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Selección

Italia 2-0 España, crónica de una caída

Vamos a empezar por un hecho: El Mundial 2014 existió. Cuando todos estos días antes y ya comenzado el Mundial se hablaba del pasado de la selección española, se comentaba con razón y lógico orgullo la victoria de la pasada Eurocopa de 2012.

Sí, somos los actuales campeones, pero el fútbol tiene una cosa mala cuando se gana y buena cuando se pierde, que todo avanza a gran velocidad. En poco tiempo arrancará la temporada 16/17 y los campeones de la pasada irán siendo cosa del recuerdo. En el fútbol de selecciones al menos tenemos 2 años de margen, pero igualmente no se puede vivir del recuerdo y menos de los recuerdos selectivos.

En 2012 ganamos la Eurocopa, sí, pero en el año 2014 hicimos un Mundial desastroso y no lo podemos olvidar. Es cierto que faltó en algún momento suerte en aquella cita, como ayer contra Italia Piqué se disfrazó de Julio Salinas y falló un gol que pudo ser el empate y quién sabe si al final hubiera ganado España. Pero tampoco olvidemos con nuestra memoria selectiva, que para ganar dos Eurocopas y un Mundial también hay que tener suerte en ciertos momentos, porque no todo es jugar bien.

Soy de la opinión de que si Del Bosque hubiera sido listo, se hubiera marchado tras la Eurocopa de 2012. Cuando la gente me oye decir eso, contesta: ¿Cómo se iba a marchar después de ganar la Eurocopa? Pues por eso mismo, contesto yo.

En cualquier caso puedo comprender que siguiera, pero no me cabe en la cabeza que siguiera tras el fracaso de 2014. A ese Mundial acudieron y fueron titulares jugadores que ya no estaban para serlo. El argumento “con lo que nos ha dado” siempre me parece que trae consigo un fracaso posterior.

Tras ese Mundial sí que hubo salidas de la selección, pero porque a Del Bosque se lo pusieron fácil, con jubilaciones o casi jubilaciones de esos jugadores. Estos dos últimos años de preparación de la selección han sido desconcertantes. No ya porque no se acabara de jugar bien, que es uno de los motivos, sino porque Del Bosque no era capaz de repetir el “once” dos partidos seguidos. Del Bosque actuaba como si ya tuviera un equipo hecho y hubiera que dar minutos a otros jugadores para que fueran entrando, cuando lo cierto es que había que construir, en parte, una nueva selección.

Y llegó la Eurocopa. Y con el habitual nulo espíritu autocrítico de la prensa, se olvidó el Mundial 2014 y los dos años de preparación, y simplemente éramos los actuales campeones de la Eurocopa. Y la cosa no comenzó mal. Contra la República Checa se jugó de menos a más y contra Turquía España hizo un partidazo. Contra Croacia seguramente debieron haber cambios. Es curioso, a Del Bosque le ha costado repetir titulares en estos dos años y en la Eurocopa ha puesto a los mismos once jugadores en los cuatro partidos: De Gea; Jordi Alba, Ramos, Piqué, Juanfran; Busquets, Iniesta, Cesc, Silva; Morata y Nolito.

Por supuesto que Del Bosque no puede prever que la defensa, que básicamente es la misma desde hace años, iba a hacer aguas frente a Croacia. Que Ramos iba a recordar a sus peores partidos de esta temporada, que Busquets se iba a hinchar a dar pases o que De Gea iba a estar nervioso. En cualquier caso fue un partido que se debió empatar, pero que se perdió y complicó la vida de España en la Eurocopa.

Pero Del Bosque sí que se equivocó frente a Italia, básicamente porque no se preparó el partido o al menos eso pareció. Cuando un equipo pierde brillantez, como ha pasado con España, la responsabilidad del entrenador aumenta porque los partidos se deben preparar mucho mejor. Un aficionado puede no prever que Italia que se iba a dedicar a jugar al fútbol y por tramos muy bien, pero un seleccionador debe conocer bien a su rival y prepararse para ello.

Italia no solo jugó bien, sobre todo la primera parte, sino que además presionaba, ante lo cual a De Gea solo le quedaba pegar pelotazos y que Morata hiciera milagros para capturar el balón con toda la defensa encima y además sin jugadores a muchos metros a la redonda para coger rechaces. Además, Italia durante 60 minutos se paseó como Pedro por su casa, ya que cualquier robo de balón suponía que llegaban a la portería de España con total tranquilidad. Así fueron llegando ocasiones italiana una tras otra y solo De Gea salvó los muebles, aunque falló en el gol, eso está claro.

Podíamos dar gracias de que la selección solo perdiera por 1-0 en el descanso. En el segundo tiempo, la cosa comenzó parecida, pero afortunadamente, España fue espabilando, teniendo el balón y poco a poco arrinconando a Italia, que cada vez le costaba más salir a medias por cansancio físico a medias porque la presión de España ahora sí era seria. Y España tuvo sus ocasiones para ganar, aunque le faltase claridad y jugase precipitada por el resultado. Iniesta ya no flotaba como en los dos primeros partidos, pero al menos ponía un poco de cordura.

Del Bosque, que se empeñó en ser más un estorbo que otra cosa, decidió sacar a Lucas Vázquez para refrescar al equipo, hasta ahí bien, pero lo hizo por Morata y no por Cesc (que tampoco es que estuviese brillante) o por Silva. Es decir, España perdía 1-0 y el seleccionador quitaba a un delantero que además había marcado 3 goles en la Eurocopa. Y tampoco hubo suerte, las cosas como son, Buffon estuvo muy bien y España desaprovechó algunas ocasiones claras, como la que estrelló Piqué contra Buffon, que como decía al principio, nos hizo recordar a Julio Salinas en el Mundial de EE UU. Al final solo quedó que Italia rematara la faena en un contraataque.

Final del partido, la selección a casa y muchas cosas a reflexionar. El seleccionador se intuye que dejará la selección, como no podía ser de otra manera, y debe comenzarse un nuevo ciclo. Tiempos brillantes del pasado van a ser difíciles de repetir, pero la eliminación de un Mundial en la primera fase y de una Eurocopa en octavos hace que no podamos seguir viviendo del pasado.

Cartagenero de 32 años al que le gusta seguir a la tribu legal, periodística y deportiva. Haciendo un poco de todo en esta vida. Colaboro en @losmediatizados

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