Adentrarse en la élite del fútbol no es fácil. Ascender del equipo reserva a la primera plantilla puede resultar una utopía para muchos, incluso convertirse en un camino sin destino. Sin rumbo. No todos están hechos para ello. Y se nota.
Sin embargo, existen excepciones. Obviamente. Jugadores que van más allá de lo que se preveía. Futbolistas que deleitan, que destacan, que reclaman un puesto en el Olimpo del deporte rey. Y que están dispuestos a todo, absolutamente todo, para conseguirlo. Al fin y al cabo, es el sueño y el deseo de sus vidas, ¿cómo no van a intentarlo?
Son esas jóvenes promesas que liderarán el fútbol del futuro, pero que ya cuentan con su aportación en el presente.
En la Premier League surgen varios de estos ejemplares. Bueno, muchos en realidad. Marcus Rashford, Kelechi Ihenacho, Héctor Bellerin, Dele Alli, Ben Gibson, Alex Iwobi, Sofiane Boufal, y un largo etcétera que me ocuparía todo el artículo. Aunque, a decir verdad, falta alguien. Falta un portero que otorgue las garantías necesarias para que estos se diviertan dentro del césped. Falta un portero lo suficientemente maduro con 22 años que reproduzca lo más parecido a un muro en su portería. Falta un portero capaz de maniobrar bajo palos, por alto, y en el encontronazo del mano a mano. Falta el nuevo Hart, Jordan Pickford.
En el Stadium of Light están de enhorabuena. Puede ser que su temporada hasta el momento no esté siendo de lo más destacada en Inglaterra (son antepenúltimos a tan solo un punto del Crystal Palace), pero el conjunto de David Moyes poco a poco está retomando el vuelo. Y no existe mejor avión para ello que el bueno de Pickford. Cedido la campaña pasada en el Preston North End, recibió una llamada de los “black cats” en enero de este año para volver al club del que lleva afiliado alrededor de catorce años. Casi nada.
Después de unos meses titubeantes, y con Vito Mannone portando el cartel de titular para el curso 2016/2017, una lesión del mismo portero italiano le abrió la puerta del once al británico. Y ya no la volvería a cerrar. Southampton, Everton, Tottenham, Watford. Jay Rodríguez, Lukaku, Lamela, Amrabat. La mayoría de los equipos de la máxima competición inglesa han sufrido de primera mano los recitales de un joven portero de 22 años.
Estiradas, voladas acrobáticas más propias de un gato que de un guardameta, carácter para comandar a un equipo en toda su expresión. El seleccionador inglés, Gareth Southgate, ya se percató de ello, y el paralelismo con su compatriota Joe Hart, es más que una realidad entre el respetable allí presente.
A Pickford le quedan muchas puertas por abrir. Y muchos fracasos que sufrir también. Así es como se aprende. Aunque, veremos si lo sigue haciendo en el Sunderland, porque lo cierto es que, a este ritmo, en verano se lo rifará media Premier. De eso no me cabe la menor duda. Es el futuro de la portería.
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