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Jerami Grant, una grata sorpresa en Detroit

Uno de los nombres que estaban marcados en rojo en la NBA a finales de noviembre, cuando se abría la agencia libre, era el de Jerami Grant. El alero, hijo de Havery Grant y sobrino del mítico Horace Grant, terminaba su contrato con los Nuggets y estaba dispuesto a escuchar ofertas. Acababa de bordar los mejores playoffs de su carrera y le habían servido para ganarse el respeto de gente de renombre dentro de la liga.

Esa gran versión de Grant no pasó desapercibida entre directivos y ojeadores, que rápidamente se lanzaron a por su firma. Tan solo habían pasado unas horas desde la apertura del mercado de agentes libres cuando los Pistons anunciaron su fichaje: Grant había llegado a un acuerdo por tres años y 60 millones de dólares. Por el precio y lugar de destino, la decisión causó de todo menos indiferencia.

Dos grandes interrogantes estaban en el aire: qué llevaba a un equipo como Detroit a apostar tan fuerte por un jugador que estaba lejos de ser una estrella y, por qué Grant se mudaría de Denver a un equipo mucho menos competitivo. Menos de dos meses después, todas las dudas están disipadas. Nadie discute ya el precio que se pagó por Grant, ni el nivel del mismo.

El gran responsable de que los Pistons hicieran uno de sus mejores movimientos en los últimos años fue Troy Weaver, el general manager recién llegado a la franquicia. Weaver y Grant, ambos del área metropolitana de Washington DC, tienen una larga historia detrás. Weaver fue quien apostó por Grant cuando nadie le conocía y le recomendó a Syracuse que le reclutara para su equipo universitario. Años después, ambos coincidieron en los Thunder, en donde su relación se afianzó.

Esa conexión fue una de las razones por las que dejó Denver por Detroit. “Hay confianza ahí. Confío en él y él confía en mí. Tuvo un gran impacto en mi decisión», reconocía Grant en su presentación.

A día de hoy, la temporada de Grant con los Pistons le sitúa como uno de los favoritos al premio de jugador más desarrollado. Jerami está doblando las estadísticas que firmaba con los Nuggets. En sus primeros 13 partidos promedia casi 25 puntos y 6 rebotes por partido, números que podrían servirle para ser All Star -justo el año que no se celebra el partido de las estrellas-.

Desde el primer día, Jerami se tomó la nueva temporada como un desafío. Se le ve comprometido con la franquicia y con su historia. Quiere demostrar lo bueno que puede llegar a ser. El contexto que le ofrecen los Pistons le permite asumir tanto protagonismo como desee. Atrás quedan los tiempos en los que actuaba de escudero de grandes estrellas como Jokic o Murray, ahora tiene vía libre para brillar con luz propia y es justo lo que está haciendo.

Imagen de cabecera: Kevin C. Cox/Getty Images

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