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Fútbol femenino

Irene Guerrero, haciendo honor a su apellido

La Selección española femenina puede presumir de contar con guardametas de nivel, defensas de categoría y delanteras con mucho gol, desborde y talla mundial. Pero si hay algo por lo que destaca sobre manera y que condiciona enormemente el estilo de juego de Jorge Vilda, es su centro del campo. Como Xabi Alonso-Xavi-Iniesta en el Mundial 2010, la Roja mira hacia la Eurocopa femenina con la certeza de contar con las mejores centrocampistas del continente y seguramente del mundo.

Esa línea de tres ha cambiado de forma considerable desde el Mundial 2019, cayéndose jugadoras importantes en otro tiempo como Silvia Meseguer, Vicky Losada y una Virginia Torrecilla que se ganó el hueco en Francia y que solo lo perdió por su enfermedad. El espectacular crecimiento azulgrana permitió el paso adelante de Alexia Putellas, Patri Guijarro y Aitana Bonmatí, un centro del campo que se recita casi de memoria y del que es difícil sacar al seleccionador español. Tras ellas, una hornada importante de mediocentros que buscan estar en la Euro y que lo están luchando con uñas y dientes. Una de esas futbolistas es Irene Guerrero.

Nacida en Sevilla en 1994, la centrocampista del Levante debutó en abril de 2019 con la absoluta en un amistoso ante Brasil, pero desde entonces no había logrado cierta continuidad por culpa de las lesiones. Ahora empieza a ser cada vez más fija en los planes de Vilda. “Sí, es la primera vez que estoy teniendo tanta regularidad en la Selección. Creo que se está reflejando un poco lo que estoy haciendo en el equipo. Si estoy afianzada o no es decisión del staff técnico, pero yo me centro en trabajar, dar mi mejor versión en cada partido y en cada concentración para demostrar que quiero estar en la lista de 23”, nos cuenta Irene desde la concentración en Las Rozas.

Su presencia con la absoluta se la ha ganado a pulso. Su nivel en este inicio de curso es muy alto, incluso sorprendente teniendo en cuenta la lesión que le ha afectado durante gran parte del curso pasado. A finales de enero se le diagnosticó una meniscitis en la rodilla izquierda, y en mayo tuvo que pasar por el quirófano tras confirmarse una rotura en el menisco. No se dio tregua en la recuperación: trabajó durante el tramo final y todas las vacaciones estivales para llegar en las mejores condiciones a la pretemporada. El resultado es magnífico.

“Las lesiones nunca vienen en mejor momento, pero es cierto que cuando tomé la decisión de salir de casa a un nuevo club como el Levante lo hice con el pensamiento de que tenía que ser un paso importante en mi carrera deportiva, donde tuviera que crecer. Me encontré con la piedra en el camino de la lesión, y desde el momento que supe lo que había me puse el mono de trabajo. Te puedo dar total confianza de que estuve trabajando muchísimo tanto la época de la lesión como luego en verano para volver al nivel que creía que tenía que estar. Y no solo se trata la parte física, sino la mental, que van de la mano. Ahora estoy muy contenta con el rendimiento y toca seguir hacia adelante, que los límites solo nos los podemos poner nosotras. Espero tener todavía mucho margen de mejora”.

Tras la eterna sonrisa de Irene se esconde mucho esfuerzo para volver a la casilla de salida, darle la vuelta a una situación adversa en un club en el que apenas había aterrizado la temporada anterior. “Te mentiría si te dijera que esos momentos de debilidad no se tienen. Y yo creo que los deportistas también tenemos que visibilizar que nuestra carrera no solo va a tener una línea ascendente si la dibujamos en un gráfico, también vamos a tener momentos de pasos atrás, pero siendo conscientes de que sirven para liberar emociones y sobre todo ser realistas con la situación que tenemos. Saber dónde estamos y a dónde queremos llegar”, explica la jugadora granota, haciendo honor a su apellido.

Guerrero solo tiene buenas palabras para el Betis, el equipo en el que despegó su carrera. Ocho años en el primer equipo (desde su debut con 16) y eterna capitana. “Es incalculable el valor que le doy al Betis, porque es el que ha estado desde mis inicios, cuando apenas se me conocía. Que el club depositara esa confianza en mí. Desde aquí siempre le estaré agradecida, parte de mi corazón será verdiblanco siempre”. Su salida en el verano de 2020 fue muy sonada y a la vez justificada: necesitaba crecer a una velocidad distinta de la del club sevillano.

