primera mitad del torneo suplió con creces a Natalia
Pablos. Eran candidatas al descenso y contra todo pronóstico alcanzaron la
sexta plaza y alejaron la zona roja en 12 puntos tras derrotar al UDG Tenerife
en su estadio.

Ese fue el culmen del cuadro vallecano, que siguió demostrando su
competitividad hasta alcanzar el ecuador, cuando todo comenzó a derrumbarse sin
signos aparentes. El 2019 no sentó nada bien al cuadro de Ferreras, que cayó en
siete partidos consecutivos, incluyendo un 4-0 a manos de la Real Sociedad en
la eliminación de Copa de la Reina. Todo indica a que el físico no acompañó en
un grupo formado en gran parte por debutantes. También la falta de gol: solo
marcó uno en esa racha negativa. La puntería de Altuve se secó y no contó con
socias de altura.

El triunfo ante el Sporting en La Orden gracias a un gol de Yael Oviedo
resultó una bombona de oxígeno. El empate ante el Betis (0-0) y la remontada
frente al Valencia (1-2) dejaban la pemanencia a un paso y demostraban que el
Rayo podía seguir compitiendo contra cualquiera. Las dos últimas goleadas ante
rivales de la zona baja (1-5 vs Espanyol y 3-0 vs EDF Logroño) fueron un golpe
que no evitó la salvación matemática en la última jornada, donde algunas de las
futbolistas lloraron con sentimiento. “Muchos nos daban por descendidas antes de
empezar, no tenían ni idea de lo que es el Rayo femenino”, escribió Pilar
García, uno de los pesos pesados del vestuario. Quedan dos partidos y la Franja
seguirá en Primera. Aunque no tenga estrellas ni el pedigrí de antaño, en
Vallecas no se puede sentir más orgullo de unas futbolistas que merecen más
reconocimiento por parte de su club, más centrado en los derechos televisivos
del conjunto masculino que en el único equipo que le ha dado títulos y gloria
europea a lo largo de su historia.

Alicante, 1991. Mi madre siempre me decía: "No sé por qué lloras por el fútbol, sino te da de comer". Desde entonces lucho por ser periodista deportivo, para vivir de mis pasiones (y llevarle un poco la contraria).

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