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Indiferencia

Como
diría León Tolstói, la vida -o en este caso el fútbol- se ha detenido en
Cornellà. Los nervios atenazan a los jugadores, los aficionados ya no quieren
ir al campo y Quique Sánchez Flores mira para otro lado, mientras entra en
reproches con periodistas. En realidad el Espanyol puede seguir pasando,
chutando e incluso marcando algún gol. Pero ya no viven. Han tocado fondo.

La
crisis llega a todos los sectores. Varias gradas de animación, que le dan
muchísima vida el coliseo perico, están peleadas con los altos estamentos del
club. Porque cuando algo puede salir mal, acaba saliendo fatal. Quién le iba a
decir a Pau López a principio de temporada que no iba a poder jugar sin
insultos. Que, por ejemplo, sin Gerard Moreno, el equipo llevaría 14 goles. De
hecho, la zona gris de la que unas semanas atrás hablábamos se podría haber
convertido en roja si los equipos de abajo estuvieran un poco más boyantes.

El
ambiente en su propio feudo es tóxico. Debe ser complicado jugar en un estadio
para 40.000 personas, en el que solo se llena un cuarto. Y esa gente te pita. Pero
quién puede reprochar al aficionado que salió un miércoles antes de tiempo del
trabajo o de la universidad para ver a un equipo que no encuentra el camino, ya
que su capitán perdió la brújula hace meses. El mayor problema, realmente, no
es que el espectador blanquiazul sienta ira. Es que, pausadamente pero
implacablemente, ha aparecido la indiferencia, el sentimiento más antagónico
que se puede vivir en un campo.

Así,
como una muerte lenta y dolorosa, el Espanyol ha ido empalmando partidos hasta
llegar a un momento insostenible, del que se requieren cambios mayúsculos.
Situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas. Los pericos, con un
hombre al frente que sea sincero –que no prometan la Champions, por favor- vivirán
otra temporada de “proyectos y cambios”. Algo que pueda cambiar este
sentimiento de apatía en, aunque sea, enfado. Porque fútbol y sentimiento es un
pleonasmo que siempre debería ir de la mano.

 

 

Martorell (Barcelona), 1996. Periodista freelance. Amante del fútbol y loco por la Premier League. En mis ratos libres intento practicarlo.

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