Enrique JULIÁN GÓMEZ – En uno de los primeros días del mes de enero, el Milan presentó a Keisuke Honda bajo una gran expectación, como la esperanza que traía el nuevo año a una afición desilusionada en su equipo desde más de dos años. Con el dorsal 10 a la espalda y la propaganda de la numerosa prensa japonesa detrás, siempre masiva cuando uno de sus compatriotas triunfa, Honda llegaba con la obligación de convertirse en ese jugador talentoso y decisivo en la zona de tres cuartos del campo, de la que el Milan adolecía.
El marroquí Adel Taarabt llegó a la capital lombarda más bien por la puerta de atrás. En una operación inesperada y con el mercado invernal entrando en sus últimas horas, el Milan anunció su fichaje, aunque no sería presentado oficialmente ante los medios, de una manera mucho más discreta, hasta la semana siguiente. El extremo nacido en Fez aunque criado primero en la vera de la laguna costera de Berre, en la Provenza francesa, luego en el centro de formación del Lens, en el norte del país, llegaba tras la decepción de su paso por la Premier League. En la máxima categoría del fútbol inglés fracasó en el QPR, tras su excepcional año en segunda división, cuando rozó la veintena de goles y asistencias, en gran parte por su indolencia sobre el campo, irregularidad y problemas extradeportivos con compañeros y entrenador.
Casi un mes después ambos han intercambiado las expectativas que existían sobre ellos con la realidad de su rendimiento con la camiseta rossonera. El japonés empezó dejando buenos detalles en los minutos que dispuso en su debut con derrota contra el Sassuolo -que le costó el cargo al entrenador Allegri- y el partido de Coppa Italia contra el Spezia, cuando jugó como mediapunta junto a Robinho y anotó un gol.
Honda está dececpcionando en sus primeros partidos en Milán | Getty Images
Sin embargo, la llegada de Clarence Seedorf ha cortado de raiz las positivas sensaciones iniciales de Honda. Obligado a partir desde banda derecha en la línea de tres mediapuntas del nuevo técnico holandés ante la presencia indiscutible en la mediapunta de Kaka', en gran forma en los últimos encuentros, la influencia de Honda se ha diluido hasta convertirse en una pieza prescindible. Fuera de su posición ideal, no son pocos los que discuten su titularidad y su escaso rendimiento avalaría su salida del 'once' inicial.
Todo lo contrario que Taarabt. Desde su debut con gol y buen partido, el mejor de los suyos, en la derrota contra el Napoli, el marroquí se ha convertido en indiscutible, cuajando actuaciones más que positivas e ilusionantes en las victorias contra Bologna y Sampdoria y en Champions League contra el Atlético. Partiendo desde banda izquierda, perfectamente adaptado en el 4-2-3-1 de Seedorf -exceptuando el partido europeo, cuando jugó en la banda contraria tras la acertada decisión táctica del técnico holandés- Taarabt ha generado estas semanas gran parte del peligro ofensivo del Milan.
Su depurada técnica con el balón siempre pegado el pie lleva de cabeza, humilla en bastantes ocasiones a los defensores rivales, mientras su estilo de conducción -le encanta tirar de caños y autopases-, aprovechando también su velocidad, le permite romper la zaga y verticalizar. Un gol y una asistencia en el último partido contra la Sampdoria han supuesto su consolidación definitiva este mes como titular. Si la cabeza le aguanta y evita caer en sus problemas habituales de irregularidad -cabe recordar que solo lleva un mes en Milán- será pieza clave en la reconstruccón del equipo.
De este modo, los refuerzos en el ataque del Milan muestran dos caras muy diversas. Honda la de la apatía de un equipo todavía con numerosas carencias de juego, Taarabt, en cambio, la de la ilusión por la recuperación -personal y colectiva- en un equipo que posee los mimbres, al menos en fase ofensiva, para ello. Y Seedorf que debe encontrar el modo de manejar estas dos caras para convertir esa ilusión en una realidad.
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