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Fútbol Internacional

Keylor Navas, el ídolo silencioso

Una de las máximas dentro del mundo del fútbol dicta que el arquero puede salvar más de cien goles en un mismo partido, pero ay de aquel al que se le termine incrustando un balón en la red –incluso de la forma más inverosímil posible-, ya que será castigado por la misma hinchada que tiempo atrás lo aplaudía a rabiar. Y es que para el guardián de las porterías no hay puntos medios: o se es héroe o villano, ya que un solo gol puede hacer olvidar el trabajo realizado durante los 89 minutos anteriores. Es por ello que la gente que decida hacer que su trabajo no sea darles éxtasis a sus fanáticos sino evitar los gritos más sagrados deberán ser únicos, duros, elásticos, rápidos, con una mentalidad de acero. Y, sobre todo, silenciosos.

Curiosamente uno de los mejores exponentes que ha dado América Latina durante la última década -si no el mejor- ha venido no de una de las grandes cunas de este deporte como lo son la Argentina, Brasil o México, sino de Costa Rica, una nación rica en historia, pero bastante desconocida dentro del ámbito global, algo que justamente terminaría cambiando gracias, en parte, a las santas manos de Keylor Antonio Navas Gambas.

Nacido en la provincia de San José un 15 de diciembre de 1986, ya desde muy chiquito descubrió cuál iba a ser su vocación por el resto de sus días. Y es que, tras pararle algunos chutes a su padre, comprendió que estaba hecho para ello, que salvar su portería también tenía cierta dosis de belleza y estética. Además, el haber visto a otros cancerberos volar de palo a palo lo inspiró a decirle a su progenitor que sí, que quería ser arquero. Incluso, el pequeño Keylor se animaba a relatar sus hazañas. “Hacía el doble papel, me colocaba de portero y narraba partidos que yo mismo jugaba. En el descanso también comentaba los anuncios y después del encuentro me acaba entrevistando: ‘Y aquí viene Keylor Navas acompañado de su madre, que la pobre ya está viejita y viene en silla de ruedas…’ decía (más risas). Entonces hacía un análisis del partido, daba las gracias por haber tenido la oportunidad de jugar y, en líneas generales, me inventaba una película importante. Los que me escuchaban y veían hacer eso pensaban que estaba loco y que algo me pasaba, pero en la vida es muy bonito soñar” le comentó al diario ABC de España. Y si, un poco de locura tenía ese muchacho, ya que había elegido el puesto más difícil e ingrato de todos.

Navas creció en las filas del Deportivo Saprissa -una de las instituciones más importantes del país centroamericano-, debutando en el primer equipo en el 2005, aunque recién comenzó a asentarse en el 2007, realizando tres temporadas posteriores sumamente buenas, en donde no solo fue pieza clave en la consecución de varios torneos nacionales, sino que también comenzó a llamar la atención del seleccionado tico, con el que debutó en el 2008 en un 1-4 a favor ante Surinam, algo que le sirvió para afianzarse en el siguiente año, en el que se consagraría como el mejor guardameta tanto de la COPA UNCAF (torneo de equipos nacionales de Centroamérica) como de la Copa Oro, aunque en ninguno de los dos torneos lograría alzarse con el título. Sin embargo, esta no sería su peor desilusión.

Big in Brasil

Costa Rica había logrado meterse a las dos últimas Copas Mundiales de la FIFA (2002 y 2006) y soñaba con una tercera clasificación consecutiva, dejando en claro que eran la tercera fuerza en la CONCACAF por detrás de México y los Estados Unidos. Las eliminatorias rumbo a Sudáfrica 2010 fueron sumamente duras y es que estos tres conjuntos, más Honduras, se habían despegado de los otros dos competidores del Hexagonal Final, El Salvador y Trinidad y Tobago. Llegada la última jornada los Ticos tenían una ventaja de dos puntos por sobre la Garra Catracha, aunque los rivales a medirse en aquella definición llegaban de manera distinta: Honduras visitó a El Salvador, mientras que los costarricenses debían viajar hasta Washington para jugar ante la ya clasificada Estados Unidos. Y la historia comenzó más que bien, ya que Bryan Ruiz había puesto en ventaja a los suyos con sendos tantos a los 20´ y 23´, lo que le daba el pase directo al máximo torneo global. Sin embargo, todo lo que podía salir mal terminó peor: y es que no solo Honduras logró un triunfo ajustadísimo por 0-1, sino que los norteamericanos terminaron alcanzando un empate in extremis a los 95´ gracias a un gol de cabeza de Bornstein tras un córner. Increíble pero real, durante 94 minutos Navas y los suyos habían tenido en el bolsillo su plaza para Sudáfrica, pero ahora debían sacar otro boleto, uno peor: se venía la repesca. Allí Uruguay terminaría aprovechando su mayor experiencia para lograr un gran triunfo por 1-0 en San José, y resistir bien para igualar 1-1 en Montevideo. Costa Rica había despertado de su sueño de la peor forma.

Keylor Navas, en 2010, con la selección de Costa Rica.

Pese a este golpe Navas no se daría por vencido, porque sabía en su interior que tras esta mala experiencia Dios le reservaría una instancia superior, una posibilidad para redimirse ante su público. “Cristo me ayuda a ver las cosas desde un punto de vista donde uno empieza a entender que hay cosas que no tienen por qué afectarnos. Cristo me da sabiduría, una mente tranquila y un corazón fuerte para en los momentos difíciles luchar, y en los momentos de bendición y felicidad no volverse loco, tener los pies en la tierra y ser humilde. También me ayuda a pensar con detenimiento cada decisión de mi vida para saber si edifica más o menos” le dijo al ABC, dejando en claro que su religiosidad es una de las claves de su fortaleza mental y emocional.

