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La bofetada que significa baloncesto

Si un jugador no reacciona de mala
manera ante una acción que atenta contra su integridad como una simple bofetada
es que el respeto que se tienen el uno al otro es enorme. Otra muestra más de
que Zeljko Obradovic es y será, un mito en los banquillos

Banvit-Fenerbahce, Liga Turca, un tiempo muerto cualquiera en un partido y
se ve una acción que te
puedes quedar atónito: una
bofetada de un entrenador (Zeljko Obradovic) a uno de sus jugadores (Melih
Mahmutoglou). Un tiempo muerto cualquiera y una acción que no pasó inadvertida.

Pero qué queréis os diga, para una persona como Obradovic, con todo lo que
ha hecho y lleva en sus espaldas, se puede permitir. Esto que os escribo es
para hablar no de la bofetada que ha dado la vuelta al mundo, sino del respeto
que se ha ganado este año con el paso de los años, y tener un gran temperamento.

Se le acaban los calificativos para describir la grandeza del que,
posiblemente sea, el mejor entrenador de la historia europea (no quiero
desmerecer a otros como el gran Dusan Ivkovic). Tener un gran temperamento en
los partidos y a la vez ser una buena persona se puede hacer y él lo demuestra.

Todo lo que ha conseguido es gracias a su filosofía de baloncesto y su cabeza. Que agradecidos los
aficionados que le vemos jugar con ese estilo. Es un claro ejemplo de porque
este entrenador es de los mejores, pero hay otro punto de vista mejor para
demostrar porque es grande.

Volviendo a la bofetada, la reacción de
Mahmutoglou es que me parece que ni
reacciona, sino que sabe de su error y asiente. No creo que se le pase por la
cabeza enfadarse ni encararse con él. Con esto
solo me sale una reacción: respeto,
por él y por el baloncesto.

Los jugadores no son tontos y la muestra es esa: cuando un entrenador tan
laureado, que ha vivido mil batallas y tiene una amplia experiencia como
Obradovic, saben que no están con un
donnadie, sino con un trabajador. Es más, Zeljko
conecta con los jugadores, es como un padre para ellos y esa es la clave de su éxito allá donde va.

Hace lo que muy pocos pueden hacer, conectar con ellos, preocuparse por
todo lo que les pasa y ayudarles en lo que pueda. Está demasiado encima, será demasiado pesado, tendrá un temperamento muy fuerte, pero todo lo hace por
y para el jugador, y sobre todo, por el equipo.

Por cierto, Fenerbahce acabó
perdiendo el partido por 63-61, pero eso es lo de menos. Zelkjo Obradovic ha
vuelto a dar una lecci
ón más de
su filosof
ía del
baloncesto. 

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