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La explosión de Ricky Rubio

¡Qué bien le ha sentado el mes de marzo a Ricky Rubio! Pero cuánto ha tenido que remar contra viento y marea para reivindicar por enésima vez por qué es el base de mayor precocidad exitosa y competitiva de la historia del baloncesto español tan solo a sus 26 años.  Asentado en un conjunto donde se sitúa su cabeza al mejor postor anualmente, ahora, Ricky Rubio se ha rebelado. El base del Masnou ha emergido en marzo de la penumbra de resultados de sus infames TWolves para elevar su juego hasta la exquisitez. Numéricamente y cualitativamente. 17,8 puntos, 4,5 rebotes y 4,5 asistencias por encuentro.

Atrás han quedado los aforismos de expertos que le colocaban en octubre como el base tutor de Kris Dunn, a quien debía tutelar en sus primeros pasos en la mejor liga de baloncesto del mundo para que su inmersión en la dirección del juego fuese más progresiva. Y que de hecho, bien conocía este rol Ricky, que tuvo al sabio de Elmer Bennett como mentor cuando corría con catorce añitos por el Olímpic de Badalona con el primer equipo entrenado por don Aíto García Reneses. Motivos tenía de sobras el malagueño para subir a ese cadete que encandiló ese mismo verano de 2006 en la final del Campeonato Europeo U-14 sellando en la final las estratosféricas cifras de 51 puntos, 24 rebotes, 12 asistencias y 7 recuperaciones.

También se le aparecieron los fantasmas de las lesiones cuando en el segundo de temporada sufrió una caída fortuita ante los Kings que lo alejaba del parqué durante diez días. Vuelta a los horrores. Si era poco con lo que lidiar, se le sumó la rumorología anual de ser una atractiva moneda de cambio para los de Thibodeau. Por no olvidar que no deshace de su archicrítica de mal tirador junto junto con la paupérrima imagen de los de Minnesota por enésimo año consecutivo desde la fuga de Garnett en 2007. Y ante todo este tsunami pesimista y desolador, Ricky se creció, se desató y brilló.

El talón de Aquiles de Ricky Rubio le persigue desde su último periplo europeo en el FC Barcelona cuando su creatividad y ferocidad baloncestística le llevó a olvidarse de arrastrar en su talento el tiro. Y más que el tiro, la confianza en el tiro. Con una curva progresiva, defensores de Europa y la ACB, le iban cediendo espacio de creación más allá del arco porque Ricky cayó en el error de oír mucha palabra necia que jugaba solamente en su contra. El base catalán, no obstante, borrada ese asterisco de mal tirador con actuaciones escandalosas y ofreciendo espectáculo por allá donde pisaba. El premio final, la Euroliga de 2009 en París. El postre, la consagración y un billete hacia el otro lado del charco.

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Su punto flaco le acompañó moralmente a la NBA. Un punto negro que lo ha etiquetado hasta ahora como un base timonel de un equipo de parte baja de la tabla. Pero como ya hiciera en el viejo continente, su innovación incesante con el balón en las manos le permitía deshacerse de entredichos sobre su eficacia de cara al aro de media y larga distancia. Su incapacidad anímica, pero, siempre ha sido latente y le ha llevado en diversas ocasiones al borde del precipicio y su cuestionamiento salarial. Precisamente, este mes de febrero su nombre llegó a retumbar en las oficinas de más de cinco general mánagers dispuestos a apoderarse del talentoso base de 26 años. Una vez más, sobrevivió. Quizá en balde porque sus Wolves vuelven a estar ya matemáticamente eliminados de los playoff, pero sobrevivió a la moción de confianza.

Y llegó marzo, y se desató la locura. Ofensivamente, Ricky ha completado su mejor secuencia anotadora histórica certificando dobles dígitos de anotación en 13 de los 14 encuentros disputados este mes, en cuyos hasta en seis ocasiones ha sobrepasado la veintena de puntos, cerrando el mes con 33 puntos en el Target Center. Las víctimas, Lakers en dos ocasiones, Pacers, Blazers, Lakers, Pelicans, Heat, Celtics, Wizards, Bucks, Warriors, Clippers, Spurs y Jazz. Su plusmarca personal de veintenas de puntos lo ostentaba desde 2012, cuando enrachó dos partidos en plena forma. Y de la mano ha ido también su determinante visión panorámica que le ha hecho engrandecer aún más su ridícula facilidad para repartir a asistencias por doquier de cualquier modo. De las 8,1 que promediaba a finales de año, la cifra ha crecido hasta las 10,4 después de ejecutar ocho noches con más de 10 asistencias (10 en dos ocasiones, 11, 12, 13, 14, 15 y 19).

Y por último, y capítulo aparte, porque merece poner el ojo en la lupa, es la desorbitada mejora en los porcentajes de su lanzamiento y como ha ido acuñando el tiro como un recurso solvente. En la media distancia ha tomado más responsabilidades de cara al aro (ha lanzado hasta 12,6 veces a canasta por partido en marzo en comparación con los 9,4 y 7,4 que se jugaba en febrero y enero respectivamente). Además, el acierto le ha sonreído con unos porcentajes del 47,2%. Finalmente, en su lanzamiento nada fetiche, el tiro de tres, del 32% que certificaba en febrero, Ricky sostiene en marzo un inmaculado 43,9% de eficacia desde más allá del arco.

Los Twolves (31-46) vuelven a estar enésimamente ya eliminados a falta de cinco partidos de las plazas de playoff, pero la esencia de Ricky Rubio ha ilusionado al Target Center en este mes de inicio primaveral. Lo más importante es que se ha creído en el process de Minesota, durante un mes, pero se ha ilusionado con un elenco joven y repleto de talento, que, con un Ricky por las nubes y rememorando su infernal versatilidad, se empieza a fraguar una ética de trabajo base con vistas a un futuro prometedor. Y es que, ¡qué bien le ha sentado el mes de marzo a Ricky Rubio!

Periodista. Enfermo hasta la saciedad del baloncesto. El mundo necesita Pete Mickaels. "Dios creó al hombre, Zadar creó al baloncesto"

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