Mientras daba sus primeros pasos en España (jugando una temporada en Segunda A con el Albacete y luego siendo parte del Levante en LaLiga, aunque solo sería titular en su tercera temporada) intentaba mantener su lugar en el seleccionado, teniendo momentos destacables y otros no tan buenos. Incluso llegó a tener varios lapsos en los que no fue convocado, coincidiendo con su falta de juego en el club valenciano. Pero todo comenzaría a cambiar en las eliminatorias rumbo a Brasil, donde volvería a ganarse el buzo número 1 con actuaciones muy destacadas, ayudando a su equipo a lograr un 0-0 ante México como visitante o a vencer a estos por 2-1 o a los estadounidenses por 3-1 en casa, terminando el Hexagonal Final como la segunda mejor de la región. Todo fue alegría en el país, aunque los ánimos se aplacaron pronto al ver el sorteo final: Inglaterra, Italia y Uruguay serían sus rivales. Eran el ratón en medio de una cueva llena de leones.

Keylor Navas, en 2014, con el Levante.

“No hay nada imposible” dejó en claro el bueno de Keylor al sitio web de la FIFA antes del inicio del torneo, palabras que podían sonar al típico cliché de selección débil cuyo objetivo final era el de no terminar humillada. Pero el todavía portero del Levante sabía que justamente el que no confiaran en ellos los podría potenciar, ya que nadie esperaba una buena actuación de Costa Rica. Pero ya en el primer duelo en tierras brasileñas, ante los charrúas de Forlán y Cavani, demostrarían que de verdad no habría nada imposible para aquella selección. El conjunto dirigido por el colombiano Jorge Luis Pinto contaba con figuras de la talla de Óscar Duarte, Cristian Gamboa, Celso Borges, Joel Campbell, Bryan Ruiz (además del propio Navas) y todos dieron más de su 100%, logrando un milagro tras otro. Así cayeron Uruguay (3-1) e Italia (1-0) para conseguir una clasificación a octavos de final sumamente inesperado, terminando inclusive en la cima del grupo tras igualar ante Inglaterra (0-0).

En la ronda de 16 tocaría medirse ante otra Cenicienta, Grecia, y esta vez la historia sería mucho más pareja. Habían comenzado ganando gracias a Ruiz (otro que tuvo un Mundial estratosférico), pero los helénicos empatarían sobre la hora, provocando primero un suplementario y luego la tan temida tanda de penaltis. Borges, Ruiz, Geancarlo González y Campbell no habían fallado en sus ejecuciones, aunque los campeones de Europa del 2004 también habían conseguido lo mismo. Llegaba el turno del cuarto ejecutante, Gekas, y allí fue donde Navas se transformó en el tan esperado héroe de la noche, lanzándose hacia su derecha con la plasticidad de una pantera para parar el disparo de su rival. Tras esto, Umaña les daría el pase a los suyos a cuartos de final, algo histórico para el país. Ante los Países Bajos lucharon con garra e ímpetu, llegando nuevamente a los penales, pero esta vez la historia no se decantaría de su lado. Sin embargo, habían conseguido mucho más de lo que habían ido a buscar. Para Keylor este torneo significaría su salto definitivo a la élite del fútbol.

Keylor Navas fue uno de los mejores porteros del Mundial 2014.

Las manos del campeón

El tico, que había sido nominado a mejor portero de la temporada en España en la 2013-2014, viviría un momento de ensueño pasando a uno de los clubes más importantes del globo, el Real Madrid, por 10 millones de euros. Para él este pase significaba algo especial, como le comentaría a ABC: “Cuando crecí ya fue cuando empecé a ver partidos de Champions y ahí es cuando me hice del Real Madrid. Recuerdo que siempre apostaba a favor de ellos con los amigos, en esas típicas apuestas de la infancia de antes de raparnos el pelo o tirarnos a la piscina”.

Iker Casillas había sido santo y seña del conjunto Merengue durante muchísimos años y reemplazarlo no fue nada sencillo, pero Navas lo logró a base de sacrificio, velocidad, anticipación y una templanza envidiable. Y es que incluso ganando títulos se le ponía en duda al portero, ya que este no poseía el carisma de otros como De Gea o Courtois. Pero eso nunca le importó al costarricense, ya que siempre demostró que era el mejor bajo palos.

Con los Merengues no solo logró ganar la Liga 2016-2017 y la Supercopa de España 2017, sino que sería parte fundamental de las tres Champions League conseguidas entre las temporadas 2015-2016 y 2017-2018, sumando también cuatro Mundiales de Clubes de la FIFA (aunque en el 2014 no jugó él sino Casillas). Mientras que la prensa siempre especulaba con futuros pases, Navas se dedicaba simplemente a lo suyo. Y mal no lo hizo: fue elegido Jugador del Año de la CONCACAF (tres veces), Mejor Portero de LaLiga y de la Champions y hasta fue nominado cuatro veces consecutivas para integrar el equipo de la FIFA, aunque nunca lo eligieron, seguramente porque le faltaba ese peso que tenían jugadores como Neuer o Buffon, aunque nunca tuvo nada que envidiarles.

Tras cinco exitosas campañas como Merengue volvería a cambiar de país, esta vez recalando en Francia para jugar con el millonario equipo del PSG. Con estos logró la Ligue 1 en su primera campaña (2019-2020, una campaña corta debido al coronavirus) y alcanzó los cuartos de final de la Liga de Campeones, una edición atípica ya que, gracias a la pandemia, el resto del torneo se disputará a series a un solo partido. ¿Será que Navas volverá a obrar un milagro más, dándole la corona que más buscan los parisinos? Y es que como le decía al diario La Nación de su país: “La ambición va en la sangre de los deportistas profesionales, no hay techo. Un profesional está saciado”.

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