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La cautela es la clave en el nuevo Espanyol

El 19 de enero siempre estará en la cabeza de todo aficionado del Espanyol. Aquel día no se consiguió un título, ni siquiera un resultado bueno ante un grande. Era un simple martes. O eso parecía. Cuando, a media mañana, el club perico anunciaba la llegada de Chen Yansheng el regocijo se instauró en el cuerpo de todo perico. Era un secreto a voces, pero se había confirmado. Un multimillonario había aterrizado en el RCDE Stadium con el objetivo de llegar a Europa. Pero lo primero era ser cauto. Había mucho que hacer.

La salvación, realmente, era lo más importante. Yansheng se encontró con Constantin Galca, que llevaba tan solo un mes tras la marcha de Sergio González. Además, el equipo no iba sobrado de puntos y el descenso era posible. Aun así, en el seno del club había un problema interno mucho más serio. Era una deuda, de unos ochenta millones de euros, que amenazaba a los pericos con, incluso, descender por problemas fiscales.

 

 

El proyecto del nuevo propietario constaba de varias fases. Primero superar el déficit en el que los blanquiazules estaban entrometidos. Eso era relativamente sencillo, poner el dinero y fin del dilema. Posteriormente, mantener el cuadro en la máxima categoría. Tras padecer mucho para salvarse, solo se podía mirar hacia el futuro. Y, en ese futuro, había un nombre: Quique Sánchez Flores.

El madrileño, tras un paso efímero y a la vez exitoso por el Watford, debía reconstruir un grupo de jugadores en el que se había perdido la confianza. En temporadas previas, la falta de adquisiciones de calidad empezó a deteriorar el nivel de las actuaciones colectivas. Ya no se fichaban jugadores de Primera división, los barceloneses tenían que depositar sus esperanzas en chicos que no habían probado la élite – como Burgui o Asensio-. Sin duda tenían talento pero en el momento de competir las cosas se ponían feas. Por ello, este año se ha buscado gente contrastada: Reyes, Baptistao, Jurado o Roberto son solo algunos de los casos. Asimismo, la mayoría han trabajado con el nuevo técnico.

Seguramente, con la llegada de agosto la plantilla acabará de cuadrarse para Quique. El ex del Atlético de Madrid, entre otros, acostumbra a darle solidez a las escuadras que entrena. Su 4-2-3-1, que se convertía en 4-4-1-1 a la hora de defender, fue importante en una competición, la inglesa,  a la que a veces le falta control. Y, para el Espanyol, que la temporada pasada sufrió goleadas importantes puede llegar a serlo. Europa sigue lejos y, quizás, este sea un primer paso para saber hasta dónde puede llegar este propósito de Míster Chen. De momento, sigue con los pies en la tierra.

Martorell (Barcelona), 1996. Periodista freelance. Amante del fútbol y loco por la Premier League. En mis ratos libres intento practicarlo.

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