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La intrahistoria del mejor gol de Zlatan

Sobre Zlatan Ibrahimovic se ha escrito casi todo. Su innegable talento con el balón le ha llevado a jugar en varios de los mejores equipos del continente, dejando en todos ellos su impronta. Sin embargo, si bien es conocida la calidad del ‘gigante sueco’, su carácter conflictivo también ha sido el centro de atención durante su carrera. Aunque actualmente Ibrahimovic no suele estar envuelto en muchas polémicas, en sus primeros años no estaba tan alejado de ellas como ahora.

Tras jugar en el Malmö, en donde anotó 16 goles en 46 partidos y ayudó al equipo a volver a la máxima categoría del fútbol sueco, Ibrahimovic fichó por el Ajax holandés en 2001. El equipo de Ronald Koeman desembolsó casi 8 millones de euros por el delantero, una cantidad récord por aquel entonces para el histórico club de Ámsterdam. Las expectativas que generó su fichaje fueron enormes, hasta el punto de que no se dudó en darle el dorsal ‘9’, un número con un aura especial.

Sin embargo, sus inicios en el club no fueron todo lo fáciles que el sueco hubiese deseado. A pesar de conquistar la Eredivisie en su primer año, su protagonismo en el equipo no fue el que Zlatan cabría esperar. Nueve goles en 33 partidos fueron el balance aquel año. Su irregular rendimiento dio lugar a numerosas especulaciones sobre la venta del jugador, si bien Ronald Koeman terminó confiando en él para una segunda temporada. Y Zlatan Ibrahimovic supo responder.

Las dos temporadas siguientes el delantero duplicó sus medias goleadoras y se convirtió en un referente del equipo holandés. En la 2004/2005, menos de dos semanas antes de firmar por la Juventus, Ibrahimovic dejó su sello en el penúltimo partido que jugaría con el Ajax. El sueco marcó un hat-trick frente al NAC Breda, y dejó para el recuerdo uno de los mejores goles de su carrera. No obstante, la historia que hay detrás de aquel gol no es tan dulce como pudiera parecer.

La historia detrás del gol que dio la vuelta al mundo

El partido que enfrentó al Ajax y al NAC Breda se disputó el 22 de agosto de 2004, apenas diez antes de que se oficializara el traspaso de Ibrahimovic a la Juventus por 19 millones de euros. No obstante, hay que remontarse cuatro días atrás de esa fecha para conocer la intrahistoria de aquel partido y de aquel gol.

El 18 de agosto las selecciones de Holanda y Suecia se enfrentaban en un partido amistoso. Ibrahimovic se medía a varios de sus compañeros y la motivación era máxima. Así, en una jugada que terminaría con el primer gol de Jonson para Suecia, Zlatan, en un intento por proteger el balón, pisó a van der Vaart, capitán del Ajax, y le lesionó. El árbitro no señaló nada y el tanto subió al marcador. Ibrahimovic, lejos de disculparse con su compañero de equipo, actuó como si no fuera con él. van der Vaart tuvo que retirarse lesionado y la prensa holandesa se deshizo en críticas hacia el ‘9’ del Ajax.

El propio van der Vaart, al término del encuentro, declaró lo siguiente: «Es ridículo. No sé si lo ha hecho adrede, pero ha sido una falta horrible. No lo entiendo, no había nada en juego. Tal vez sintió la necesidad de lucirse, pero muy mal por su parte». Preguntado por la vuelta con el equipo, el holandés respondió: «Va a ser difícil. Estoy muy decepcionado con él».

Todas las televisiones fueron muy críticas con el delantero del Ajax y, al día siguiente, Ronald Koeman tuvo la difícil tarea de mediar entre ambos jugadores. Ibrahimovic, en la reunión con el entrenador, fue claro en su opinión sobre van der Vaart: «No me cae bien. No me gusta como capitán. Si es un hombre, que no hable con otros a mis espaldas. Como vuelva a hacerlo, le corto la cabeza». Días después, se jugaba el partido frente al NAC Breda y todo hacía indicar que el ambiente no sería muy apacible para el sueco.

Una vez contado el incidente entre Ibrahimovic y van der Vaart, volvemos al 22 de agosto de 2004. Con un Zlatan en el once titular y un van der Vaart lesionado en la grada, la estrella del Ajax se enfrentaba al juicio de su público. El partido comenzó con pitos al delantero y con un Zlatan apático. Anotó dos goles en la primera parte y no celebró ninguno de ellos. Sin embargo, Ibrahimovic tenía en sus botas el talento suficiente para resarcirse. Y vaya si lo hizo.

En el minuto 76, el ‘gigante sueco’ cogió el balón en el último cuarto de cancha y, tras sortear a cuatro jugadores de campo más el portero, logró anotar un fantástico gol. Este tanto sí lo celebró con rabia, mientas que las cámaras de televisión enfocaban a un van der Vaart con cara de pocos amigos en la grada. Ibrahimovic firmaba así un hat-trick y se erigía como el gran protagonista del partido.

Aquel día Zlatan anotó el que seguramente sea el mejor gol de su carrera. Para el recuerdo quedará aquella magnífica jugada pero, por difícil que pueda parecer, aquel partido estuvo lleno de luces y sombras. Los tres goles reconciliaron al delantero con su afición, la misma que minutos antes le había silbado por su actitud durante la semana.

Frente al NAC Breda, Zlatan jugó su penúltimo partido con la camiseta del Ajax. Con aquel gol de ensueño, selló su etapa en el conjunto holandés, en donde anotó 48 goles en 110 partidos. Diez días después, ya era nuevo jugador de la Juventus. Y el resto ya es historia.

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