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La delgada línea de un segundo...

Olga TORRES | Este mundial ha sido para España el Mundial de los segundos, un segundo mágico permitió la gloria de superar los cuartos ante Dinamarca y llenar el tanque de optimismo a la hora de afrontar el siguiente escollo llamado Francia, y unos 120 segundos que se hicieron eternos llevaron a una prórroga ante Polonia en la que todos los segundos de este campeonato se acumularon en los brazos, en las piernas y en la cabeza y fueron un jugador más al que hacer frente para haber terminado el campeonato con un botín en forma de recuerdo eterno de bronce.

Y así quedaba una sensación de vacío que los propios jugadores reflejaban, una sensación de haber fallado sobre la pista, a un objetivo mayor del que suponía conseguir la tercera medalla consecutiva. Era como si jugasen no sólo por el bloque que son, como si ser capaz de volver a lograr un metal fuese a suponer una “inyección especial” para revertir la situación que atraviesa en su país el deporte que representan. Como si hubiesen asumido, un rol que no les tocaba asumir. Todo fue cuestión de unos segundos que cambiaron completamente el modo de ver las cosas…

Pero España ha sido España en este campeonato, con sus bondades, sus virtudes y con cosas menos buenas. Ha sido esa selección luchadora, entregada, apasionada, ordenada, férrea y amurallada en la línea defensiva y con muchas armas para atacar. Tantas que a veces entre tanto abanico de posibilidades costaba equilibrar buenos ataques de la primera línea, con saber aprovechar desde ella las opciones de juego del segundo frente, bien sea las que ofrecen los extremos o bien los pivotes.

Un equipo, con un reparto coral equilibrado, en el que algunos tenores llegaban justos de voz a los momentos de dar “el do de pecho”. Un grupo que siempre cumple con grandes momentos para el recuerdo (como el día de Dinamarca), con alma de estrellas que están haciendo algo grande, pero a las que les hace falta ser menos España para ser leyendas. Nos hace falta ser un poco menos nosotros en algunas ocasiones, “ser menos modestos”, “menos buena gente” y ponerle a todo lo bueno que tenemos unos toques de esa actitud de salir a la pista habiendo marcado ya un gol a tu contrario.

Han sido España para saber perder, para hacer autocrítica y analizar que las cosas no se hicieron como se tenían que hacer en los momentos que se tenían que hacer (como ayer ante Polonia), pero también dejando claro que como va en nuestro ADN, no tenemos tiempo para lamentarnos por no haber sido el primero en llegar a la meta, tenemos que trabajar para volver a intentarlo en las próxima cita. Para entonces, todos los buenos matices y los menos perfectos de Catar ya se habrán interiorizado, formaran parte de una enseñanza más que permitirá a este combinado, a este deporte seguir dando pasos hacia delante.

Un camino, que estos o los que estén por venir, no van a hacer solos, pues si algo tiene este tipo de competiciones, esta forma de cara o cruz de ganar o perder es el llegar a la gente. Y en eso, los Hispanos, han vuelto a conquistar el territorio… sólo por eso mereció la pena todo lo vivido en Catar, no ha sido volverse de vacío, ha sido sembrar para crecer como equipo, como selección, como deporte, sólo por eso deberían sentirse orgullosos por lo hecho y dar por bien empleados todos los partidos jugados…

Y es que han hecho que nos volvamos a enamorar de lo que hacen, se han asomado a las casas y los corazones de mucha gente, a algunas en las que ya estaban y en otros que han llegado para quedarse.. y eso no lo cambiará nada, ni el azar, ni la delgada línea de un segundo que separa el todo de la nada.

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