“Quería salir de mi zona de confort, saber hasta dónde podía llegar. Y después de una temporada y media que llevo en el Levante puedo decir que he jugado dos finales, siendo subcampeonas de Supercopa y de Copa de la Reina. También afianzarme en la Selección y poder disputar la Champions. Nos hemos enfrentado a clubes importantes como el Lyon, y esa experiencia de haber competido de tú a tú son logros que una se tiene que reconocer, porque hay mucho trabajo detrás para llegar a ese nivel”.

Sueños de Eurocopa

Esta no es una temporada cualquiera. En el horizonte está la ansiada Eurocopa, la misma que fue aplazada el año pasado por culpa del covid-19 y el reajuste del calendario. En ese tiempo España ha crecido como Selección, y también Irene, que pese a la ambición por estar allí no quiere obsesionarse demasiado ni que aparezcan los fantasmas de las lesiones.

“Sinceramente, no pienso en el futuro. Voy a objetivos a corto plazo porque las lesiones te demuestran que el tener la cabeza puesta en un objetivo futuro te aleja del día a día. Y eso es lo importante porque es lo que te va a marcar el camino de dónde estarás dentro de X meses. Estoy centrada en cada partido, entrenamiento y concentración. Seguir trabajando para tratar de minimizar el riesgo de lesión y potenciar las posibilidades de estar dentro de la Selección”.

Por supuesto, la competencia en su puesto es feroz, como hablábamos al principio de este texto. “Para mí la esperanza es lo último que se pierde, pero soy consciente y realista con el nivel que hay actualmente en la Selección”. El mejor ejemplo lo hemos vivido en esta misma convocatoria, con el debut de Maitane López tras varios años mereciendo una oportunidad y tras arrancar a un gran nivel en el Atlético. Las dos fueron titulares ante Marruecos en el centro del campo. “Estamos hablando de una gran futbolista, una mediocentro muy completa. Se ha adaptado perfectamente al equipo y se vio el otro día en su debut, que fue bastante bueno. Desde aquí felicitarla y darle la enhorabuena porque se lo merecía”.

Esta Selección es una apisonadora ante rivales de perfil bajo, como el propio amistoso ante Marruecos o los partidos de fase de clasificación a la Eurocopa y al Mundial, en los que se ha enfrentado a Azerbaiyán, Islas Feroe, Moldavia o Hungría, todos ellos con goleadas escandalosas. ¿Hay ganas de jugar contra las grandes selecciones? “Partidos como Marruecos nos sirven para seguir mejorando, seguir trabajando y tener ese aprendizaje dentro de la plantilla y poder conocernos aún más entre nosotras. Pero somos muy ambiciosas y tenemos el objetivo de hacer historia. Y la historia se hace compitiendo contra las grandes selecciones como Alemania, Estados Unidos, Países Bajos…El papel que hagamos en el Europeo dará muestra del trabajo y cómo se está yendo al detalle en cada concentración”.

A Irene se le llena la boca cuando habla de Alexia, Aitana y Patri. “Te sientes afortunada, es un privilegio tenerlas en la Selección. Cada concentración es un aprendizaje al lado de ellas”. Si le preguntas una futbolista con la que le gustaría jugar algún día, ella lo tiene claro. “Es que para mí el top lo tenemos en España. No tengo que buscar fuera lo que hoy tenemos aquí. Yo veo partidos de Champions, partidos internacionales… y sigo pensando que tenemos una base muy buena y pasa por el perfil de Aitana, Patri Guijarro y Alexia”.

No crean que por eso le intimida el reto de seguir trabajando para ganarse un puesto, tanto en la convocatoria como en las alineaciones. “Yo soy de las que piensa que ahí es donde las jugadoras tienen que demostrar su valía. Siempre me he caracterizado por trabajar, nunca bajar los brazos. Tengo que estar preparada para cuando salga una oportunidad, o cuando la gente dice ¡qué suerte! Bueno, pues que la suerte me pille con los deberes hechos. Por algo es una Guerrero.

Contenido patrocinado por Iberdrola

Imagen de cabecera: @ireneGS8

Alicante, 1991. Mi madre siempre me decía: "No sé por qué lloras por el fútbol, sino te da de comer". Desde entonces lucho por ser periodista deportivo, para vivir de mis pasiones (y llevarle un poco la contraria).

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