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Champions League

Intensidad y competir

Después de unos días donde la SuperLiga estuvo de plena actualidad, volvió la Copa de Europa, la de toda la vida, con dos semifinales de las que ya se han disputado una y media y donde el fútbol, el pandémico que tenemos ahora, ha vuelto con toda su fuerza.

No hay nada más emocionante a nivel de clubes que una eliminatoria de Champions. A dos partidos, con el valor doble de los goles en campo contrario, los nervios a flor de piel y donde el término competir alcanza su máximo esplendor. Un error te manda a la lona.

Hablamos muy a la ligera de la palabra intensidad y del término competir. Los que se obsesionan en explicarlo todo a través de la pizarra, le suena a palabrería hueca, los que reducen todo a esos dos términos, también se dejan una parte fundamental del análisis. Como casi todo en la vida no es absoluto, influyen varios factores.

El City está en la final de la Champions por primera vez en su historia porque al fin aprendió a competir mejor. ¿Qué es competir mejor? Pues intentar controlar lo más posible todos los aspectos del juego para que no se repitieran episodios como el del Mónaco, Tottenham y Olympique de Lyon.

Hemos visto una eliminatoria control del City ante el PSG. Guardiola diseñó en los dos partidos un equipo sin una referencia arriba, con muchos jugadores capaces de mantener el balón, pero también sin perder de vista la portería contraria. 

En la ida tuvo fortuna en la forma que se produjo el empate tras un centro de De Bruyne que sorprendió a Keylor, pero antes decidió hacer una presión alta, ajustando sobre todo las marcas en medio (con Gündogan sobre Gueyé) que terminó ahogando al PSG y aislando a Neymar y Mbappé. Además, ahora tiene la mejor defensa de todo el ciclo de Guardiola en Manchester. Con un Rubén Días extraordinario en el centro de la misma.

Ayer diseño algo similar, sin delantero al uso, replegando con dos líneas de cuatro, soltando a Bernardo Silva y De Bruyne por delante y sabedor que sin Mbappé, al PSG no le quedaría más remedio que intentarlo por dentro con Neymar y Di María y ahí cayeron en la trampa.

Después, en dos jugadas que el City trabaja a menudo, sentenció la eliminatoria. En la primera con un balón largo de Ederson, que no despeje, buscando a Zinchenko ,y en la segunda con una salida a la contra con el Quaterback De Bruyne al mando y un Foden que devoró a Florenzi. 

Al PSG le ha penalizado muchísimo en la eliminatoria el rendimiento de sus laterales. Ahí también aparece la palabra competir, en esto caso, acompañada del adjetivo mal.

Las dos jugadas las culminó Riyad Mahrez. El jugador más decisivo y vertical del City en la eliminatoria. El Mbappé que ayer no tuvo el PSG, entiéndase la comparativa.

Hoy entran en escena Chelsea y Real Madrid. Tuchel cambió la cara del Chelsea mediado el curso, y le dio una estructura al talento joven fichado el pasado verano de mediocampo en adelante. Veremos si le basta. Enfrente el dominador de la competición en la última década con un técnico al que a menudo califican de floristero. Él responde con hechos y pocas palabras. 

Es el último baile de varios jugadores de una generación irrepetible. Un equipo que maneja las palabras intensidad y competir en clave Champions como nadie. Normalmente para ganar. Lo hizo cuatro veces en cinco años. Disfruten.

Imagen de cabecera: ImagoImages

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