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Fútbol

Lo ponen muy complicado

Es en Qatar, en noviembre y con aficionados ‘falsos’ por las calles de Doha, pero al fin y al cabo es un Mundial. Se dan todos los ingredientes para no seguir un evento así, pero es un Mundial. Es demasiado grande y la cabra tira al monte. Todo lo que rodea a este evento invita a darle la espalda, pero es contradictorio que un aficionado al fútbol no siga un Mundial. Y también, por qué no decirlo, un medio de comunicación. Despierta demasiado interés.

Todo eso es cierto, al menos para un servidor, como también lo es que episodios como el de este sábado hacen replantearme esta tesis. Gianni Infantino ha comparecido ante los medios y ha dejado frases como estas:

«Hoy me siento catarí. Hoy me siento árabe. Hoy me siento africano. Hoy me siento gay. Hoy me siento discapacitado. Hoy me siento un trabajador migrante.»

«Sé lo que significa ser discriminado. En la escuela me acosaban porque era pelirrojo y tenía pecas.»

«Europa debería pedir perdón por los últimos 300 años antes de dar lecciones morales.»

Es el colmo del cinismo y la hipocresía, con el agravante de que quien lo protagoniza es el presidente del mayor organismo del fútbol y que se produce a horas de que empiece un Mundial manchado por la corrupción, las muertes y las desigualdades. Pues no, Infantino no se mordió la lengua. Habla como si el resto fuésemos ingenuos y proyecta una imagen de la FIFA que, en el fondo, se ajusta a lo que es. Un Mundial es lo más grande, un evento imperdible para cualquier seguidor del fútbol… Pero lo ponen muy complicado.

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